La cita arranca hoy, a las 22.00, en el número 70 de la calle Predicadores. La Bóveda del Albergue es el escenario elegido por la asociación Jazz En Zaragoza para intentar un récord Guinness: la ‘jam session’ más larga de la historia, bautizada como Jazz Extender. El objetivo es que la música no pare durante 50 horas, hasta la medianoche del domingo al lunes.

El fundamento de la iniciativa es que haya de forma constante un mínimo de dos músicos activos en el escenario, con un límite máximo de 3 minutos de pausa entre piezas; todo quedará anotado y registrado para que no haya una sola repetición de temas. Las 50 horas han de grabarse en vídeo, sin pausas, para que el récord tenga opciones reales de validación: además, la ‘jam’ debe cumplir unos requisitos mínimos de calidad. Los que no puedan acudir tienen la opción de seguir toda la actividad a través de dispositivos informáticos, gracias a la página web .

El pianista y compositor Marcos Sánchez, miembro de Jazz en Zaragoza desde su fundación en 2008, explica que la idea surgió de una conversación en la Bóveda, convertida en los últimos tiempos en el centro neurálgico de expresión del jazz local. "Hablamos con Pepe Juste allá en la Bóveda, y le pareció una excelente idea. Miramos el récord actual en el Guinness y lo tiene una ‘jam’ sueca de 49 horas, así que decidimos ir a por las 50. El bagaje musical que contemplamos es inagotable, no hay problema: manejamos entre todos más de 600 estándares de jazz, y habrá combos que se centrarán en las propuestas híbridas, como bossa, funk, hiphop o soul con una base de jazz". Además de los inscritos, en la página de Facebook de la ‘jam’ se han recibido apoyos audiovisuales de músicos amigos y allegados desde diversos puntos del planeta.

Jazz en Zaragoza tiene alrededor de 40 miembros, pero hay muchos más músicos de todo Aragón que se van a sumar a la iniciativa: Luis Jiménez y Jorge Abadías están entre ellos. También se ha invitado a profesionales de Madrid, País Vasco, Navarra, Andalucía, Cataluña… Marcos Collado, Ander García o el argentino Ernesto Larcher, que residió un tiempo en Zaragoza, son algunos de los más señalados.

La organización de la parrilla no ha sido fácil. "Es una locura, directamente –apunta Sánchez– pero la hemos ensamblado, y confiamos en que no haya problemas de última hora. Se han dado situaciones curiosas, como varios combos que han solicitado las 8.00, o un músico que trabaja de camarero en un bar de copas hasta las 4.30 y ha pedido turno a las 5.00. Además, habrá siempre un cuarteto base preparado, que se irá relevando, para cubrir bajas de última hora. Afortunadamente, la Bóveda hace todo lo posible para facilitarnos la tarea: pone camas, comida, bebida... el asunto pinta bien, y tenemos unas ganas inmensas de conseguir el objetivo, aunque la meta principal es poner en el mapa el jazz en Aragón y el jazz español en general".