Érase una vez un chaval de Ainzón que jugaba de cine al fútbol sala. Lo fichó el Zaragoza Fútbol Sala, el campeón de la liga española en 1995. Decían de él que era un tipo raro... Leía libros en el autobús y en las concentraciones, apenas hablaba... Un día se fue del equipo y nada más se supo de él. Cuatro lustros después, es profesor de Primaria y el único español candidato al Global Teacher Prize, el Nobel de los maestros del mundo.

La vida es un continuo aprendizaje. Mi sueño de niño era jugar en la élite del deporte. Después entendí que tenía que afrontar otros retos. Soy hijo de un carpintero de Ainzón. Estudié en la escuela de Ainzón y luego en el instituto de Borja. Con 18 años vine a Zaragoza a cursar Filología Inglesa. Me pagaba la carrera trabajando de socorrista en Ainzón. Estudiaba en los viajes, en las concentraciones del equipo.

-Estaría hasta las narices de usted su compañero de habitación...

Y tanto. Habitualmente era Carlos López. Era majísimo Carlos.

-Ya hace 10 años que nos dejó Carlos en el maldito accidente que le costó la vida a cuatro futbolistas del Colo Colo.

Esa tragedia nos marcó a muchos jugadores de mi generación. Acabé Filología Inglesa y después Magisterio. Comencé a trabajar en los colegios de San Andrés, Agustinos, y Montearagón. Aprobé la oposición en 2007. El primer destino fue en el colegio Fernando el Católico, en el barrio Oliver. Recuerdo que eran 24 alumnos en la clase. Quise que sintieran que lo que hacían era importante. Para estar a gusto en un lugar, sea cual sea, te tienes que sentir importante.

-¿Esa es la clave de la educación?

Hay más. Otra, sin ninguna duda, es el respeto. Y, por supuesto, lo que le sobra a usted.

-¿Qué?

La curiosidad.

-No me estará llamando cotilla o alcahuete...

Para nada. La curiosidad es algo buenísimo. Quien es curioso está aprendiendo toda la vida.

-Nos habíamos quedado en el barrio Oliver...

El siguiente destino fue Bureta, un pueblo de 280 habitantes. Una escuela unitaria con seis niños de cuatro a doce años. Fue maravilloso. Veías cómo se ayudaban los unos a los otros. Hicimos una película de cine mudo que fue Premio Crearte del Ministerio de Cultura. De allí pasé a Muel.

-¡Ha dado la vuelta a todo Aragón!

En Muel creamos una protectora virtual de animales dirigida por niños. También conocimos a Jane Goodall, primatóloga británica y gurú mundial del medio ambiente. Allí escribí el libro ‘De cómo 12 niños y un maestro buscaron cambiar el mundo’.

-Y de Muel es el niño que habló en Barcelona en el Precongreso Mundial de los Derechos de la Infancia.

Así es. Un chaval maravilloso de 12 años que pronunciaba mal la letra erre. Se convirtió en el líder de la clase. Me acompañó a Barcelona, habló ante 400 personas que no dejaban de -aplaudir.

-Va a hacer que me emocione...

Dejé Muel. Pasé por el colegio Tenerías. Ahora estoy en Puerta Sancho. Antes asistí en Puebla (México) al Congreso Mundial de los Derechos de la Infancia.

-¿Hablamos de la educación fuera del aula?

Perfecto. Antes los libros eran nuestra única ventana al mundo. Ahora Internet lo ha cambiado todo. Google da respuesta a todo. Hay que tener cuidado con Internet: es un océano, hay tesoros y hay latas... Los medios de comunicación también influyen en la educación. Se crean modelos, y la gente imita esos modelos.

-Por favor, ¿una mímesis positiva?

Sin ninguna duda, Carlo Ancelotti, y eso que soy seguidor del Barça...

-¿Un entrenador de fútbol?

Claro. Ancelotti ha impartido una lección magistral de educación en la lucha contra la violencia. Es importantísimo lo que ha hecho una persona con la repercusión social que tiene ser entrenador del Real Madrid. Seres tan mediáticos son ejemplo para millones de personas.

-Para acabar, ¿qué educación le da a sus hijos?

No tengo hijos. En casa vivo con una gata. Un niño iba a tirarla en una caja al río Ebro y una niña le dio cinco euros para que no la tirara. La llevó a la protectora de animales y ahora la gata vive conmigo. Es un ejemplo de que en la vida hay que dar un paso para cambiar las cosas.