“Vivimos en un pequeño pueblo, pero estamos muy conectados”

07En el pueblo de Víctor, Ana y Luna viven cuatro vecinos (ellos tres y una mujer francesa). Esta familia de Zaragoza decidió hace cuatro años dejar la ciudad y marcharse a vivir al campo. Tras pasar un tiempo en Anzánigo, donde disponían de una casa de la familia de Ana, se trasladaron a Estallo, en el Prepirineo. Ahora viven ahí felices y acaban de poner en marcha una tienda online de juguetes educativos y ecológicos: Veobio.

“Cuando iba a nacer nuestra hija decidimos dejar Zaragoza y trasladarnos a un pueblo. Queríamos vivir en contacto con la naturaleza, con más tranquilidad que en la ciudad y disfrutando de la crianza", cuenta Víctor Regalado, de 33 años, que en Zaragoza trabajaba de albañil (también es músico). Ana Remacha, de 28, es terapeuta ocupacional y psicomotricista, y trabajaba en una residencia.

Ahora viven en una casa en Estallo, a 15 minutos en coche de Sabiñánigo. Tienen huerto, animales (patos, pollos, gallinas, etc.) y mucho tiempo para disfrutar de la naturaleza. En su pueblo no hay cobertura de móvil, pero sí tienen internet para comunicarse y trabajar. Se reúnen con otras familias con niños de pueblos cercanos casi a diario. Y van a Zaragoza un par de veces al mes.

“Nos gusta mucho vivir en un ambiente natural. El día es completamente diferente a la ciudad: con otro ritmo, más tranquilos, disfrutando de la naturaleza, de los cambios de las estaciones”, cuenta Víctor. “La única desventaja es que la familia y los amigos están más lejos. Pero tampoco en la ciudad ves a la gente cercana todos los días. Internet nos permite estar en contacto. Y no nos sentimos solos”, reflexiona Víctor.

A principios de año empezaron a diseñar su proyecto de venta de juguetes online y en julio abrieron la tienda en la red: Veobio (con el lema de “Lo natural es jugar”). Venden juegos y otros productos hechos con materiales naturales, sobre todo de madera. “Ofrecemos materiales hechos a mano, juegos éticos y juguetes ecológicos. Nuestros productos promueven la creatividad y establecen una relación con el mundo natural”, resumen su filosofía.

En internet muestran el catálogo y en su casa de Estallo tienen el almacén. Tienen un acuerdo con una empresa de mensajería y cuando alguien hace un pedido, el juguete llega en 24 horas a cualquier punto de España. “Hace unos años hubiera sido imposible tener una tienda de juguetes online en un pueblo aislado. Pero hoy gracias a las nuevas tecnologías podemos vivir y trabajar aquí. Vivimos en un pequeño pueblo pero estamos muy conectados”, afirma Víctor.