El Hombre de Molinos, demasiado 'joven'

Los análisis por radiocarbono de la mandíbula hallada hace años en una cueva de la localidad turolense descartan que sea, como algunos especialistas sostenían, el resto humano más antiguo encontrado en Aragón.

La mandíbula perteneció a un hombre de entre 26 y 32 años que estaba bien alimentado y se nutría de proteínas animales, con un 25% de su dieta compuesto por cereales y frutos secos.
El Hombre de Molinos, demasiado 'joven'

El famoso Hombre de Molinos es más ‘joven’ de lo muchos creían. Los análisis de radiocarbono han venido a zanjar una polémica que dividía desde hace décadas a los científicos. Por un lado, estaban los que defendían que la mandíbula encontrada en 1978 en una cueva de la localidad turolense correspondía al homínido más antiguo de Aragón (25.000 años); por otro, los que pensaban que en realidad el vestigio era mucho más reciente. El ánalisis por la técnica del radiocarbono ha sido concluyente: la mandíbula pertenece a un hombre que vivió entre el 3090 y 3060 antes de Cristo (datación calibrada). Es decir, que tiene poco más de 5.000 años de antigüedad.


"La datación es fiable –señala José María Rodanés, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza–. Y lo que tenemos es simplemente un tipo de enterramiento frecuente en época neolítica en el valle del Ebro".


Los datos que cierran definitivamente la polémica acaban de ser publicados en el libro coral ‘Miscelánea de estudios en homenaje a Guillermo Fatás Cabeza’, en un artículo que firma Rodanés junto al paleoantropólogo José Ignacio Lorenzo.


La historia del Hombre de Molinos se remonta a 1978, cuando se realizaron obras a la entrada de la Cueva de las Graderas (tal y como se la conocía entonces;hoy, Gruta de Cristal). Se trata de una pequeña cavidad, cercana a la cueva de las Baticambras, donde años antes ya se habían encontrado enterramientos antiguos. La boca de la cueva es muy pequeña –apenas dos metros de diámetro–, y más estrecha aún la oquedad que daba paso a diferentes salas con formaciones litogénicas de gran belleza. Cuando en 1978 se emprendieron obras para hacer la cueva accesible y facilitar el recorrido turístico aparecieron restos óseos, en esencia un fragmento de mandíbula humana y una muela de oso. Los recogió y guardó el que entonces era alcalde de la localidad, Orencio Andrés.

Las excavaciones arqueológicas


La cueva ha sido objeto de varias excavaciones arqueológicas. En 1983 el geólogo J. A. Cuchí descubrió en ella diversos restos de microfauna, que fueron estudiados; un año más tarde, Eladio Liñán dirigió una campaña de excavaciones en la zona donde se había actuado para facilitar el acceso de los visitantes. Ese mismo año, Guillermo Meléndez y Enrique Gil, miembros del Departamento de Paleontología, confiaron el estudio de la mandíbula al paleoantropólogo José Ignacio Lorenzo. Fue este especialista quien en 1985 publicó ya un amplio estudio asegurando que era más moderna de lo que se creía, pero basándose únicamente en un análisis antropométrico. ¿Cómo, pues, ha llegado a nuestros días la tesis de que era muy antigua, de que constituía el resto humano más viejo de entre los conservados en Aragón?


"Yo concluí que se trataba de una mandíbula moderna simplemente por la anatomía –asegura Lorenzo–. Para mí, la cuestión no ofrecía dudas. El problema es que la fauna a la que apareció asociada era indudablemente paleolítica, y esa aparente contradicción es la que ha dado pie a que se hayan formulado dos teorías. Para algunos especialistas ha pesado más el hecho de que los restos de ratones y mamíferos que aparecieron en la misma zona y estrato eran indudablemente paleolíticos. Ya en los años 80 intenté que me dejaran hacer un análisis de carbono 14, pero me lo negaron y la cosa quedó ahí. Pero está claro que, morfológicamente, la mandíbula se parece más a las de los enterramientos de la Edad Media que a los del Paleolítico".


Ocurría, como ha pasado otras veces en cuevas, que los niveles arqueológicos estaban revueltos y, por lo tanto, aparecían juntos vestigios de distintas épocas.

Monumento natural


El problema, también, es que entonces las técnicas de datación estaban menos desarrolladas que ahora. A mediados de los 80, por ejemplo, era necesaria una muestra de unos 180 gramos para hacer el análisis (lo que hubiera mermado sensiblemente la pieza) cuando hoy en día basta con tan solo 2.


En cualquier caso, desde mediados de los 80 a nuestros días se ha venido hablando del "Hombre de Molinos", "el primer aragonés", "el hombre más antiguo de Aragón" o "el homínido más antiguo de Aragón". Bien es cierto que esas formulaciones son frecuentes en ámbitos no especializados y, sobre todo, en textos de internet, pero no solo en ellos. De hecho, cuando en 2006 el Gobierno de Aragón declaró monumentos naturales las Grutas de Cristal de Molinos y del Puente de Fonseca, uno de los principales argumentos para ello fue "la existencia de una abundante fauna fósil, así como dos enterramientos antrópicos, uno de los cuales corresponde al homínido más antiguo de Aragón: el Hombre de Molinos, fechado en 25.000 años".