Fiesta de la cultura

Hasta La Campana de los Perdidos se acercaron el miércoles un buen número de profesionales de la cultura de Aragón; un grupo muy heterogéneo entre los que había artistas y representantes de artistas, libreros y gestores públicos y privados. De una u otra forma todos estaban relacionados con la Asociación de Profesionales de la Cultura de Aragón y el encuentro respondía a un objetivo fundamental: hacer visible su trabajo y reconocerlo públicamente a través del premio anual que entrega esta entidad.

Saúl Esclarín, técnico de cultura, explicaba poco antes de conocerse el fallo del jurado que este año "la propuesta de candidaturas se ha abierto a la ciudadanía y hemos tenido 16, más que nunca". A su compañera Pilar Más le correspondió dar el nombre del proyecto ganador que recayó en el festival de cine 22 x Don Luis que se celebra en Calanda.

Pedro Piñeiro, su coordinador, recogió la escultura que representa el Premio Pocura, una obra de Miguel Ángel Arrudi, que también se encontraba en la sala. Piñeiro recordó los diez años de andadura de esta iniciativa que surgió tras la creación del Centro Buñuel de Calanda. "Este reconocimiento significa mucho –dijo–, no es el primer premio que recibe el festival pero sí en Aragón y eso es muy gratificante".

Tras sus palabras, con los primeros que compartió el galardón fue con sus compañeros Concha Osanz y Alberto Andrés, y en la distancia con Javier Espada, director del festival, "que estos días está acabando en México la posproducción de un documental y no ha podido venir a recogerlo".

El acto fue sencillo, sin apenas protocolo, celebrado justo después de que finalizó la asamblea anual de la Asociación de Profesionales de la Cultura. Poco a poco, los premiados fueron recibiendo la enhorabuena de sus compañeros. Entre otros, disfrutaron de la velada Beatriz Lucea, de la asociación cultural Believe in Art; Alejandro Dumall, representante del grupo B Vocal, o los miembros del jurado Toche Menal, de la compañía La Chaminera.

También se acercaron por La Campana de los Perdidos Nieves Ibeas y Antonio Gaspar, ahora desde su condición de profesores de la Universidad como en ediciones anteriores lo hicieron trabajando en la política. El encuentro, animado por algún que otro brindis y un picoteo informal, también sirvió para poner al día proyectos y potenciar la idea de que la creatividad y el arte tienen que llegar a más rincones, en cualquier disciplina y en todas las edades. Un poco como hace el festival de Calanda, "cuya programación es un ejemplo de vitalidad y de capacidad para desenvolverse en circunstancias adversas", se escuchó en la sala.