Tonto ella, tonto él

Cualquier amante que visite Teruel conocerá las huellas de la eternidad impregnadas en el amor que su ciudad nos infunde. Es Teruel un lugar donde no queda en vano la historia de su leyenda que dice que Don Diego era pobre y no era aceptado por el padre de su enamorada, Doña Isabel. Y es así, cuando él decide partir y regresar siendo rico y cuál es su ingrata sorpresa que a su regreso ¡muere de amor! Sí, señores ¡de amor! Y no se hagan los insensatos conmigo puesto que todos alguna vez hemos muerto por esta temible enfermedad que sucumbe al mundo y que no tiene cura. Muere de la tristeza tan grande que siente al no poder besar a su amada. Y a continuación, su amada lo hace con él. Teruel es una ciudad hogareña que sigue deleitando a los amantes que la visitan. Los paseos por sus calles en las que destaca la presencia del arte mudéjar hacen al amante sentirse como un niño en libertad y enamorado, ¡cuál paradoja! pensarán aquellos que piensan que el amor es la condena.


Leer más relatos del concurso de relatos cortos de Heraldo 2015