Optimismo en los mercados pese a las dudas sobre el efecto final del plan de Draghi

El euro sigue depreciándose, los bonos marcan nuevos mínimos y el Ibex cierra la semana con una subida del 5,4%

Aunque de forma mucho más moderada, los mercados continuaron celebrando ayer el ambicioso plan de compra de deuda anunciado el jueves por el presidente del Banco Central Europea (BCE), Mario Draghi, por el que inyectará más de un billón de euros para evitar la deflación. El euro se depreció más, las bolsas subieron otro poco y la rentabilidad de los bonos cayó hasta nuevos mínimos.


El análisis más reposado de los detalles del programa siguió arrojando un balance positivo. Los analistas coinciden en que el tamaño del programa y, sobre todo, la posibilidad de extenderlo en el tiempo más allá de 2016 han sido una grata sorpresa que compensa asuntos menores como el hecho de que los bancos centrales nacionales tengan que asumir el 80% del riesgo en caso de pérdidas por quiebra. Eso no quita para que se mantengan serias dudas sobre su impacto final en la economía real, esto es, la incertidumbre sobre si esa liquidez que inundará los circuitos financieros llegará también a consumidores y empresas. También hay consenso en que no funcionará si no se complementa con estímulos fiscales, programas de inversión pública y reformas estructurales. Pero eso les toca a los políticos de la zona del euro. Draghi ya ha cumplido.


La sesión bursátil de ayer fue de más a menos, algo que no es de extrañar teniendo en cuenta que mañana tendrá lugar otra cita clave para el futuro de la eurozona: las elecciones de Grecia, con la más que probable victoria del partido de izquierdas Syriza, que exige una renegociación de la deuda.


Pero el BCE también ha ayudado a calmar ese foco de inestabilidad al anunciar que podría incluir a este país en la compra de bonos a partir de julio, siempre que siga bajo la tutela de la troika. Un motivo de peso para que Syriza, que va suavizando su discurso, no se salga del carril y busque un acuerdo. De hecho, la bolsa griega fue la que más subió ayer, un 6%.


El plan de Draghi consiste en la compra de 60.000 millones de euros mensuales de deuda, la mayor parte pública. En principio el programa se aplicará entre marzo de este año hasta septiembre de 2016, pero el BCE lo mantendrá más allá de esa fecha si la inflación no se acerca al objetivo del 2%. Este último extremo ha sido lo que más ha convencido a los expertos. Consideran que el banquero italiano, que ha tenido que desafiar la oposición de Alemania a la medida, ha lanzado un mensaje muy contundente al mercado.


Uno de los efectos más inmediatos y potentes ha sido la depreciación del euro. La moneda única cerró ayer en los 1,12 dólares tras tocar los 1,11, un mínimo desde 2003. El abaratamiento del euro impulsa las exportaciones y favorece el turismo, lo que tiene un claro impacto positivo en la economía real. El desplome es tal que se empieza a apostar por la paridad con el dólar. Morgan Stanley rebajó su previsión del tipo de cambio para el año a 1,05 dólares frente a los 1,12 vaticinados previamente.

Tipos de interés a la baja

El anuncio de las compras también ha hecho bajar aún más los tipos de interés exigidos a los bonos. El español a diez años terminó ayer en el 1,37%, sin apenas cambios, pero es que ya está en mínimos históricos. Esta caída supone un importante ahorro para el Tesoro, que ya entre 2013 y 2014 recortó los intereses en 14.000 millones. Es dinero que se puede utilizar para otros fines. La prima de riesgo, sin embargo, repuntó ligeramente hasta recuperar los 100 puntos porque la rentabilidad de los bonos alemanes cayó más, hasta situarse en el 0,37%.


Las bolsas son las grandes beneficiadas por el plan de Draghi porque ganan atractivo al bajar el de la renta fija. La española ganó ayer un 0,67%, con lo que la subida acumulada en la semana se eleva al 5,4%, la mayor desde septiembre de 2012. La plaza más beneficiada fue la alemana, que avanzó un 2% hasta nuevos máximos históricos.


Los tres elementos citados son muy positivos, pero el objetivo último del programa es reactivar el crédito. Se supone que si el BCE compra bonos a los bancos estos podrán utilizar los ingresos para invertir en activos de más riesgo y, sobre todo, prestar a hogares y empresas. Pero es ahí donde hay dudas. "A los bancos se les está presionando con continuas exigencias regulatorias y es probable que utilicen ese dinero para reforzar capital en vez de prestar. El problema, además, está en la falta de demanda solvente por el paro y la incertidumbre económica", explicó Juan Ramón Caridad, director del Máster de Finanzas FIA. Para los bancos, además, los tipos tan bajos representan una mayor dificultad para su negocio de prestar dinero. Otro tema que levanta recelo es la concesión de Draghi a Alemania en el reparto de riesgos. Los bancos centrales de cada país asumen las pérdidas en caso de quiebra en el 80% de las compras. "Es más una cuestión de imagen, pero no se está respetando el espíritu que debe inspirar una unión política y monetaria", dijo Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia.