Plantar esfuerzo, cosechar futuro

La escuela-taller Alto Carabinas imparte un curso en Viverismo y otro en Infraestructura de jardines para dar formación básica y empleo emunerado a 16 chavales que acaban de alcanzar la mayoría de edad.

En Viverismo se encargan de las plantas de invernadero y del diseño de los dibujos del jardín
Plantar esfuerzo, cosechar futuro
Francisco Jiménez

Sebastián, Issiaka, Abdellah, Amaro, Nora, Santiago e Ibrahima. De entre 18 y 21 años. Viven en Zaragoza. Van a clase todas las mañanas, como corresponde a cualquier chaval de su edad. Algunos, amplían sus estudios por las tardes. Unos viven con sus padres, otros comparten piso con amigos. Pero, sobre todo, estos siete jóvenes luchan día a día por conseguir un futuro, un trabajo y cumplir un sueño.


Forman parte de un grupo de 16 chicos que a día de hoy están cursando la formación en Viverismo y en Infraestructura de jardines en la escuela-taller Alto Carabinas, sita en el Centro de Observación y Acogida Cesaraugusto (COA), en Torrero. Es el último paso que les falta dar para salir al mundo laboral –aunque alguno de ellos ya ha trabajado– y enfrentarse, como cualquier otro ciudadano, a la crisis, los recortes y la falta de empleo. Sin embargo, ellos tienen esperanza y mucho ánimo. "Estoy trabajando mucho y cuando acabe voy a tener una buena formación", explica Ibrahima Calil, de 21 años, que cursa infraestructura.


Han trabajado para arreglar los exteriores del antiguo reformatorio el Buen Pastor, en Valdefierro, y de otros centros de menores como el Juan de Lanuza o el Santa Isabel. También adecuaron las instalaciones en las que trabajan los alumnos de Viverismo o en las que imparten la formación académica. Transformaron una antigua piscina en el invernadero donde hoy cultivan todas las plantas que decoran, o decorarán, los exteriores de estos centros.


El propio COA al que se encuentran anexos ha disfrutado de los conocimientos adquiridos por estos chavales: han diseñado jardines y espacios verdes que en primavera y verano se convierten en un lujo para la vista. Las aulas están igualmente reformadas por ellos y se les nota cierto orgullo en la mirada cuando lo afirman.

Cierre y reapertura, con éxito


La escuela-taller Alto Carabinas se reactivó el año pasado, pese a haber estado funcionando con anterioridad y "con éxito". Así lo afirma Pablo Viscasillas, el director actual, que considera que la formación que se ofrece en estos cursos, tanto teórica como práctica, "es muy importante para los alumnos". "La verdad es que los dos grupos son fenomenales, se trabaja muy bien con ellos", afirma el director, que va más allá de sus funciones y se preocupa por cada uno de ellos.


Los muchachos corresponden a esta preocupación con gratitud, ya que afirman poder "hablar de cualquier problema" con él, aunque no esté relacionado con los cursos. Yes que la escuela-taller no se centra únicamente en que los alumnos trabajen y obtengan un certificado, va más allá. Tienen módulos en los que estudian sobre igualdad de género, medioambiente, informática, empredimiento... y valoran estos conocimientos positivamente.


En los inicios de esta escuela-taller, que estuvo abierta desde 1997 hasta 2004, los certificados que se obtenían estaban orientados a la contrucción. Con la crisis y las nuevas demandas del sector laboral, se reorientó la escuela para que los chicos salieran adaptados a estas exigencias. "Por eso se ofertan cursos en Viverismo e Infraestuctura", concluye Viscasillas.


En resumen: "El curso es muy bueno", coinciden los siete chavales, "tanto el certificado como los módulos, por ejemplo el de igualdad, están muy adaptados a la sociedad actual", apunta Sebastián Arenas. Santiago Catalán apostilla que así "todos nos enteramos de que no hay que tratar mal a nadie por su género y eso es importante". También valoran la buena dinámica y trato que tienen entre ellos. Incluso algunos de los compañeros comparten piso.

Un sueldo más que merecido


Entran a clase las 7.30 y salen a las 15.30. Además, aquellos que aún no han obtenido el título de la ESO acuden a la Casa del Canal para poder presentarse al examen. El curso comenzó en noviembre del año pasado y finalizará en el mismo mes de 2015.


Durante los primeros seis meses, recibieron toda la formación teórica que aplicarán durante el año y medio restante, además de una beca de 140 euros mensuales. Ahora, que ya están trabajando, perciben el salario mínimo interprofesional. Y se lo ganan.


Estos chicos agradecen la oportunidad que se les ha brindado. A los que en entren un futuro en la escuela-taller, les recomiendan que aprovechen la formación. Piden que se les trate como "a un trabajador más" cuando vayan a solicitar un empleo y se consideran "capaces de conseguirlo". Quieren que se "reconozca" su formación y, sobre todo, que la gente entienda que a través de estos proyectos "todos salimos ganando".