Los expertos cuestionan el emplazamiento del vertedero de Bailín por su cercanía al río

?El vicepresidente delColegio de Geólogos de Aragón, Carlos Carnicer, miembro de la comisión de expertos, dice que las condiciones del terreno no son las más adecuadas.

El vertedero de Bailín (Sabiñánigo) se construyó en un lugar que favorece la contaminación por su composición geológica y por su cercanía a los acuíferos y al río Gállego. Así lo cree Carlos Carnicer, vicepresidente del Colegio de Geólogos de Aragón y uno de los miembros de la comisión de expertos creada por el consejero de Medio Ambiente para luchar contra el lindano. El grupo celebra hoy su primer encuentro y en él participarán además especialistas del Instituto Geológico y Minero, del CSIC y de la Universidad de Zaragoza.


A Carnicer le quedan pocas dudas sobre la causa "porque la punta de contaminación coincide con el traslado de residuos en el vertedero". "Parece claro, por las evidencias, que ha habido algún error o bien en el traslado o bien en el sistema de depuración que ha ocasionado la escorrentía de parte de los lixiviados al río Gállego", añade.


Este experto también considera que la ubicación podría haber sido "mucho mejor", alejando el vertedero de los acuíferos y del río (está a menos de un kilómetro), tal y como recomienda la legislación. Y es que es geológicamente "bastante complicada". Tanto el vertedero viejo como el nuevo, situados al lado, están sobre el mismo tipo de materiales en la formación Campodarbe (denominación de la literatura geológica), una alternancia de limolitas (areniscas de grano fino) y margas, finamente estratificadas, de forma vertical, lo que hace singular a la ubicación.


"Estos materiales, si estuvieran en una disposición horizontal, dificultarían mucho los problemas de contaminación, pero al estar en disposición vertical favorecen que los lixiviados vayan al acuífero", explica el vicepresidente del Colegio de Geólogos de Aragón. En su opinión, en la decisión de construir en el mismo emplazamiento la nueva celda de seguridad para enterrar en ella miles de toneladas de suelos contaminados, primó el menor coste del traslado y la intención de minimizar la alarma social que supondría transportarlos por carretera y cruzar núcleos urbanos, en caso de buscar otra ubicación con menor riesgo geológico.


No obstante, Carnicer considera que si la celda de seguridad cumple las condiciones de permeabilidad y hay un seguimiento y un control adecuados, tal y como establece la legislación, "no tiene por qué haber ningún riesgo", pues la propia reglamentación contempla que en caso de no existir una barrera geológica natural se puede sustituir por una artificial. "Es cierto que se podría haber localizado en un sitio mejor, pero si se siguen los controles ambientales pertinentes y son exhaustivos y la depuración y la gestión son adecuadas, no tendría por qué haber problemas".