Carmen Agüeras: "Los libros me ofrecían la posibilidad de soñar"

Letrada Mayor de las Cortes de Aragón, ha publicado su primera novela tras una intensa y privada actividad literaria.

Carmen Agüeras: "Los libros me ofrecían la posibilidad de soñar"
Carmen Agüeras: "Los libros me ofrecían la posibilidad de soñar"
José Miguel Marco

Las primeras 30 páginas de su libro surgieron como un impulso y se convirtieron en un reto: ver si era capaz de escribir hechos cotidianos y que interesaran. Así surgió ‘El azar es solo una parte’, la primera novela de Carmen Agüeras (Zaragoza, 1973), Letrada Mayor de las Cortes de Aragón, una mujer de mirada firme que saborea las pequeñas historias del día a día, que reivindica el encanto de la rutina, que llegó al placer de la lectura a través de su madre y que sorprende al defender a los políticos en esta sociedad descreída e indignada. Zaragozana por los cuatro costados, le encanta pasear por el entorno de la Plaza del Pilar y la trasera de la Seo y ese Arco del Deán que ha pintado desde niña; y tapear... Dice que escribe por necesidad de sacar lo que lleva dentro, aunque pierda en ello esa parte de intimidad que todos necesitamos preservar.


-Usted no es política pero vive en la política.

Mi trabajo es acompañar a los políticos en la línea de la política (autonómica) y eso te da una visión muy bonita de ella.


-Se agradece esta opinión, con esa imagen tan mala que se tiene de la política y los políticos, de tanta corrupción.

Estamos envueltos en un clima de escepticismo, de pesimismo generalizado, sin embargo en puestos como el mío ves también la política como lo que realmente tiene que ser: una serie de personas comprometidas con el bienestar de los ciudadanos. Ellos trabajan convencidos de que es así y eso te hace recuperar un poco la fe en ello, porque recuperas la fe en personas que se dedican a la política y por tanto tienes fe en la política. Como en todo en la vida, no se puede catalogar un sector por determinados elementos que no se comportan como deben.


-Qué deberían hacer para recuperar su imagen.

En el ámbito parlamentario es complicado encontrar los instrumentos, y la labor que se hace desde un parlamento es demasiado invisible, y más desde uno autonómico. Quizá sea también una falta de agilidad en los plazos, en tradiciones y formalismos que apartan al ciudadano del trabajo que se hace, y que es muy duro.


-¿Cómo les ve?

Desde mi trabajo valoras a la persona, su compromiso y eso es algo que no se puede trasladar. Yo he tenido la suerte de conocer a gente muy, muy trabajadora que sacrifica su vida, su familia. Aprecio mucho su labor y la admiro muchas veces.


-Siempre ha trabajado en las Cortes de Aragón.

Si, y llevo 14 años. Oposité a letrado de la Comunidad Autónoma y lo compaginé a letrado de las Cortes y aprobé esta oposición.


-¿Le tienta la política?

No, en absoluto, de hecho una de las partes que más me gusta del letrado parlamentario es esa pluralidad que se vive, porque el trabajo es para todos los grupos y se fundamenta en la neutralidad y en analizar y estudiar las situaciones desde un punto de vista totalmente objetivo. Me parecen muy enriquecedoras todas las perspectivas sobre una misma cuestión, y me gusta más que definir ideológicamente una de ellas.


-Los letrados tienen una larga tradición literaria.

La escritura es el arma fundamental de un abogado, porque una coma puede cambiarle la vida a alguien. Cuando defiendes algo, parte del éxito reside también en lo convincentes que resulten tus argumentos, incluso aunque veas sus puntos débiles.


-Usted optó por la ficción. Su libro es de hechos cotidianos, y el título lo dice todo: ‘El azar es solo una parte’.

El azar tiene un peso importante en la vida, pero no debe dejarse todo en sus manos, y cuando tienes un objetivo hay que trabajar por lograrlo y confiar también en ese componente de suerte, casualidad.... que determina a veces mucho más de lo que pensamos sobre nuestras decisiones.


-Algunos a eso le llaman destino.

La novela juega con esa capacidad que tenemos todos de poder intervenir en las cosas y por tanto alterarlas tal y como iban. No creo en el destino porque sería casi como anularme, porque ya estoy decidiendo cuando vivo y el determinismo me parece cruel. Además, hay cosas que cuando suceden parecen un desastre y que pueden ser la puerta de otras maravillosas. La novela juega con esa combinación.


-Zaragoza es una gran protagonista del libro, ¿Como la vive?

La vivo mucho, me gusta mucho, y también su gente. Me gusta nuestro sentido del humor, me parece muy constructiva esa forma irónica de ver la vida.


-¿Ser somarda?

Ser somarda y cabezota es muy positivo. Si uno tiene un objetivo vital lo logrará y eso es muy aragonés; y tomarse la vida con ironía es muy efectivo para todo, para lo bueno y para lo malo.


-Hasta llegar a este libro ha escrito mucho relato corto.

Me gusta porque es una forma de desahogo sobre cualquier cosa que me llama la atención, y es rápido de hacer. He tardado en escribir la novela porque no tengo mucho tiempo y además lo he intercalado con otras cosas, he sido un poco caótica en ello. He escrito cuentos para mis sobrinos y siguiendo el abecedario porque me gusta muchísimo el cuento.


-¿Le gusta la literatura infantil?

Tanto que fue la que me aficionó a la lectura. Pasé de ella a ver el libro como todo un mundo de grandiosas posibilidades. ‘La Historia interminable’ me impresionó y recuerdo hasta cómo era el libro y en qué lugares lo leí. Después de él, leí como si no hubiera un mañana y mis hermanos se metían conmigo y me decían que era una aburrida, pero a mi los libros me ofrecían la posibilidad de soñar y no vivir una vida estándar. Ahora leo mucha novela policíaca, que se aparta de la vida normal y que me abre muchos mundos.


-A los grandes lectores el mundo real a veces no les satisface.

Cuando empecé la novela lo hice casi como un reto, ver si será capaz de escribir hechos cotidianos que les interesara a otras personas normales y eso está en ella, porque hay muchas anécdotas que proceden de mucha observación; está lleno del día a día, porque una de las peores cosas es pensar que la rutina no tiene ningún valor y hay que encontrarle el encanto a la rutina.


-¿Le gustaría escribir otro libro?

No lo se, cuesta mucho y me cuesta mucho darlo a conocer, incluso cuando lo doy me tiembla la mano. Da miedo exponerte con tu obra.


-Quizá porque cuando se escribe se pierde parte de la intimidad.

Plasmas algo muy tuyo y da vértigo.