Todas las plantas y flores del Pirineo, al alcance de la mano

El Atlas de la Flora del Pirineo, con 4.300 especies, puede consultarse en internet.

Borderea chouardii
Borderea chouardii
M. Bernal

A 3.000 metros de altitud a veces suceden pequeños milagros de la naturaleza y se abre paso la vida entre las inclemencias del tiempo y las abruptas condiciones del terreno.  Es el caso de la Saxifraga oppositifolia, una de las más de 4.300 plantas que habitan en la cordillera pirenaica y que han sido catalogadas y descritas minuciosamente en el 'Atlas de la Flora del Pirineo'. Este compendio de las plantas que viven en el Pirineo, fruto de la labor de 40 botánicos españoles, franceses y andorranos, está al alcance de la mano desde este otoño, gracias a la página web www.florapyrenaea.es   


El inmenso catálogo recoge una joya de la naturaleza única en el mundo y en peligro de extinción como la Borderea chouardiique solo puede encontrarse en el roquedo del Congosto de Sopeira (Huesca). Más de 300 del total de las plantas catalogadas son endemismos (exclusivas) de la cadena montañosa. También incluye plantas que han sido bautizadas con el nombre de ilustres aragoneses, como el Narcissus assoanus, en  homenaje a Ignacio Jordán de Asso (1742-1814), quien también se dedicó a la botánica. Este narciso mediterráneo anuncia la primavera cubriendo las rocas calizas con sus flores. 


El 'Atlas de la Flora del Pirineo' pone a disposición de todos los públicos, a través de la web, dos millones de citas de plantas recogidas desde 1830. Ahora ve la luz gracias al esfuerzo y dedicación que durante las últimas décadas ha desempeñado un equipo de 40 investigadores botánicos de toda la cadena pirenaica, pertenecientes a cinco regiones francesas, cuatro comunidades españolas, más Andorra.


Este ejemplo de coordinación, trasladable a otros ámbitos, ha permitido ofrecer un enfoque global de todo el Pirineo, por encima de la visión parcial que suelen aportar las fronteras artificiales.


Uno de los botánicos que ha estado al frente de esta tarea de recopilación y coordinación es el jaqués Daniel Gómez, investigador del CSIC en el Instituto Pirenaico de Ecología, quien destaca que el exhaustivo inventario de plantas logrado permitirá evaluar los riesgos que el cambio climático puede suponer para la diversidad vegetal de la cordillera para poder tomar las medidas oportunas.   


De hecho, durante la elaboración del atlas ya se ha observado la llegada al Pirineo de nuevas especies, conocidas como xenófitos, a consecuencia de la variación del clima, según explica Daniel Gómez, quien considera que algunas de ellas pueden convertirse en especies invasoras. Pone como ejemplo que este verano han aparecido en el término de Jaca ejemplares de Centaurea solstitialis, una planta común en el Sistema Ibérico que probablemente ha llegado a esa zona de los Pirineos mezclada con semillas de trigo. 


Daniel Gómez destaca que la puesta en marcha de la web que recoge el 'Atlas de la Flora del Pirineo', además de ofrecer a todos los ciudadanos la posibilidad de conocer en profundidad las plantas de la cordillera pirenáica, permite enriquecer continuamente el inventario porque puede ir actualizándose. El científico jaqués también subraya la colaboración desinteresada de numerosos botánicos o aficionados a esta disciplina que contribuyen a mejorar el catálogo gracias a los datos, fotografías u otras aportaciones.  


Los Pirineos son el segundo núcleo de diversidad de Europa, después de los Alpes, puesto que sus más de 4.300 plantas suponen un tercio del total de Europa. Pero entre esta variada flora, si se le pide a Daniel Gómez que elija un ejemplar se inclina por una planta tan común como bella: el Dactylis glomerata.    

Según explica el botánico, este "dactilo" que debe su nombre a la forma de dedos de sus espigas. es una hierba vulgar, se encuentra en todos los pastos, 

jardines y descampados de nuestro entorno, desde Zaragoza hasta Albarracín, Calatayud o Benasque. "Pisamos sus tallos cada día sin reparar en su aspecto", añade Daniel Gómez, quien apunta que Manuel Bernal. en la fotografía del "dactilo" que acompaña este texto, "nos descubre cómo la belleza se puede encontrar en la planta más banal y lo extraordinario surge de lo ordinario cuando se ha aprendido a observar la naturaleza".


Hay otras plantas, además de las citadas, que destacan por alguna peculiaridad y que se recogen en las imágenes adjuntas, como el Erytronium dens-canis, que debe su nombre de "diente de perro" a la forma del bulbo subterráneo de donde sale esta planta con una flor tan característica y hojas con manchas rojizas. Vive exclusivamente en los pastos de los Valles más húmedos de los Pirineos como los de Ansó y Benasque. 


La Gentiana alpina, como indica su nombre, vive en las montañas alpinas de Europa y por el sur, alcanza los Pirineos y salta a Sierra Nevada. El Crocus vernus es un azafrán silvestre que vive en los pastos de la alta montaña pirenaica y llega por el sur hasta la Sierra de Guara, donde es rarísima. Sus flores blancas o azuladas se pueden ver ya en pleno invierno, a veces atravesando la capa de nieve que todavía en esa época no ha acabado su fusión.


La Saxifraga media es una planta "rompepiedras" exclusiva de los Pirineos centrales en Andorra, Francia Y españa. En Aragón está en los valles de Llauset, Benasque y Chistau, donde alcanza su limite occidental. 

La Saxifraga androsacea se extiende desde Siberia a los Pirineos, donde se encuentra rarísima en los de Aragón por encima de 2.500 metros de altitud.


La Papaver alpinum es una amapola pariente cercana del familiar "ababol", pero tiene las flores blancas y es difícil de encontrar en los Pirineos. En los de España apenas penetra unos metros en el Circo de Pineta.


La Paeonia officinalis  es una "peonia" que vive en los claros del bosque de carrasca y encina. En nuestra región está catalogada como "de interés especial" por su rareza.


La Spiraea crenata parvifolia conocida popularmente como "espirea" es pariente de las que se usan en jardinería, pero esta planta solo vive en unas pocas localidades de las provincias de Barcelona, Lérida y en Caserres del Castillo (Huesca) donde está la única población aragonesa.


Como destaca Daniel Gómez, además de su valor ornamental y botánico, no hay que olvidar que la variedad de la flora pirenaica contribuye al desarrollo económico de todo el área gracias a la riqueza de los pastos que ofrece al ganado, las especies que proporciona a la herboristería y las plantas medicinales, así como la aportación de sus flores a la apicultura.   


Este proyecto de investigación, en el que también ha participado en la vertiente aragonesa el biólogo del departamento de Medio Ambiente de la DGA Javier Puente, se enmarca en el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático  y lo financia la Comunidad de Trabajo de los Pirineos a través del Programa del Poctefa.