La CHE cambió hasta 4 veces sus cálculos sobre la llegada de la riada a Zaragoza

El caudal superó en 400 m3 la última previsión y tampoco se acertó con la hora de la cresta. La Confederación elabora un informe para determinar por qué el volumen fue mayor

Alcaldes y vecinos de las localidades ribereñas, ganaderos y agricultores, y hasta la propia DGAy el Ayuntamiento de Zaragoza. Con un tono más o menos elevado, todos han recriminado en las últimas horas a la Confederación Hidrográfica del Ebro fallos en sus previsiones, ante una riada que obligó a desalojar Pradilla y Boquiñeni por la altura que adquirió el río, tuvo en vilo a los 2.600 habitantes de Pina y provocó mayores daños de los previstos en la capital aragonesa.


Y aunque la CHE insiste en que no ha habido errores, sí está analizando con sus técnicos qué pudo pasar para que el caudal en Zaragoza fuera mayor al estimado. En la ciudad, la crecida superó todas las predicciones y alcanzó los 2.610 metros cúbicos por segundo la madrugada del lunes, frente a los 2.217 anunciados en última instancia.


Junto a la inesperada altura del río en las localidades de la Ribera Alta, el baile de cifras y de horas en la capital es el que más quejas ha provocado, porque la CHE cambió sus previsiones hasta en cuatro ocasiones para desconcierto del Ayuntamiento. Se repetían así las críticas vertidas el sábado por la presidenta Rudi, que reprochó a la CHE que no hubiera avisado antes y le hubiera informado, en cambio, el día anterior de que todo estaba bajo control.


El jueves, con la cresta a punto de entrar en Castejón, se estimaba que la punta llegaría a la capital la madrugada del sábado al domingo con un caudal de entre 2.000-2.100 m3. Tras constatar que el aforo en la localidad navarra fue de 2.406 m3, el viernes se retrasó la llegada al domingo y se amplió la horquilla hasta los 2.200. Además, la CHE avisó de que el caudal se mantendría similar en 48 horas.


Ya el sábado, y desalojados Boquiñeni y Pradilla, se advirtió de que la punta alcanzaría la ciudad sobre las 14.15 del lunes con unos 2.217 m3. Pero el domingo, se volvió a adelantar para ese mismo día a las 15.00. Tampoco entonces se cumplió, porque el nivel del agua estuvo subiendo durante toda la jornada. Finalmente, a las 3.30 de la madrugada del lunes la punta pasaba por la capital con casi 400 metros cúbicos más de caudal.


En la CHE, recuerdan que ya advirtieron el martes de la semana pasada que sería una crecida extraordinaria y mantenida en el tiempo, y sostienen que no ha habido fallos ni falta de previsión. "Eso ya es suficiente aviso para quien tiene que controlar los operativos de protección civil", explica su presidente, Xavier de Pedro.


Desde el organismo de cuenca apelan de nuevo a la sobreelevación del lecho del río para justificar las mayores consecuencias, que ha tenido la crecida. E insisten en que la aportación de los afluentes ha coincidido con la predicción. En cuanto a la altura del río en cada municipio, De Pedro defiende que "no se puede pedir exactitud al milímetro".


Sí admiten en la CHE, no obstante, que hay fenómenos locales de difícil explicación. De ahí que se estén evaluando actualmente por parte de los técnicos del organismo de cuenca diferentes hipótesis de por qué el río se ha comportado de forma distinta a lo previsto en algunos puntos. El domingo, ya se apuntó la posibilidad de que, en el caso de la capital, la construcción de la Expo en Ranillas, una zona inundable, pudiera haber provocado desviaciones. Por eso, se está elaborando un informe técnico que se hará público en cuanto esté terminado. "Necesitamos tiempo para estudiar lo que ha podido suceder", se justifica De Pedro, al tiempo que admite que en Zaragoza, "los datos no han sido del todo exactos por la complejidad de la avenida".

Las mayores lluvias en 130 años

La ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que estuvo ayer en la ciudad, tampoco pudo precisar más datos sobre esa desviación y cerró filas con los técnicos de la CHE, a los que agradeció la "especial dedicación" demostrada en "40 días de trabajo a un ritmo intenso". No obstante, dijo comprender las quejas de los vecinos, y las enmarcó en la "impotencia de ver llegar el agua a las puertas de sus casas". Se justificó además afirmando que "no era previsible un periodo tan continuado de precipitaciones". Según dijo, en algunas zonas, como Navarra, hay que remontarse 130 años atrás para encontrarlas en tal cuantía.


Sobre el brusco comportamiento que ha tenido el Ebro a su paso por Zaragoza, la ministra se limitó a señalar que "se tiene que analizar aún por qué aguas arriba no se ha comportado con esa virulencia y en la ciudad sí". Y expresó que entre otras hipótesis, los técnicos habían señalado a las obras de la Expo, aunque dejó claro que "nada es definitivo" y que se lo habían comunicado "con todas las salvaguardas".


Pero las explicaciones no calman los ánimos. El secretario general de UAGA, José Manuel Penella, auguró que las pérdidas en el campo superarán las de la riada de 2007 (2.825 metros cúbicos por segundo en Castejón, mientras que esta vez se midieron allí 2.406). También los alcaldes siguen echando cuentas. José Ayesa, de Novillas, calculó que la punta podía llevar "casi 4.000 m3". Por su parte, Miguel Ángel Sanjuán, primer edil de Boquiñeni –cuyos vecinos fueron desalojados el sábado por primera vez en la historia–, estimó, según los datos que han comparado, que pudieron bajar "unos 3.800 o 4.000 m3, teniendo en cuanta que un tercio del caudal que pasa por Castejón se queda en la ribera alta antes de llegar a Zaragoza". En Boquiñeni, el Ebro alcanzó 20 centímetros más que en 2003, cuando se inundó Pradilla –que también se evacuó el sábado–, y eso que allí se dragó una isla de dos metros.


Luis Eduardo Moncín, de Pradilla, reiteró sus críticas a la CHE: "O nos han engañado como a chinos o si no, es mucho peor porque esto demuestra que con los datos oficiales de 2.400 m3 en Pradilla subió el caudal a 8,20 centímetros".