La soledad de la eterna despedida

No hay rincón en Aragón que no celebre en la calle la Semana Santa, un momento de recogimiento, pero también de fiesta y folclore.

Pieza articulada. 1620.Patrón de la Hermandad de la Sangre de Cristo, es una de las figuras más importantes de la imaginería religiosa de Zaragoza. Datada de alrededor de 1620.
La soledad de la eterna despedida
Guillermo Mestre

Alfonso García de Paso, historiador y experto en nuestra Semana Santa, cree que aun es una minoría la que aprecia el valor estético y artístico de sus imágenes, "aunque es superior a hace treinta años, que ni los miembros de algunas juntas sabían ni les preocupaba la historia, el autor o su importancia estética. En la actualidad, las cofradías lo difunden ampliamente". Otra cosa es el interés que despierte. García de Paso explica así el desconocimiento que tenemos sobre las imágenes de una tradición de la que existen documentos a partir del 1.000 en Aragón. Quizá porque hemos potenciado más el ruido que al arte.


La talla más antigua que recorre las calles de Aragón es el Ecce Homo y que puede admirarse en la iglesia de San Felipe de Zaragoza. De autor anónimo y realizada en 1500, formaba parte de un retablo y nadie sabe cuándo fue reconvertida. "Las imágenes procesionales –dice– no han gozado de cuidados y trato apropiados durante siglos. En los últimos quince años sí que hay una conciencia general sobre este patrimonio, cuidándose y restaurándose, algunas veces no por un especialista, lo que produce daños irreversibles a la imagen. Estos trabajos están devolviendo imaginería sorprendente escondida en los repintes acumulados".


La Guerra de la Independencia y la Guerra Civil acabaron en Aragón con buena parte de los bienes artísticos, pero aun hay un interesante y rico patrimonio acorde a la estética del territorio, con semanas santas con atractivos bienes, "como pueden ser las de Épila, Ibdes, Ateca, Borja, Calatayud, Daroca o Tauste con imaginería del XVII al XIX", indica el historiador. Hay otras que rehicieron su patrimonio en las tres primeras décadas del siglo XX "como Huesca, Jaca, Cariñena, Barbastro que lo perdió, y ha vuelto a tener uno digno y atractivo. Todo el sector oriental de Aragón en los últimos setenta años lo está rehaciendo de forma desigual en cuando al valor. Alcañiz e Híjar encargaron pasos a escultores que enriquecieron su patrimonio, pero en otros lugares quisieron completar todos los misterios de la Pasión de forma más económica y rápida, teniendo procesiones completas, pero de menor valor artístico. Podríamos decir que ahora Aragón tiene un patrimonio rico acorde a los cánones estéticos de la Comunidad, donde destacan imágenes de interés estético superior. Pero aun nos quedan por redescubrir imágenes pasionistas importantes".