El premio fue el beso

Tras los Goya, Dani Rovira y Clara Lago son la pareja de moda.

Morreo de Dani Rovira y Claro Lago en los Goya al estilo Iker y Sara.
El premio fue el beso
R. C.

Son la pareja de moda. A ella se le ha pegado el acento andaluz y él ya no pide tantos fritos. Pasaron los navidades en Málaga, donde Dani reparte alimentos en un comedor social. Pronto se irán a ver al hermano de Clara, profesor de submarinismo en Jamaica.


A Dani Rovira (Málaga, 1980) y Clara Lago (Torrejón de Ardoz, Madrid, 1990) les habían pillado los paparazzi besándose, paseando en moto, haciendo la compra... y hasta de comida familiar.

Pero ellos, de su noviazgo ni mu por más que se les insistía. Son discretos a más no poder, como demostraron en su reciente paso por Zaragoza. El fin de semana antes de los Goya, para desconectar un poco de los nervios de la ceremonia, se dejaron ver en un concierto de Vanesa Martín y al día siguiente se plantaron en la capital aragonesa para apoyar la obra de teatro ‘Lluvia constante’, de Sergio Peris-Mencheta y Roberto Álamo, que presentaban en el Principal.


La pareja no pudo aguantar la emoción en los Goya y su beso se convirtió en el momentazo de la gala. Fue escuchar que le daban a su novio el galardón a mejor actor revelación, y Clara Lago se abalanzó sobre él con un fogoso beso del que se sigue hablando. En Twitter logró acaparar el minuto de oro, con 3.682 tuits en apenas 60 segundos. "Beso" era lo que más se repetía. En Youtube su euforia amorosa lleva más de un millón de reproducciones, ha acaparado las portadas de las revistas del corazón... Por supuesto, las comparaciones con el arrumaco de Iker y Sara surgieron enseguida.


De la gran pantalla a la realidad


Pero el morreo los ha devuelto al candelero. Sin olvidar las caritas emocionadas de ella y la dedicatoria de él: "La mejor compañera en todos los sentidos. Esto lo compartimos, ¿vale? Yo me quedo con la peana y tú con el cabezón". Solo unos días después el malagueño le restaba hierro al asunto. "Es mi compañera de reparto y mi compañera en la vida; cualquiera lo hubiera hecho". Y punto.


Su amor saltó de la gran pantalla a la realidad. Aunque no se sabe si, como en la cinta de Emilio Martínez Lázaro, fue el chico quien insistió para ligarse a la chica. Ellos no sueltan prenda, salvo a sus íntimos. Como Carmen Machi, la madre y suegra de la pareja en la ficción, testigo del idilio en tierras vascas. La veterana intérprete se limita a hablar de lo "bonito y llamativo" que fue que Clara no pudiese "controlar su pasión por la alegría". Algo que no chocó a los amigos de la joven, que la definen como una romántica. Llegó a perder un vuelo por un chico.


Aficiones compartidas más allá del cine


Con Dani las piezas empezaron a encajar. Tan claro lo tuvieron que rápidamente realizaron las presentaciones oficiales a sus familias. Se llevan diez años, pero comparten afinidades más allá de la del cine. Para empezar, el malagueño comenzó como cuentacuentos en los bares, lo que ha vivido de primera mano la actriz, ya que su madre ejerce como cuentacuentos profesional. A ambos les pirra el deporte. Él se licenció en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en Granada, cuenta con un armario solo con ropa deportiva y no hay día que no saque un huequecito para correr al menos 10 kilómetros. Su mejor marca en el medio maratón de Málaga: 1 hora y 55 minutos. A ella le tira más el Pilates.


Clara, además, ha aprendido a compartir el corazón de Rovi con sus perros: Buyo (por el portero del Real Madrid, uno de sus ídolos al que pudo saludar hace unos meses) y Carapapa. Y también ha aprendido a hablar con acento malagueño. Él se ha acostumbrado a cortarse a la hora de pedir fritos en los restaurantes y a disfrutar de la comida japonesa. Y ya sabe que cuando Clara se encuentra de bajón, nada mejor que ponerle unos capitulitos de ‘Friends’ para animarla.


Muchos los consideran los nuevos Penélope Cruz y Javier Bardem, pero ellos caen mejor, ¿no?