Jose María Serrano: “Desde la desesperación no se puede construir nada”

Para catedrático de Economía, Jose María Serrano, la crisis económica se veía venir pero nadie hizo nada porque "cuando las cosas van bien, a los que advierten les llaman agoreros o pájaros de mal agüero".

José María Serrano, en su despacho
Jose María Serrano: “Desde la desesperación no se puede construir nada”
Oliver Duch

Syriza acaba de ganar las elecciones en Grecia...


Se está exagerando un tanto. El líder de Syriza se hizo una foto con el de Podemos y se mezcló todo. Afortunadamente, España no es Grecia ni política ni económicamente. España ha reaccionado muy bien a la crisis. Por eso está creciendo y creando empleo. Grecia está mucho peor. Y desde la desesperación no se puede construir nada.


Debe de ser duro ser economista en estos tiempos...


En estos años, es apasionante. Explico Coyuntura Económica en la facultad de Zaragoza. Durante la bonanza, los alumnos miraban con displicencia porque parecía que un economista no tenía nada que decir, que las cosas funcionaban por sí mismas. Ahora es distinto.


Culpan al ladrillo de la crisis.


Hubo dos burbujas:la de la construcción y la del crédito: nuestras cajas pidieron prestado dinero al resto del mundo. En Aragón tuvimos la suerte de que Ibercaja fue muy prudente.


Dicen que la crisis se veía venir.


Es cierto.


¿Y por qué no se hizo nada?


Cuando laas cosas van bien, a los que advierten les llaman agoreros o pájaros de mal agüero. En la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España se publicó un libro con las intervenciones de los académicos economistas anunciando la hecatombe. Escribieron Fuentes Quintana, Luis Ángel Rojo, José Barea, Juan Velarde...


También escribió usted...


En enero de 2005 publiqué un texto sobre el riesgo grande que estábamos atravesando. Formo parte de la Academia desde hace 10 años.


¿La salvación de la economía española está en el turismo?


Relativamente.


¿Relativamente?


En 2014 España ingresó lo mismo por turismo que por exportación de servicios empresariales: bancos españoles que operan en el extranjero, ingenierías que exportan proyectos a todos los rincones del mundo, empresas de primer nivel como Telefónica... Además, los españoles somos gente sensata.


¿En serio?


Sí. Hemos sido capaces de ahorrar en tiempos de crisis. Incluso hemos devuelto crédito, lo que supone un sacrificio muy importante.


Y los aragoneses, ¿cómo somos?


Aragón representa un punto medio-alto en España. Disfrutamos de una situación estratégica para vertebrar España desde un cuadrante dinámico y rico entre Cataluña,

País Vasco, Madrid y Valencia. Es un hecho que celebro, pues me siento aragonés.


Aunque nació en Soria...


Nací en Rioseco de Soria. Llegué a Zaragoza en 1964. Vivíamos en la calle Vidal de Canellas, en las Delicias. Estudié en el colegio Andrés Manjón y luego en el Goya. En 1972 inicié Económicas. Entonces no se cursaba en Zaragoza y tuve que irme a Barcelona. Pude quedarme en la facultad en Barcelona, pero me tiraba muchísimo Zaragoza.


Es un enamorado del fútbol.


Más del Real Zaragoza que del fútbol. Cuando aprobé el ingreso al bachiller, mis padres me dijeron que pidiera un regalo. Pedí ir a La Romareda. Era 1965. Semifinales de la Copa del Generalísimo. Le metimos 5-0 al Athletic de Bilbao de Iríbar. Desde entonces, he ido siempre a ver al Zaragoza.


Fue directivo con Agapito...


Me hizo muy feliz ser consejero del equipo de mis amores. Pero como no pintábamos mucho los consejeros, me marché. Durante un tiempo lo he pasado mal con el Zaragoza. Temí lo peor.


¿Cómo lo ve ahora?


Estoy mucho más tranquilo. Hubiera sido terrible levantarme un lunes, desayunar, abrir el Heraldo y no ver la crónica del Real Zaragoza. Y ese peligro real ha existido. Afortunadamente, ha entrado la Fundación con patronos de reconocido prestigio. Conozco a los profesionales que están en la parcela económica: Fernando Sainz de Varanda y Fernando Rodrigo. Son gente muy capaz. Rodrigo fue profesor de mi departamento de Estructura Económica de la Universidad de Zaragoza.


Le veo feliz, señor Serrano.


Soy feliz con mi trabajo. Y con que el Real Zaragoza gane el domingo –por hoy– en Pamplona y ascienda cuanto antes a Primera. Y con mi mujer, Marcela. Y con mi hija, Helena. Estudia Medicina en Zaragoza y Colonia. Acabo de dejarla en el aeropuerto de Barcelona. Por eso, con tantas prisas, he llegado tarde a la entrevista...