Un tropiezo inesperado

El Barça pierde frente al Málaga, que frena en seco el ascenso azulgrana

Messi se quedó sin marcar y el gesto de su cara denotaba preocupación.
Messi se quedó sin marcar y el gesto de su cara denotaba preocupación.
Albert Gea/Reuters

Un Barça plano, sin chispa y carente de ideas, dio ayer un paso atrás en su objetivo de alcanzar al Real Madrid en la punta de la clasificación, tras caer ante el Málaga en el Camp Nou, en un partido en el que los andaluces marcaron muy pronto y en el que los azulgranas fueron siempre a remolque y no supieron como remontar.


Mes y medio después del tropezón de Anoeta, que desencadenó una crisis institucional y deportiva en ‘Can Barça’, los de Luis Enrique volvieron a caer de una manera similar, ante un rival en principio menor, y desaprovecharon una oportunidad de oro para meter presión al conjunto merengue y dormir en la cabeza de la tabla. Y lo que es peor, perdieron una gran ocasión para jugarse la liga en el Clásico, al que ahora podrían llegar con clara desventaja.


Regresaron los viejos fantasmas que persiguen a este equipo y el Málaga se llevó los tres puntos del coliseo azulgrana. Ni Messi, que se obcecó por el centro y pecó de individualismo y falta de ideas, ni Suárez, perdido en el 9, ni mucho menos, Neymar, que no fue capaz de irse ni una vez de su lateral, tuvieron su día, posiblemente porque quizá afrontaban el choque ante el Málaga como un trámite y su cabeza estaba más pendiente del gran duelo del martes ante el Manchester City.


El partido estuvo marcado por un gol tempranero. Al Barça le tocó remar a contracorriente desde el inicio. Fue por culpa de un error de Alves, que en un saque en largo de Kameni cedió muy corto sobre Bravo, lo que aprovechó Juanmi para recoger la pelota, regatear al portero chileno y poner al cuadro andaluz por delante. Corría el minuto 7 y quedaba todo el choque por delante.


Los de Luis Enrique apretaron y, en los primeros instantes tras el gol malaguista, dieron la la sensación de que iban a voltear rápido el marcador. Pero nada más lejos de la realidad. El equipo de Javi Gracia se cerraba bien, ordenado, cerrando los pases interiores, y el Barça insistía siempre con las mismas jugadas: o cambios de sentido de Messi desde la derecha, buscando la entrada de una segunda línea en el lado opuesto, o los centros de Alves, desde la posición del siete, que casi nunca encontraban rematador.


Con el paso de los minutos, la presión azulgrana se iba diluyendo y el Málaga se sentía más cómodo, bien dirigido por Juanmi, Castillejo, Horta, Samuel y Darder, hasta el punto que Horta tuvo el 0-2 a la media hora, pero Bravo sacó una buena mano. Los azulgrana tenían la posesión, pero el peligro no asomaba la meta de Kameni. La inoperancia azulgrana no pudo achacarse a la alineación de Luis Enrique, ya que salvo Rafinha y Mathieu, el resto del equipo era el que se ha erigido ya como el once ideal para el asturiano.


Tras la reanudación, el Barça trató de poner una marcha más a su juego, pero desde el principio ya se vio que no era su tarde. Luis Enrique comprobó pronto que su equipo no funcionaba y trató de mover su banquillo. Iniesta dejó su sitio a Pedro, con la idea de que Messi retrasara su posición y el canario abriera el campo.


Las variantes tácticas no surtieron efecto y casi hasta el 85, a disparo de Pedro, el Barça no vio puerta. Kameni tuvo su tarde más plácida en el coliseo azulgrana. El equipo catalán acabó de manera anárquica, solo con dos defensas y con Piqué buscando la heroica de delantero centro. El Barça atacaba más por inercia que por juego y acabó muriendo en la orilla.