Heraldo del Campo

El guisante, savia nueva para el campo turolense

La sociedad cooperativa Cereales Teruel ha apostado por esta especie con un proyecto que persigue su implantación progresiva para mejorar rendimientos.

Detalle de las flores del guisante.
El guisante, savia nueva para el campo turolense
HA

Lento pero con pasos firmes. Así se está implantando el cultivo del guisante en la provincia turolense, a través de un proyecto que impulsa la sociedad cooperativa Cereales Teruel desde hace tres años.


Las ayudas de la Política Agraria Comunitaria (PAC) a este tipo de productos favorecieron la puesta en marcha de la iniciativa en 2011, pero el aspecto que inclinó la balanza tiene más que ver con sus beneficios agrícolas. Según diferentes estudios, la leguminosa contribuye al enriquecimiento del suelo debido a la fijación biológica del nitrógeno atmosférico que realizan las bacterias que contiene la planta. Se piensa que la introducción del guisante en una rotación de cultivos incrementa la fertilidad del terreno.


Esta circunstancia, según la directora del departamento técnico de Cereales Teruel, Araceli Sierra, es especialmente importante en una provincia como la de Teruel, abundante en suelos fuertemente calizos, con porcentajes de productividad que descienden progresivamente conforme se ha ido intensificando el monocultivo del cereal.


Pero una de las principales ventajas para la fábrica de piensos que Cereales Teruel abrió en 1997 es la interesante vía que se abre para la mejora de la alimentación animal. Uno de sus proyectos de investigación profundiza sobre el comportamiento de diferentes variedades de guisantes en las fórmulas de pienso y su repercusión en la calidad de la carne.


La introducción de la leguminosa en los piensos ganaderos para incrementar su aportación proteica reduciría los costes de producción al utilizarla para remplazar a la soja. Las necesidades actuales de estas semillas son cubiertas a través de importaciones procedentes de EE. UU. y Francia.


En estos momentos, en la provincia de Teruel hay algo más de 4.000 hectáreas dedicadas al cultivo de guisante. Se encuentran en áreas del radio de influencia de la sociedad cooperativa, como el Altiplano, la Hoya de Teruel, Jiloca, la zona de la Val y el Pobo. También se ha extendido a la comarca Campo Romanos, en Zaragoza. Es precisamente en esta última y en las zonas de Cosa y Bañón en donde estas plantaciones están más consolidadas.

Araceli Sierra considera, sin embargo, que la implicación de los agricultores es todavía baja, si se tiene en cuenta que las tierras de cultivo de los socios de Cereales Teruel superan las 60.000 hectáreas. Según sostiene, la posibilidad de que la PAC tome el acuerdo de mantener las ayudas a este cultivo, algo que ya contempla, puede favorecer una mayor complicidad de los agricultores.


Entre los firmes defensores de guisante figura Javier Cervera, un agricultor de Bañón que cultiva esta leguminosa desde hace ocho años mediante un sistema de rotación cada tres años con buenos resultados. Según afirma, es una planta "muy interesante para nitrogenar la tierra".


Cervera dedica habitualmente entre 30 y 40 hectáreas a su cultivo, que este año se encuentra en una especie de ‘parada técnica’, porque tampoco es aconsejable la continuidad del mismo. Aclara que su sistema agrícola incluye el uso alterno de yeros, otra leguminosa que, a su juicio, no aporta tanto nitrógeno a la tierra, pero juega en su favor su menor coste de producción. "El guisante tiene más gastos de tratamiento contra enfermedades específicas y plagas", indica este agricultor. No obstante, matiza que sus plantaciones de Bañón y las de la localidad de Corbatón están, por su altitud, libres de la presencia de malas hierbas, como la capitana, una especie que ha invadido los cultivos de la comarca del Jiloca.


De las bondades del guisante, Javier Cervera destaca que a los dos años y en condiciones climáticas normales, "la cosecha está asegurada".


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