Fallece Eloy G. Laguardia, uno de los pintores que integró el grupo Pórtico

El compañero de Santiago Lagunas y Fermín Aguayo tenía 87 años y residía en San Sebastián desde el año 1952.

Retrato de juventud de Laguardia..
Fallece Eloy G. Laguardia, uno de los pintores que integró el grupo Pórtico

Eloy Giménez Laguardia (Zaragoza, 1927), el último integrante del grupo Pórtico, fallecía el pasado viernes en San Sebastián, la ciudad donde residía desde 1952 y donde trabajó de delineante proyectista hasta su jubilación. Según cuenta su sobrina María Pilar, hija de Santiago Lagunas (1912-1995), el arquitecto y pintor que lideró el grupo que renovó la pintura española de posguerra y que remodeló el cine Dorado en 1949, Laguardia llevaba algunos meses en silla de ruedas y "estaba desorientado y aquejado de un cáncer de vejiga".


Agrega: "Eloy era suave, cálido, tímido, pero le gustaba decir las cosas. No tenía ganas de recordar sus años en Pórtico, ya no recibía ni hablaba con nadie. Los últimos años se los dedicó por completo a mi tía Ignaci: fue el gran amor de su vida. Se enamoró de ella y dejó la pintura casi por completo. Solo vivió para su mujer".


Ignaci era hermana de Marichu Alberti, esposa de Lagunas, la hija mayor de una familia de 12 hermanos. "Mi tía era una cocinera excepcional, creo que llegó a escribir algún libro. En el año 1952, Eloy se enamoró de ella y la siguió a Madrid. Al cabo de seis meses se instalaron en San Sebastián –recuerda–. La pareja tiene cuatro hijos: Pablo, Andrés, Alberto y Laura. Siempre nos hemos querido mucho. Colaboró en alguna revista, hizo algún dibujo, a veces nos mandaba algo para Semana Santa, pero poco más. Había dejado la pintura, pero regresó un poco cuando expuso en Zaragoza, en el Mixto 4, en 1992, y en la galería Odeón".


Eloy G. Laguardia tenía poca obra: en casa, según su sobrina, solo tres obras, "algunas enrolladas, pero no quería vender nada". María Pilar ha vivido en directo, como su hermana Ana María, la historia y la evolución de Pórtico. "Para mí su pintura era tierna, idílica y lírica, transparente, pero con mucha fuerza", explica. Sin embargo, su padre la definió en 1991, con motivo de su propia antológica en la Lonja, como "triste, muy triste". "Es verdad. Mi padre lo conocía bien. El padre de Eloy, que pertenecía a la clase media alta, lo trataba con mucho cariño. Se quedó viudo y se volvió a casar. Y su madrastra lo maltrató, llegó a pegarle, y el joven acusó esa experiencia hasta tal punto que se marchó de casa", matiza María Pilar.


La vida, la amistad, la rebeldía


Eloy G. Laguardia estudió en el colegio Gascón y Marín, realizó cuatro cursos de dibujo lineal en la Escuela de Artes y Oficios. Ingresó, como aprendiz de delineante, en Maquinaria y Fundiciones del Ebro; allí conoció a su gran amigo Fermín Aguayo (1926-1977). Más tarde, durante el servicio militar en la Brigada Topográfica, volverían a encontrarse; además coincidieron con el fotógrafo José Luis Pomarón y el pintor Daniel Sahún.


Aguayo le presentó a Santiago Lagunas; frecuentaron los cafés Niké y Ambos Mundos, y el quiosco de Pepe Alcrudo, en la plaza de Aragón. Alcrudo fue el animador de un grupo pictórico de nueve artistas al principio, ‘Pórtico’, que se presentó en 1947. El colectivo se redujo a tres: Lagunas, Aguayo y Laguardia. Los dos últimos, además, se integraron en el estudio de Lagunas e incluso vivieron en su casa. Trabajaban en una habitación de 3x2. Y allí, desvelados, desarrollaron una peculiar e incomprendida forma de rebeldía y compromiso en la Zaragoza de posguerra, entre 1948 y 1951. El propio Laguardia firmó en ABC, en 1995, un texto en el que decía:"Con Pórtico a finales de los 40 quisimos romper con el ambiente que existía; una pintura amenazada por las fuerzas políticas o por una cultura retrógada que se refugiaba en el mercantilismo y la fama fácil".


Durante tres años, Lagunas, Aguayo y Laguardia expusieron en Zaragoza, Bilbao, Santander, Madrid, etc., una obra intensa y abstracta que tenía parentescos con Miró, Picasso, Braque o Poliakoff. Ritmo, gesto y signo.