La historia de Ikran, sus tres hijas, el rito bereber y su regreso deprimida al Servet

El protocolo de una muerte súbita exige enviar al Instituto de Toxicología (de Barcelona, en este caso) restos del pulmón y corazón del bebé para determinar la causa.

Ikran salió corriendo de su casa con la tercera hija hacia el centro de salud de Las Fuentes, en la calle de Doctor Iranzo. Parecía que moría. La tragedia le cogió en la cocina haciendo café mientras su suegra se puso a gritar porque la niña se les iba y se quedaba inconsciente. Ikran no se puso el pañuelo en la cabeza, como tiene por costumbre, y llegó rápidamente al centro con la niña porque estaba muy cerca de su domicilio en la calle de Florián Rey número 19. Pero ni en el centro de salud ni en la ambulancia del 061, que fue avisada por la urgencia, lograron reanimarla y la pequeña falleció allí mismo. Esta vez no llegó hasta el Hospital Infantil como ocurrió con esta misma en otro episodio similar sucedido el pasado 16 de octubre. Entonces pasó dos semanas ingresada. Después de la toma de pecho la recién nacida palidecía y se ponía de un color azulado.


No era la primera vez que había vivido ese trágico momento porque perdió de la misma manera a su primera hija de tres meses en julio de 2011. La familia se negó a que le practicaran la autopsia a la niña, lo que ya despertó sospechas. Por eso, cuando nació la segunda, en febrero de 2013, estuvo vigilada con cámaras en el Hospital Infantil por la autoridad judicial. Cuando esta segunda hija tenía un mes, la Policía determinó que hubo un episodio de un intento de asesinato y los Servicios Sociales de la DGA ya le retiraron la custodia (como ahora, tras la detención que fue el pasado lunes).


Ikran procede de una pequeña aldea del norte de Marruecos, en el Rif, y en los seis años que lleva viviendo en Zaragoza no ha aprendido el castellano. Su marido, el zapatero Mimoun, se desenvuelve muy bien con el idioma en los diez años que lleva aquí y es muy querido en Las Fuentes. "Ella es rara", confían las vecinas de la casa, "y la niña solo lloraba".


Entre el carácter de la madre, el acervo cultural del clan y el bajo nivel educativo se apoya la tesis policial de que las muertes pudieron deberse a la creencia del rito bereber del demonio Ekjrm, que supone tapar la boca al bebé para evitar que el diablo entre dentro.


Cuando Ikran vivió el suceso de la segunda niña ya tuvo que recibir tratamiento psiquiátrico en el hospital Miguel Servet. Por eso tuvieron que trasladarla el viernes desde la cárcel de Zuera a la planta de psiquiatría del Servet. Su familia le llevó ropa ayer y pudo visitarla. La juez instructora ordenó su ingreso en la prisión, imputada por los dos asesinatos de sus dos hijas (la primera y la tercera) y el intento del asesinato de la segunda, la única que vive. Su abogado Pedro Pascual lo recurrirá.


El desenlace de este drama tardará, al menos, dos semanas, hasta que lleguen los resultados de toxicología y anatomía patológica sobre los análisis del pulmón y el corazón. Según los primeros informes fue asfixia y homicidio. Ahora, la Policía deja paso a la ciencia.