Leyendas de amor en Aragón

Además de la de los amantes de Teruel, son numerosas las narraciones de romances y pasiones truncadas que han llegado gracias a la tradición oral.

Escena de la muerte de los amantes de Teruel
Leyendas de amor en Aragón
EFE

Teruel respira estos días la pasión de sus legendarios amantes con la fiesta que revive la historia de amor aragonesa más trascendente y que más impronta ha dejado en la literatura y las artes a lo largo de los siglos.


"Aragón es tierra de leyendas, y muchas de esas leyendas son de amor", dice el investigador y escritor Celedonio García, autor, junto con José Antonio Adell del libro ya prácticamente agotado 'Historias de amor en Aragón' (Editorial Pirineos). Y es que además del drama de Isabel de Segura y Diego de Marcilla, es abundante la tradición de romances y tragedias que pueblan la memoria colectiva de los enclaves aragoneses desde la Edad Media, y que han tenido su reflejo en la cultura popular a través de coplas, jotas, chascarrillos y romances.


Un vistazo a la toponimia da cuenta de ello, como ocurre con Mora de Rubielos y Rubielos de Mora, que recuerda los amores entre el caballero cristiano Alonso de Rubielos y la bella princesa Fátima de Mora, o en Maella, que el saber popular asocia al lema 'la mano de ella'. En esta villa zaragozana la tradición habla de una doncella enamorada de un joven en prisión por liderar las revueltas campesinas contra su señor, también prendado de la joven, quien le pide la mano si quiere verlo libre. Ella acepta la petición solo en sentido literal, cortándose la mano y enviándosela al señor como gesto de lealtad a su enamorado. El escudo de la villa recuerda el relato con una mano.


Además de las desventuras de enamorados de distintos estamentos y originarios de familias enfrentadas, también son numerosas las historias prohibidas entre religiones que tienen la Edad Media como marco temporal. "En el siglo XI muchas poblaciones habían sido ya reconquistadas pero otras aun permanecían en manos de los musulmanes", explica Celedonio García, y así, se multiplican las historias entre moras y cristianos, o viceversa, que se enamoran, y que dieron origen a leyendas como las de Gallur, Sabiñán, la de la mora de Daroca o la de Ricla, con sus amantes Calila y Guzmán. "En este caso la leyenda termina bien y se casan, entienden que tienen que mantener lo que les une y desprenderse de lo que los separa por su religión", apunta García.


La tradición oral es el principal vehículo de transmisión de estos amores y romances truncados a lo largo de los siglos, aunque en algunos casos ha quedado testimonio físico, como ocurre con los amantes de Graus, cuyo recuerdo puede verse en el antiguo palacio de Rodrigo de Mur, señor de La Penilla, con una inscripción que dice “Rodrigo ama a Marica”.'El bardo de la memoria'

Francisco Polo, autor del volumen sobre mitos y narraciones de Teruel 'El bardo de la memoria', que acaba de reeditar PRAMES, subraya que "en el siglo XIX los románticos idealizaron la Edad Media, y diferentes autores reescriben leyendas y les aportan un toque personal", apunta el autor, además "de la poética y lo que cada generación añade y transforma".


La popularidad del drama de Isabel de Segura y Diego de Marcilla ha eclipsado otras leyendas de Teruel vinculadas a monumentos, como la del peirón de los enamorados, ya desaparecido, o el precioso relato de los alarifes Omar y Abdalá, que compitieron con brillantez por el amor de Zoraida levantado dos torres iguales, a cual más bella, las de San Martín y San Salvador. El primero terminó arrojándose desde la torre de San Martín al apreciar el jurado inclinación en su construcción.


Otros enclaves de Teruel como Montalbán, Blesa o Calomarde también tuvieron sus relatos de amantes o Cella, cuyo acueducto se levantó merced al amor que el hijo del rey moro de Albarracín profesaba a la hija del emir de Cella.Explicación de símbolos

De manera general, "las leyendas y los mitos que tienen un contenido moralista y acaban premiando una actitud han tenido un origen culto y luego el pueblo las ha popularizado", explica el etnógrafo Félix Rivas, quien apunta que a veces, se crean como necesidad de explicar topónimos, símbolos o el surgimiento de lugares.


También hay casos de "trasuntos de historias más clásicas que a veces se mezclan", como ocurre con Hércules, que aparece en leyendas del Moncayo y del Pirineo, en este caso con su bella y amada Pyrene con un trágico desenlace como respuesta de la tradición al surgimiento de la cordillera.