La Asociación Bebés Robados de Aragón denuncia el archivo de casos

Un grupo de asociados se concentró ayer en la plaza del Pilar para pedir ayuda al Gobierno y a la Iglesia para encontrar a los hijos que fueron robados.

Varios miembros de la Asociación Bebés Robados en Aragón, ayer en la plaza del Pilar
La Asociación Bebés Robados de Aragón denuncia el archivo de casos
Oliver Duch

"Nos manifestamos el día de la Constitución y estaremos todos los días hasta el de la Inmaculada. Pedimos al Gobierno y a la Iglesia que nos ayuden a encontrar a los hijos que nos robaron. Nuestros casos se archivan en los juzgados", denuncian Vicente Marco, presidente de la Asociación Bebés Robados de Aragón, que perdió a una supuesta niña robada en julio de 1979 en el Hospital Clínico, y Luis Badenes, un voluntario que se suma a la protesta de los afectados.


Miembros de la asociación estuvieron ayer por la mañana en la plaza del Pilar y volverán hoy y mañana para reclamar a las instituciones auxilio. "Estaremos desde las 11.00 hasta la 13.30 para explicar lo que nos pasa a la gente de los niños robados, aunque haya algunos que no estén de acuerdo", apuntó Badenes. "Hoy nos ha mandado Cristina por Facebook la historia que ha publicado HERALDO (ayer). Esperamos que pueda encontrar a su madre".

Del olivo al olmo


Agustina Olmo, vecina de Casetas, se sumó ayer a la protesta porque su caso también ha sido archivado. Ella dio a luz en la clínica Montpellier en enero de 1984 y ya no vio a su hijo recién nacido porque la habían dormido.


El padre del niño pudo contemplarlo y, unas horas después, una monja le dijo que iba a echarle "las aguas de socorro". Supuestamente murió. Cuando pidió su historial clínico, descubrió que no aparece en el libro de registro que se guarda. "Fui a ver al director de la clínica y me contestó: ‘No puedo darle el historial porque el apellido es de otro árbol’, en lugar de olmo es olivo", recuerda Agustina Olmo.


Teresa también está buscando a su hermana, que nació en el Hospital San Juan de Dios en 1961. Llegaron a bautizarla y luego le dijeron a la madre que se había muerto, pero sin tener acceso a la fallecida. "Prefiero no dar mi apellido porque algunos de mis hermanos no están de acuerdo con esta búsqueda", agrega.


Francisco Cabrero, que fue acompañado por una hija, sigue esperando saber si su hijo es el que murió en 1969 y al que enterraron en una tumba del cementerio de Torrero. Los papeles que han ido a buscar en todos los archivos confunden a la familia porque en unos dicen que falleció como prematuro y en otros que ocurrió en casa. "Lo exhumaron hace dos años pero no pudieron encontrar todos los datos que se necesitan para confirmar que era nuestro hijo", explica. "En cuatro de esos datos, no era él".