"La jota es la única música común a toda España"

Carmen París, cantante

Carmen París en una imagen de archivo.
"La jota es la única música común a toda España"
guillermo mestre

Es la artista aragonesa del momento, del año. Premio Nacional de Músicas Actuales 2014, nos recibe en su camerino, entre vestidos y pinturetas. ¿Qué es lo primero que le nace decir?

Yo le diría primero gracias. Y luego, también, que no lo esperaba.


Qué me dice...

Lo que oye. Los Premios de la Música de la SGAE se habían terminado. El caso es que me llamó el secretario de estado de Cultura, José María Lasalle, y me dio una alegría muy grande. No sabía ni que estaba nominada. Yo estoy centrada en mi trabajo, en crear, cantar.


Ha pegado el pelotazo...

En los últimos tiempo las cosas no iban bien. Estaba en la ruina. Se me acumularon las deudas. El último disco, ‘Ejazz con jota’, lo hice con el adelanto de los derechos de autor y el dinero con que me ayudaron dos amigas: María José Menal y Carmen Recio. También me ayudaron mis hermanos, que me eximieron de responsabilidades con mi madre, que sufre alzhéimer.


Creo que tendríamos que empezar por el principio...

Nací en Tarragona. Mi padre se llamaba Salvador París. Era de Samper de Calanda. Mi madre se llama Adelina Mondaray y nació en Cuenca. Los dos emigraron a Tarragona a trabajar, a ganarse la vida. Allí se conocieron y allí nací yo. Mi padre era repartidor del Kas. Luego, mi familia se trasladó de Tarragona a Tudela. Allí estuvimos 11 meses. Comulgué en Tudela. Después ya vinimos a Aragón.


A la periferia de Zaragoza, a Utebo.

El párroco de Utebo era de Samper y mi padre lo conocía. Cuando yo tenía 11 años, montó el bar París en Utebo. Yo les servía helados a los americanos de la Base Aérea y ellos me invitaban a la base. Allí conocí ritmos como el funky.


Es una historia semejante a la de Santiago Auserón: era hijo de un topógrafo de la Base Aérea.

No lo sabía. Nunca he hablado de esto con él. A cantar empecé a la vez que a hablar, con dos años. Mi padre era un enamorado de la música. En mi casa se oía al Pastor de Andorra igual que a Glenn Miller... Soy la mayor de cuatro hermanos y todos tuvimos formación musical. Si mi padre tenía muy buen oído, mi madre cantaba. Mi familia no solo entendió mi vocación, sino que me ayudó muchísimo.


¡Qué bien!

Yo había empezado con las clases de guitarra a los 7 años. Las de piano, a los 8. Y también solfeo.


También cantó en una orquesta...

Cantaba en la parroquia en Utebo. La orquesta Jamaica buscaba cantante y pensaron en mí. Estudiaba en el instituto de Alagón, iba a clases a Zaragoza, vivía en Utebo...


¡Cómo se lo ha currado!

Me formé en el teatro Lírico de Zaragoza. Era una de las sopranos. Descubrí el blues y el jazz.


Dicen que es la Amy Winehouse aragonesa...

¡Qué halago! Busco caminos nuevos. Nuestra cultura tiene que tener la misma dignidad que la anglosajona. Apuesto por el mestizaje. No me gusta la homogeneización, la colonización anglosajona, que impone modelos.


Claro: vestimos vaqueros, comemos perritos calientes, adoramos a las estrellas de Hollywood...

El problema es que no tenemos una política cultural que proteja. Lamentablemente, la cultura está expuesta a las leyes del mercado... Reivindico la diversidad, la validez de nuestras raíces. La jota es la única música común a toda España.


Ha luchado sin tregua.

De Utebo me vine a la calle Santander de Zaragoza. Y de allí, al Gancho. De allí me quedan sabores, olores... Me fui a Madrid con 30 años. Con 32 salió ‘Pa mi genio’. Hice tres discos con la Warner.


Pero el ‘boom’ ha llegado con ‘Ejazz con Jota’.

Me la jugué. Conocía a la saxofonista chilena Melissa Aldana, que vive en Nueva York y había sido alumna de la Berklee de Boston. Yo quise estudiar allí pero mi familia no se lo pudo permitir. Incluso solicité una beca. Nunca podía imaginar que los profesores grabasen mi obra.


Conjuga lo mejor de cada estilo: la fuerza de expresión y el brillo de las melodías de la jota con la riqueza armónica y rítmica del jazz.

Canto en inglés nuestros ritmos, todo adaptado a un lenguaje comprensible.


¿A quien le dedica su triunfo?

A mi padre, que no vive pero me sigue ayudando, y a mi madre. Y a los artistas que no llegaron.