-¿Se encuentra entre los que consideran que este va a ser el año de la recuperación?

Yo soy optimista porque creo que en España hemos hecho muchos deberes, aunque nos faltan otros muchos por hacer. Hay una serie de factores que nos favorecen y que no deberíamos perder. Hay un regalo que nos acaba de llegar que es la rebaja del precio del petróleo que puede ser un impulso para la economía española importante porque somos muy dependientes del petróleo. Esto supone una rebaja en los costos de producción importantísima. Pero, ¿por qué no se traduce esa rebaja rápidamente en una bajada de las tarifas de electricidad? Porque tenemos un sistema eléctrico muy poco transparente. Uno de los factores que van en contra de nuestra industria es que la energía de España es cara.

-¿La última reforma eléctrica no ha ayudado?

No. Esa rebaja del precio se tenía que traducir inmediatamente en una bajada del precio del kilovatio. El transporte y la energía son caros, precisamente por los derivados del petróleo.

-¿Será este año en el que por fin mejore el

acceso a la financiación para las empresas? ¿Se observa ya algún cambio?

No. La financiación no ha mejorado. El sistema bancario español sigue atascado.Lo que pasa es que la empresa española ha empezado a prescindir de la financiación tradicional y está buscando por otros cauces, como rebajar endeudamiento o salir a los mercados internacionales. La pequeña empresa se está autofinanciando porque la empresa muy endeudada ha hecho concurso y se ha ido a pique.

-¿Se están produciendo cambios en la economía tras estos largos años de crisis?

Estamos asistiendo a un cambio de modelo económico. Es una auténtica crisis, en el sentido de que supone un cambio de situación, lo que se está produciendo en España. Sin darnos cuenta estamos cambiando de modelo. Vamos a un modelo más extendido de nuestra economía. Por ejemplo, las exportaciones han seguido a buen ritmo. Somos buenos en coches, hemos sabido retener la producción en España y un 15% de las exportaciones son coches, otro 15% es la alimentación. Ya no estamos tan constreñidos. La construcción volverá y volverá a ser un sector importante, pero no el 25% de nuestro producto interior bruto (PIB). Ese 25% se está cubriendo. Hacen falta empresas con más tecnología, más salida al exterior, más acción en el exterior. España no ha hecho grandes campañas de marketing fuera. Además, este año han aumentado las importaciones de bienes de equipo, no de consumo, lo que quiere decir que las empresas están empezando a hacer inversiones en maquinaria, se están equipando. Por ello hay una serie de cosas que me hacen ser optimista, moderadamente optimista.

-¿Cree que la reforma fiscal que se aplica este año tendrá los efectos beneficiosos que anuncia el Gobierno, a la hora de dejar más dinero en los bolsillos de los ciudadanos y animar el consumo?

La última reforma fiscal ha sido un gran fiasco porque no ha resuelto el gran problema que tenemos que es el de la financiación de las comunidades autónomas y ayuntamientos. El Gobierno no se ha atrevido a entrar en ese tema. Sobre un modelo que ya existe lo que se ha hecho es poner parches. En el impuesto de la renta, por ejemplo, hay que reconocer que hay una rebaja de tipos, pero también se quitan deducciones e incentivos. El impuesto de Sociedades es muy complicado. Se eliminan deducciones que afectaban fundamentalmente a las grandes empresas. Es verdad que tienen un tipo de impuesto muy alto, pero a la hora de la verdad el tipo real es mucho más bajo. Ahora han quitado muchas de las deducciones para que el tipo nominal se acerque al tipo real.

-¿Qué necesita la empresa aragonesa para afrontar mejor este ejercicio?

La empresa aragonesa tiene un problema muy serio y es que nuestro mercado es muy estrecho. Para cualquier cosa te tienes que ir fuera e ir a vender fuera de tu casa siempre tiene unos costos asociados, tienes que tener una red comercial, servicio posventa... En cambio, en otras zonas como Cataluña y Valencia hay muchas empresas que venden en su entorno nada más y con eso ya es suficiente. La aragonesa, no. Es pequeña e incluso tiene que ir a mercados extranjeros a vender y lo está haciendo bien pero con unos esfuerzos tremendos. No veo que tengan grandes problemas de financiación porque han quedado las que están bien financiadas. Han aprendido que la financiación externa supone gastos y que no pueden hacer grandes investigaciones y desarrollos.

-Con la crisis y la necesidad de ahorrar costes, ¿las empresas han recortado también en los servicios profesionales?

No. El empresario aragonés, que es muy vivo, sabe que nos necesita, pero nos ha presionado a la baja de una manera importante. Tenemos minutas ajustadísimas. Cada vez nos necesita más porque vamos a un mundo tremendamente especializado, pero utiliza sus dotes de persuasión para atornillarnos, por lo menos, mis clientes.

-La fusión del Colegio de Titulados Mercantiles y el de Economistas ya se ha realizado a nivel nacional, donde se ha constituido un consejo general único. ¿Cuándo llegarán las uniones a nivel local?

La primera se ha hecho en Cataluña en 2014. Allí han creado un solo colegio en Barcelona que agrupa a todos, titulados mercantiles y economistas, de los que había uno por provincia. Aquí estamos en ese proceso. La mayoría de las cosas ya las hacemos juntos y como nos llevamos bien, tampoco nos está pinchando nadie para que hagamos el cierre total.

-El problema no será que alguien no se quiere mover del sillón...

No. Javier Nieto (presidente del Colegio de Economistas)y yo nos vemos cada dos por tres y hablamos de todo. La idea es que este año terminemos la fusión y a continuación se convoquen elecciones de los dos colectivos.