De Tronchón y la Aljafería a Ibarra y Navarrete

Aragón aparece de formas muy diversas en la narración del Caballero de la Triste Figura.

Tronchón. El famoso queso de Tronchón (Teruel) aparece citados dos veces en la II parte de ‘Don Quijote de la Mancha’. En el capítulo LII se dice: "...y más un queso que Teresa le dio, por ser muy bueno, que se aventajaba a los de Tronchón". Y en el LXVI se lee: "aquí llevo una calabaza llena de lo caro, con no sé cuántas rajitas de queso de Tronchón, que servirán de llamativo y despertador de la sed, si acaso está durmiendo".


Maese Pedro. En varios capítulos de la II parte se cuenta la historia del titiritero Maese Pedro y su mono. En el capítulo XXVI se dice: "Vuelvan vuestras mercedes a aquella torre que allí parece, que se presupone que es una de las torres del alcázar de Zaragoza, que ahora llaman la Aljafería".


Joaquín Ibarra. El impresor Ibarra (Zaragoza, 1725-Madrid, 1785) realizó, por encargo de la Real Academia Española, una primorosa edición del Quijote en 1780 (la empezó en 1777) en cuatro volúmenes, con tipos nuevos y con 33 ilustraciones. La encargó Grimaldi, el secretario de Carlos III. Se recuperó en edición facsímil hace una década por el Gobierno de Aragón. Es una joya admirada no solo en España sino en Europa.


Javier Blasco. El catedrático zaragozano de la Universidad de Valladolid sostiene que Avellaneda es Baltasar de Navarrete. Ha escrito: "Los documentos que hoy conocemos sitúan a fray Baltasar Navarrete (teólogo y maestro en Artes, catedrático de la Universidad de Valladolid...) en el centro del escenario en que madura el ‘Quijote apócrifo’, libro que, como ocurría con ‘La Pícara Justina’, también escuda en el seudónimo su presentación en sociedad".


Otros. El aragonés Alberto Blecua realizó la edición del IV centenario (cuyos actos coordinó su hermano_José Manuel), en un único volumen, para el sello Espasa. Aurora Egido, Juan Antonio Frago, Alfonso Zapater o Isaías Moragas, entre otros, le han dedicado monografías y estudios. Y Antonio Pérez Lasheras firmó ‘Sin poner los pies en Zaragoza (algo más sobre el Quijote y Aragón)’ (Rolde de Estudios Aragoneses, Zaragoza, 2009), donde además explica el verso "o en las montañas de Jaca", que aparece en el capítulo XLIV, como expresión casi arquetípica del frío y las cumbres.