El bucardo se resiste a volver

El grupo de investigación sigue mejorando sus técnicas a la espera de nuevas fuentes de financiación.

El último ejemplar de bucardo
El bucardo se resiste a volver
ASIER ALCORTA

Hace más de cincuenta años, los bucardos -subespecie de la cabra montesa- correteaban felizmente por el Pirineo aragonés. Sin embargo, las continuas cacerías provocaron que la especie se extinguiera en el año 2000, cuando falleció Celia, la última bucarda viva. Desde entonces, un grupo de investigadores del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) ha intentado resucirtarla, aunque sin demasiado éxito. En 2003 consiguieron que una cabra común se quedara embarazada, pero en el momento del nacimiento, la nueva Celia solo sobrevivió durante unos minutos debido a una afección pulmonar.


Su último intento fue en marzo de este año, cuando dos cabras fueron fecundadas, aunque ninguno de los dos embarazos llegaron a buen puerto. “La clonación en todas las especies de mamíferos es un método reproductivo poco eficaz, por lo tanto, el secreto es hacer muchas pruebas continuamente”, explica José Folch, responsable científico del proyecto. Al mismo tiempo señala que en el caso de Celia no pudo lograrse por falta de financiación.


Pero no todo es negativo, al fecundar a estas cabras se ha demostrado que “el material genético de bucardo, que conservamos congelado, está en perfectas condiciones”. De este modo, en el momento en el que se tenga la suficiente financiación, se podrán seguir haciendo pruebas de clonación.


En la actualidad están perfeccionando algunas técnicas de laboratorio además de buscar cómo multiplicar el número de cabras montesas que se utilizarán como “madres de alquiler”. “Para ello contamos con la colaboración del INRA -su homólogo francés-, la Universidad de Lieja (Francia) y otros centros españoles”, comenta Folch. De hecho, un Parque Faunístico les han cedido gratuitamente un macho montés y el Instituto Nacional de Investigación Agraria y Agroalimentaria (INIA) de Madrid les ha puesto a su disposición semen congelado de machos monteses.


Todo ello es necesario para clonar al bucardo. Una técnica en la que se utilizan células congeladas de esta cabra montesa, que ya obtuvieron en 1999, y óvulos de cabra doméstica. No obstante, todos los avances logrados en los últimos años, en los que se han modificado las técnicas habituales para conseguir mayor precisión y se han establecido unos protocolos para la obtención de óvulos, se están viendo ralentizados durante los últimos meses debido a la falta de recursos económicos.

La economía, el principal problema

“El proyecto nunca se ha parado del todo”, asegura Folch. Aunque reconoce que para lograr que un bucardo vuelva a nacer es necesario “obtener el apoyo de la Administración y una fuente de financiación, pública o privada”. Por ello, entre sus planes de futuro está previsto acceder a las convocatorias públicas de proyectos que van a salir durante el próximo año. Otra forma de intentar conseguir ese dinero es a través de las conversaciones que están manteniendo con organismos extranjeros, especialmente franceses, “que siempre han manifestado su interés por colaborar”.

Un futuro lleno de bucardos

Pese a todos los problemas financieros y las dificultades genéticas que tiene la clonación de mamíferos, Folch se muestra esperanzado. “Se tardará más o menos, pero finalmente se obtendrán bucardos vivos”, sostiene. Todo depende de los esfuerzos que se inviertan en ello además de los avances tecnológicos que se hagan en este campo, “aunque en los países avanzados son muy rápidos”.