"Solo Dios sabe cómo me curé del ébola"

Paciencia Melgar, Hermana misionera de la Inmaculada Concepción.

Paciencia Melgar muestra una imagen de la Virgen del Pilar.
"Solo Dios sabe cómo me curé del ébola"
Guillermo Mestre

-Qué ganas que tenía de estrechar sus manos, hermana Paciencia.

Acabo de llegar a Zaragoza, pero estoy muy agradecida al inmenso cariño que estoy recibiendo en esta ciudad en la Congregación de las Misioneras de la Inmaculada Concepción. El frío y el viento me han dado la bienvenida, pero sobre todo siento el calor del cariño.

-Hablar de Paciencia Melgar es hablar de la religiosa que escapó del infierno del ébola en Monrovia.

Fue un experiencia muy dura, pero toda mi vida ha sido dura. Soy de la isla de Annabón, en Guinea Ecuatorial. Mi padre, Juan, era carpintero. Mi madre se llamaba Juana, y murió en marzo pasado. Éramos 12 hermanos, aunque murió mi hermano Ernesto de cólera. Mi nacimiento fue toda una peripecia. Nací en un parto de trillizos. El primero de los trillizos fue un niño bautizado como Diosdado.

-Llamándose Paciencia, usted sería la última de los trillizos en nacer...

No, fui la segunda. La tercera nació casi muerta, por eso le pusieron de nombre Milagrosa.

-Estaban bendecidos.

Afortunadamente, Dios me llegó desde el mismo seno de mi familiar. Crecí en una familia católica. Desde muy pequeña mis padres me enseñaron a rezar. Luego, conocí a las hermanas de la Inmaculada Concepción en Guinea. En mi país llevan 126 años entregadas a la enseñanza y la sanidad. Estudiaba con ellas y entré en el convento con 23 años en 1990. En 1996 terminé los estudios y empecé a trabajar en el quirófano de Bata.

-¿Cuándo llegó a Monrovia?

En 2003. Llevaba 11 años en Monrovia. Al padre Miguel Pajares lo conocí en 2007. Era maravilloso.

-¿Qué ocurrió, hermana?

Estábamos trabajando en el hospital de San José en Monrovia. Patrick, un hermano de San Juan de Dios que era director del centro, se contagió. Se creó una situación de miedo en el hospital, que por cierto era el mejor de Liberia. Las enfermeras no querían acercarse a Patrick. Tuvimos que encargarnos de él los misioneros. A través de él nos contagiamos 17 personas. El gobierno cerró todos los hospitales para evitar más contagios y nos trasladaron al centro Elwa.

¿Cómo era Elwa?

Eso era el infierno. Murieron nueve de los 17 infectados. El padre Pajares fue trasladado a España. Me enteré de su muerte en Elwa, en la cama. Allí murió también gente muy cercana, como Chantal o George. Veías morir a la persona que estaba en la cama de al lado, había un solo baño para 30 enfermos, lo más lujoso era un cubo en el que los pacientes vomitábamos. Afortunadamente, me curé.

-¿Cómo se curó?

Solo Dios sabe cómo me curé del ébola. Vine a España el 25 de septiembre. Nada más pisar suelo español, me llevaron al hospital Carlos III y me hicieron las pruebas. Estaba sana y doné suero hiperinmune, que le fue aplicado a Teresa Romero.

-¿Volvería a las tinieblas de Monrovia?

Si por mí fuera, volvería a Monrovia ahora mismo, pero estoy al servicio de la congregación. Desde Zaragoza, la Congregación de la Inmaculada Concepción está haciendo una labor extraordinaria.

-Han lanzado el proyecto Paremos el Ébola, la congregación tiene la ONG Signo Solidario, han hecho rastrillos para recaudar dinero...

Hacen tanto que hasta van a intentar por todos los medios reabrir el hospital de San José de Monrovia. Estoy en el cielo con ellas.

-Irá a ver a la Virgen del Pilar antes de dejar Zaragoza...

Me gusta el Pilar. Sobre todo me gusta el amor que le tienen a la Virgen. Conseguir hacer un agujero a puro de besar la columna de la Virgen del Pilar es precioso.

-Qué palabras tan bonitas está diciendo, hermana Paciencia...

No olvide que África, la desigualdad, la pobreza, los problemas solo se resuelven con amor. Cuando nos amemos, todo será más sencillo. Solo nos salvará el amor.