Padres y madres se unen para exigir mejor calidad en los comedores escolares

La Plataforma por unos comedores públicos de calidad engloba a las AMPA de 32 colegios.

Comedor ecológico en Aínsa
Padres y madres se unen para exigir mejor calidad en los comedores escolares
Mamen Pardina

"La comida de la línea fría es comestible, pero sabe a sobras de hace dos días", asegura Enrique González, presidente de la Asociación de Padres y Madres (AMPA) Río Huerva, del colegio público Foro Romano de Cuarte de Huerva. Centenares de niños aragoneses comen cinco días a la semana alimentos cocinados con este sistema, algo que critica la Plataforma por unos comedores públicos de calidad, que se ha presentado este sábado en la Muestra Agroecológica de Zaragoza y que engloba a 32 AMPA, además de organizaciones como FAPAR, la Asociación Celíaca Aragonesa y Amigos de la Tierra.


Pablo Alconchel, portavoz de esta organización, asegura que la DGA valora más el criterio económico que la calidad de la alimentación que se da a los alumnos. "En el último concurso, no se puntuaba ningún criterio de calidad, pero sí que se instalara maquinaria o se insonorizara el espacio", recuerda. Desde la Plataforma abogan por seguir el modelo de licitaciones de Cantabria, en el que cada colegio pone sus prioridades, que se centran en la calidad.


Además, pide que se vuelva al cocinado in situ, frente a otros sistemas cada vez más comunes, como la línea fría, en la que los alimentos se enfrían nada más ser cocinados y después se calientan en los centros, o la línea caliente, en la que se mantienen a altas temperaturas hasta ser servidos. "No hay pruebas de que estos sistemas sean mejores y hay cierto descontento, porque se pierde sabor y olor. Hemos comprobado que en los colegios que se utilizan, los profesores y administrativos prefieren llevarse la comida en un 'tupper'", asegura Alconchel.


Como ejemplo de buenas prácticas han puesto el colegio público de Aínsa, donde no solo se cocina en el centro, sino que además se ofrecen productos ecológicos y de cercanía. La idea le surgió a su cocinero, José Luis Cabrero, quien se lo propuso a la AMPA y la dirección. Desde hace dos años, buena parte de lo que se come allí es ecológico. Este tipo de alimentos "pueden ser más caros o no, si se compran a distribuidoras o a productores locales", explica Cabrero, quien también ha criticado el precio del comedor. En su colegio, hasta el año pasado pagaban 4,50 euros por día, que se han convertido en 5,50 euros por obligación impuesta por el Gobierno de Aragón, a pesar de que tenían superávit.


La misma queja tiene Ester Andrés, miembro de FAPAR, quien ha señalado que la subida de precios ha hecho que algunas familias no puedan pagarlo. También ha criticado que no haya suficientes becas para todos, así como unos criterios "restrictivos y antisociales". "El comedor es un espacio educativo esencial", ha subrayado.