Un chopo de Teruel compite en Europa
Los ciudadanos eligen el Árbol Europeo del año, y un longevo ejemplar de Aguilar de Alfambra ocupa por ahora la tercera posición. ¡Aún puede ganar!a!
El concurso lleva cuatro años en activo, y este participa España gracias a la candidatura presentada por el Centro de Estudios del Jiloca, la Plataforma Aguilar Natural y la asociación Volunta-Ríos. Y el árbol elegido es un ejemplar centenario, de muy buena salud, que representa "la cultura campesina que históricamente ha moldeado el paisaje de las sierras altas de Teruel. Un símbolo de la chopera de Aguilar y de todo el Alto Alfambra, donde está la mayor concentración de chopos cabeceros de Europa", según destacan desde el Centro de Estudios del Jiloca.
Desde el primer momento el ejemplar turolense se ha colocado en tercera posición, pero es cierto que los votos de Hungría son desproporcionados y al cierre de esta página rozaban los 25.000 (el chopo de Teruel aún no alcanza los 8.000 votos), lo que demuestra que en el país magiar han realizado una intensa campaña promocional para captar votos. Pero aún queda todo el mes de febrero para difundir la noticia y lograr al menos un puesto en el podio o incluso el galardón.
El pasado año fue Bulgaria quien logró el premio, por la majestuosidad de un olmo de más de 1.000 años que crece en Sliven y que con el concurso logró notoriedad y ahora goza de una protección especial en el país. Se da la circunstancia de que el año pasado una gran tormenta arrancó el árbol que se presentaba candidato por Irlanda. Otra de las virtudes del concurso consiste en el patrocinio del ejemplar elegido por parte de los votantes que lo deseen, que pueden apadrinarlo y aportar dinero a las asociaciones para que amplíen su trabajo de protección.
Este año se presenta por Inglaterra el gran roble del bosque de Sherwood, en el que se dice que se refugiaba Robin Hood. Y por Polonia, un roble que representó la identidad del país durante la ocupación alemana. Desde Irlanda llega un cedro libanés muy joven, que ha sido plantado en memoria de la esposa de un naturalista; y de Gales el curioso pino albar de Llanfyllin, que creció durante 200 años y que tras ser derribado por una galerna fue salvado cuando el pueblo acudió para echar tierra en las raíces e impedir que muriera.