Una fórmula para posponer la maternidad que gana adeptas

Cada vez más aragonesas solteras o en una situación laboral complicada toman esta decisión.

Instalaciones del IVI en el World Trade Center de Zaragoza
Una fórmula para posponer la maternidad que gana adeptas
OLIVER DUCH

Dos de las dos grandes compañías de Sillicon Valley, Google y Facebook, hicieron hace unas semanas un anuncio de lo más peculiar: su firme intención de financiar la congelación de óvulos a las empleadas que así lo solicitasen. La idea, explicaron, no es otra que facilitar la captación de talento femenino, pero ha acabado alimentando innumerables debates y se ha encontrado con no pocos detractores.


Lo cierto es que la técnica poco tiene de novedosa. Aunque relativamente reciente, la vitrificación de óvulos lleva ya varios años prácticandose en Aragón tanto en pacientes que luchan contra un cáncer y pasan por procesos de quimio y radioterapia como en mujeres que, por una u otra razón, deciden aparcar su maternidad hasta que las condiciones laborales o personales resultan más propicias.


Este último, según explican desde las principales clínicas, es un fenómeno al alza que la crisis ha puesto en el punto de mira de muchas parejas jóvenes y chicas solteras que todavía no han conocido a su pareja o no descartan formar una familia monoparental. "Muchas de nuestras pacientes viven una situación laboral o social que, por diversos factores, resulta no ser la más propicia para tener un hijo. En este caso la vitrificación de óvulos es la mejor decisión, yo siempre digo que da total libertad a la mujer", explica José Serna, director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Zaragoza.


No solo la falta de un empleo o la mínima estabilidad que impera en la mayor parte de los sectores laborales son trabas para las mujeres que desean ser madres. También lo son ocupar un puesto de gran responsabilidad o enfrentarse a otro tipo de retos. "Nos estamos encontrando con muchas mujeres aragonesas que se interesan en el servicio porque trabajan en el extranjero y no ven cercana su vuelta a España", indica Serna.


El doctor Antonio Urriés, director de la unidad de reproducción asistida en la clínica Quirón de Zaragoza, secunda la teoría: "Desde luego que la crisis ha sido determinante a la hora de incrementar el número de parejas que vienen. En lo que va de año han venido en torno a un 20% más que el pasado y si no hay más es porque la preservación de óvulos todavía no se conoce lo suficiente".


"La situación económica dificulta a muchas mujeres el poder tener un hijo ahora -añade el doctor Urriés-, cuando lo ideal es quedarse embarazada antes de los 30 años".


Entre 30 y 35 años


Lo habitual entre las aragonesas que deciden preservar su fertilidad mediante la vitrificación es tener entre 30 y 35 años. Si bien este tipo de procesos no tienen una edad máxima marcada por ley, entre la comunidad científica hay un 'pacto' por el que no se trata a mujeres mayores de 50 años, que además deben superar un chequeo médico especialmente meticuloso.


El precio medio de la vitrificación supera los 2.000 euros, aunque varía en función del estado y la fertilidad de la paciente.