Batalla contra la pesca ilegal

El Seprona ha intensificado las operaciones para frenar la pesca ilegal que mafias rumanas y búlgaras realizan en el embalse de Mequinenza.

Imagen de operación contra la pesca ilegal en Mequinenza
Batalla contra la pesca ilegal
Seprona/Guardia Civil

Seis personas han sido detenidas en lo que va de año, e incautadas dos toneladas de peces, por la práctica de pesca ilegal en el embalse de Mequinenza, el llamado ‘Mar de Aragón’, una auténtica joya para la pesca deportiva y que pseudo mafias rumanas y búlgaras intentan hacer suyo. El teniente de la Guardia Civil Arturo Notivoli, jefe del Seprona en Huesca, explica que desde 2006, y con el aumento de la crisis económica, se han ido incrementando el número de detenciones pasando de 185 en 2009 a 494 en 2015 y modificando su forma de actuar hasta especializarse. Los ilegales establecen sus campamentos en rincones de difícil acceso donde solo se puede llegar en barca. En ellos, trabajan de manera coordinada, teniendo incluso tanques frigoríficos para mantener vivos a los peces y después sacrificarlos, filetearlos y congelarlos para su exportación a los países del Este, fundamentalmente. Notivoli explica que sobre todo buscan "siluros y carpas, muy apreciados en el Este europeo donde, por ejemplo, la carpa es el plato típico de Navidad y se paga bastante dinero por ella". En Rumanía su consumo es habitual, y se pesca en el delta del Danubio. Además, pescan con redes ilegales, "marinas, de kilómetro y medio, como las que lleva un barco de arrastre con toneladas de pescado, por lo que están poniendo en jaque a la fauna piscinícola, esquilmándola, lo que tiene un efecto devastador".


Otra de las salidas de esta pesca ilegal es su introducción en el mercado alimenticio sin pasar los controles y registros necesarios, por lo general a mafias chinas para sus ciudadanos que o se lo comen o lo comercializan en sus propios restaurantes, aunque "en Aragón solo se encontraron algunos ejemplares sueltos en la operación específica que se ha realizado, de momento, en Huesca".


El Seprona trabaja en colaboración con los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) y se estableció un protocolo de actuación con el Gobierno de Aragón para unir esfuerzos que está dando buenos resultados; "se hace un trabajo titánico para poder controlar estas actividades ilegales, en el que contamos con la colaboración de los pescadores que son los principales interesados, que nos avisan cuando ven las luces" o detectan la puesta masiva de cañas, "ya que llegan a colocar 40 o 50, cuando solo se puede poner dos por persona; y trabajan las 24 horas del día". Los campamentos que montan, indica, infringen numerosas infracciones medioambientales.


Amenazas


Estos ilegales, además, amedrentan y amenazan a los pescadores que acuden, una práctica deportiva que lleva hasta el embalse a más de 20.000 personas al año, unos 3.500 extranjeros que cada temporada acuden a los servicios de guía y acompañamiento que realizan las empresas de Mequinenza, por lo que la actividad de estas mafias provoca un importante daño económico en la zona.


El siluro fue introducido para la pesca deportiva en los años setenta y su voracidad provocó que se reprodujera sin control, ya que no tienen depredadores y es considerada ‘especie exótica invasora’.