PP y PAR aprueban su último presupuesto pese a sus diferencias sobre la Universidad

La oposición y los aragonesistas imponen 1,5 millones más para el campus PSOE, CHAe IU tildan de "fracaso" la gestión de Rudi en estos 4 años, mientras la coalición de gobierno presume de recuperación

El consejero de Hacienda, Javier Campoy, saluda al de Industria, Arturo Aliaga, antes del debate.
PP y PAR aprueban su último presupuesto pese a sus diferencias sobre la Universidad
JOsé miguel marco

Todo estaba escrito de antemano y el guión se cumplió sin sobresaltos. PP y PAR sacaron ayer adelante los que serán los últimos presupuestos de Aragón de la legislatura, tras seis horas de insulso debate en el que se hizo balance de los cuatro años de mandato de Luisa Fernanda Rudi al frente de la DGA y en el que volvieron a confrontarse dos visiones totalmente opuestas de la Comunidad.


La de los grupos que sustentan al gobierno y que dibujaron un 2015 en crecimiento gracias a la "eficiencia y la eficacia en el gasto" aplicadas en los últimos ejercicios. Y la de la oposición, que habló de un gobierno "agotado y fracasado", que dejará una "pesada herencia" al próximo Ejecutivo en forma de "más deuda, más déficit y más desigualdad social".


Ambos bloques solo se rompieron con la anunciada discrepancia entre los socios del Pignatelli, al votar la financiación de la Universidad de Zaragoza. El PAR y los tres grupos de la oposición –PSOE, CHA e IU– unieron sus votos para imponer a los populares un incremento de 1,5 millones en la transferencia básica al campus, congelada desde 2011 en 142,2 millones, así como la creación de un fondo de compensación nutrido de los ahorros que se produzcan en la adjudicación de contratos y la consideración de "ampliables" de las partidas para la institución.


Fue el único momento en el que debate subió de tono. Los populares, al quedarse solos, reiteraron que las enmiendas "sacrificarán partidas muy sensibles" del área de Educación, como las destinadas a pagar "las auxiliares de infantil, la itinerancia de docentes en el medio rural, las acreditaciones de FP o la asesoría de convivencia". Su diputada María José Ferrando insistió en defender que "el compromiso y la voluntad de negociar del Gobierno son firmes e impecables" y aseguró que los "males endémicos" del campus "no pueden achacarse al Ejecutivo".


Unos argumentos que levantaron en armas a la oposición y a los propios aragonesistas. Su portavoz, Alfredo Boné, que resaltó la "seriedad, el rigor y la honestidad" del acuerdo alcanzado a cuatro bandas y reivindicó que "la estabilidad no supone sumisión", lamentó que modificar 1,5 millones de un presupuesto de 4.654 millones, represente "una catarsis" para el PP. "No nos vendan la moto y nos digan que se hunde la educación", les espetó. En el mismo sentido, se manifestó la socialista Mayte Pérez. Visiblemente enfadada, tildó de "indecentes e inciertas" las declaraciones de los populares sobre las partidas que se modificarán y censuró, apoyándose en cifras, que "mientan y siembren alarmas para tapar su incompetencia".

Solo seis enmiendas

Por parte de IU, Adolfo Barrena pidió respetar el acuerdo de la mayoría y negó que al modificar un 0,16% del presupuesto del departamento se pueda poner en peligro la educación. "Si se eliminan esos programas será responsabilidad suya. No quieran hacernos cómplices", denunció. "Radicalmente falso" consideró también el portavoz de CHA, José Luis Soro, que se desvista un santo para vestir otro. Y destacó que, gracias a los cambios introducidos en las cuentas, "el futuro gobierno tendrá las manos libres para aumentar la dotación de la Universidad".


Junto a esta enmienda conjunta, solo se aprobaron otras cinco de la oposición de las más de 1.300 presentadas: una del PSOE, que aumentaba en 6.000 euros la partida para la asociación Azajer, dos técnicas de CHA al articulado, y otras dos de IU. ¿La más destacada?: la que incorpora por primera vez, gracias a la coalición de izquierdas, 125.000 euros para ayudas a víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura. El resto fueron decayendo una tras otra, en un diálogo de sordos entre los grupos que sustentan al gobierno y la oposición y que marca el clima de lo que está por venir. Con los presupuestos en vigor, la carrera hacia las elecciones de mayor acaba de arrancar.