El Ministerio solo prevé licitar este año el suministro alternativo para Villanueva

El abastecimiento, que ya se ha retrasado, es el único de los pueblos afectados por el lindano del Gállego que se podrá acometer a corto plazo, pese a lo anunciado por Tejerina.

El escaso compromiso asumido el lunes en Zaragoza por la ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, para afrontar la crisis del lindano es aún menor si se tiene en cuenta que el único abastecimiento alternativo para los pueblos afectados por la contaminación del río Gállego que el Ministerio tiene previsto licitar antes de final de este año es el de Villanueva. El ramal que permitirá llevar agua de Yesa a esta localidad, donde se prohibió beber del grifo durante tres semanas a sus casi 5.000 habitantes, estaba ya prevista y presupuestada, y de hecho se esperaba que las obras salieran a concurso este mismo mes.


A esta actuación se aferró la ministra cuando en octubre el PSOE le preguntó en el Senado por su aportación para atajar la crisis. En aquella ocasión, Tejerina anunció, sin concretar su finalidad, una inversión de 6,6 millones, que se corresponde con el nuevo suministro de Villanueva, incluido en los presupuestos de 2015.


Y el lunes, la misma obra, reivindicada durante años, sirvió a la ministra para salir del paso y afirmar que "de inmediato" se licitarán las obras "para reforzar el abastecimiento" de municipios afectados de la ribera del Gállego. Habló en plural, pero desde el Gobierno de Aragón aclararon ayer que el único proyecto que está en disposición de ser licitado es el citado. No en vano, el Instituto Aragonés del Agua (IAA) está trabajando todavía en el estudio para definir las alternativas para una docena de núcleos que se abastecen directamente del río o bien lo utilizan como toma secundaria.


En el caso de los pueblos situados aguas abajo del pantano de La Peña -en los que también se prohibió el consumo-, la DGA, que remitirá al Ministerio de Medio Ambiente su informe una vez finalizado, apuesta por llevar agua del canal de Bardenas a través de la acequia de La Sora.


Más compleja parece la solución para las poblaciones situadas más arriba de La Peña (Caldearenas, Anzánigo, Javierrelatre, Latre y Estallo). Allí se está analizando la posibilidad de una traída desde Sabiñánigo. No obstante, desde el IAA recordaron la dificultad incluso de elaborar el estudio necesario "por la complicada orografía de toda la zona". Además, antes de adoptar una decisión sobre los nuevos abastecimientos se consultará a todos los ayuntamientos implicados.

Indignación de los regantes


Los regantes acusaron ayer en una nota de prensa al Ministerio, a la DGA y a la Confederación Hidrográfica del Ebro de "falta de respuesta" ante esta crisis, por no tener en cuenta las pérdidas millonarias que pueden suponer las limitaciones en el uso del agua del Gállego. "La ministra dice que es un tema que va para largo, de años, pero no podemos esperar tanto", declaró César Trillo, presidente de Riegos del Alto Aragón, quien se mostró "perplejo" porque en la Comisión del Pacto del Agua no se tuvo en cuenta que en unos meses los agricultores tendrán que afrontar una campaña sin poder utilizar el embalse de La Sotonera.


La comunidad ya hace sus cálculos pensando en que el próximo verano "habrá que establecer cupos", por lo que "135.000 hectáreas se verán afectadas". Trillo recordó que se han desembalsado más de 80 hectómetros cúbicos para diluir la contaminación, lo que ha supuesto dejar La Sotonera al 30%. "Se vertió el agua y no se nos dijo nada, olvidando que son embalses que pagamos nosotros. No nos opusimos porque era una cuestión de salud pública, pero no tengo tan claro que haya sido la solución, porque cuando llueve vuelve a ensuciarse el río", lamentó.


Por otra parte, agentes sociales de la cuenca del Gállego han creado el movimiento ciudadano ‘Lindano no’ para luchar contra la contaminación de las aguas, que puede llegar a afectar a la cadena alimentaria, según advierten.