Un ataúd con las siglas 'M. C.' estimula la búsqueda de los restos de Cervantes
Los forenses no confirman que el féretro hallado en la cripta de las Trinitarias sea el del escritor. "Está enterrado ahí y vamos a encontrarle", dice el historiador que promovió el proyecto.
Ante la fachada del convento de las Trinitarias, en el corazón del barrio de las letras, ante más de medio centenar de informadores y rodeado por un enjambre de cámaras y micrófonos, Etxeberria pidió calma, prudencia y tiempo. Confirmó el "impresionante" hallazgo de los restos "muy deteriorados" de un féretro de madera con las iniciales M. C. conformadas con tachuelas. También que en el nicho, el primero que se calaba, había una amalgama de huesos humanos, escombros de todo tipo y vestigios de calzado y material textil.
Pero ninguna de las evidencias ni los análisis preliminares de los huesos "permiten decir que estemos ante los huesos de Cervantes o su féretro". En el nicho había huesos de un decena de personas, de adultos, mujeres y niños, pero ninguno se corresponde con un varón de 69 años, desdentado, con la mano izquierda atrofiada, con la columna vertebral torcida y quizá con restos de plomo procedentes de los arcabuzazos que Cervantes recibió en Lepanto en el brazo y en el esternón.
"Los trabajos de identificación acaban de empezar y avanzan despacio" aseguraba la arqueóloga Almudena García Rubio, responsable junto a Etxeberria del equipo de una treintena de especialistas. Para ella, el contenido del nicho es prueba de que a lo largo de los siglos se han producido remociones y amontonamiento de distintos enterramientos, "lo que complicará notablemente la búsqueda". Habrá que seguir pues con la cala de los 35 nichos y siete enterramientos restantes de la cripta para ver si en alguno de ellos reposa la osamenta del creador de Don Quijote y Sancho, muerto el 23 de abril de 1616.
Fue el sábado cuando los técnicos destaparon el nicho número uno y dieron con los restos que dispararon una euforia que ayer se trataba de aplacar. Se sitúa en la parte inferior izquierda de la cripta, pegado al suelo y muy castigado por la humedad. Junto a las maderas casi desintegradas del féretro había "arena, tejas, ladrillos, restos óseos deteriorados, y ningún cráneo completo" confirmó Etxeberria, que dirige la fase forense y osteológica de la investigación.
"No podemos verificar ni confirmar nada. Lo de las dos letras puede ser muy interesante, pero en el plano antropológico no hay ningún avance", reiteraba el forense. Aseguró Etxeberria que no habrá prueba de ADN y eludió comprometer un plazo concreto para ofrecer certezas sobre la presencia o ausencia de los restos del genial escritor en la cripta.
A pesar de su entusiasmo, admitió que los técnicos afrontan "un trabajo exhaustivo y profesional", cuyo resultado "no puede dejar lugar a ninguna duda". "Las iniciales son unas iniciales, una pista que puede significar algo o no. Está pendiente el contexto de lo que se encuentre. No se puede hacer un análisis sin tener todos los datos porque podría comprometer el resultado final".