La nueva PAC y los 'pastos virtuales' de Aragón

El sistema satélite que permite a los ganaderos declarar sus hectáreas deja fuera buena parte de los campos que antes eran utilizados.

El sector ovino aragonés defendió una PACque vinculase las ayudas a las cabezas de ganado
El sector ovino aragonés defendió una PACque vinculase las ayudas a las cabezas de ganado
Heraldo

La nueva Política Agraria Común sigue trayendo 'sorpresas' inesperadas para los agricultores y ganaderos aragoneses. Aunque en la mayoría de los casos los problemas, más allá del propio campo, vengan de la burocracia y los sistemas implementados en los últimos años.


Durante las últimas semanas los ganaderos han visto cómo el sistema informático que les permite ver qué hectáreas tienen declaradas como pastos dejaba en una especie de 'triángulo de las Bermudas' virtual parte de las tierras de las que llevaban haciendo uso décadas. El nuevo SigPAC (Sistema de información geográfica), como se llama esta plataforma, no recoge hasta un 30% de las hectáreas que los ganaderos venían declarando para cobrar las ayudas debido a que la Unión ha introducido este año métodos más restrictivos para evitar que se declaren como pastos tierras que sobre el papel no lo son, como roquedales, masa arbóreas o terrenos de especial pendiente.


Un mecanismo impulsado por la Comisión para eludir que lleguen ayudas a zonas que en realidad no son utilizadas, pero que para buena parte de los ganaderos no se puede aplicar de igual forma a algunas comarcas de Huesca, donde durante años el ganado se ha pastado en las zonas ahora vetadas.


“Se están produciendo muchas alegaciones, y se van a producir más, porque esto se ha aplicado desde Bruselas con un sistema por satélite que en muchas ocasiones no es trasladable a la realidad, y más teniendo en cuenta la orografía del Prepirineo y el Pirineo”, explica David Solano, miembro de Uaga y responsable de Proyectos e Innovación del sindicato agrario.


El problema, que también ha tenido especial importancia en el norte de Castilla y León, además de ser un galimatías burocrático, puede condicionar las ayudas con las que contarán los ganaderos de aquí a 2020, según denuncian las organizaciones agrarias, ya que de la declaración de hectáreas actual se partirá para distribuir las subvenciones durante el próximo lustro en un campo, como la ganadería extensiva, cuyo mantenimiento depende especialmente de la llegada de fondos europeos.


“Las explotaciones intensivas van a tener menos problemas con esto previsiblemente, pero los pastores extensivos y especialmente los trashumantes, que cada vez hay menos, van a ser los que salgan más desfavorecidos”, explican desde Uaga.


Ahora, y mientras se sigue debatiendo si ampliar el plazo para solicitar las ayudas de la PAC debido a este y otros problemas, Ministerio y autonomías siguen pendientes de cómo resolver el embrollo. En Aragón, el sindicato Asaja ha propuesto, por ejemplo, que en relación a la legislación vigente se reconozcan los sistemas de pastoreo tradicional, lo que haría más laxa la normativa vigente y permitiría seguir declarando estas hectáreas, que se seguirán usando para pastar, también de cara a recibir los mismos fondos europeos que se venían logrando los años pasados.