Los examinadores de Tráfico denuncian más agresiones por los suspensos de los alumnos

Proponen no dar el resultado de la prueba 'in situ'. En Aragón aprueba el 55% de los candidatos.

Quienes pierden todos los puntos del carné deben superar un curso de sensibilización y reeducación vial.
Los examinadores de Tráfico denuncian más agresiones por los suspensos de los alumnos

Los examinadores de Tráfico denuncian cada vez más agresiones como consecuencia de un aumento de los suspensos en los últimos años. Al menos así lo comunicó el presidente de este colectivo, Joaquín Jiménez, en su comparecencia en el Congreso de los Diputados, dentro de la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible.


El motivo no es otro que la crisis económica, y el intento de reducir costes por parte de los alumnos, que “cada vez llegan al examen con menos clases, y como los profesores no pueden obligarles a no presentarse, tienen el fracaso prácticamente asegurado”, explicó el portavoz de la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra).


El problema es que no todos asumen ese fracaso de igual modo, y hay quien pretende tomarse la justicia por su mano. Según Jiménez, se han dado agresiones “graves” en ciudades con Granada, Ceuta o Jaén, e incluso un intento de asesinato (con un cuchillo) en Vizcaya. “Estamos en un habitáculo muy reducido y el acercamiento es muy próximo. La semana pasada tuve una experiencia desagradable y sentí miedo”, apuntó.


Con el fin de atajar estos problemas, “una cuestión que proponemos es no entregar el resultado del examen práctico 'in situ', ya que es fuente de muchos de estos conflictos” defiende el colectivo de examinadores, a la par que piden “el reconocimiento de autoridad a la figura del examinador y que las agresiones sean consideradas como delitos por atentado contra la autoridad pública en el ejercicio de sus funciones".


En Aragón tampoco se libran de este tipo de agresiones. El propio delegado territorial de Asextra en Zaragoza, Juan José Berrueco, sufrió un intento. “Le expliqué los motivos del suspenso y enloqueció”, asegura. En el incidente, este examinador con casi tres décadas de experiencia se tuvo que refugiar en el vehículo con las puertas bloqueadas mientras el alumno las golpeaba y le amenazaba de muerte.


“Al final llamé a la Policía y se lo llevaron detenido”, recuerda. “No tenemos ningún problema en dar una explicación sosegada del resultado de la prueba, pero hay gente con la que nunca se sabe”, e incluso explica que en ocasiones “son los propios profesores los que nos avisan de que tengamos cuidado con un determinado alumno”.


De fondo, Berrueco confirma que el principal problema es la falta de preparación - “vienen con diez clases sin el nivel necesario”, señala-, y los nervios que lleva el alumno al examen. El porcentaje de aprobados en la Comunidad ronda el 55%, es decir, casi la mitad deben volver a intentarlo.


A todo ello se suma la tensión generada por la escasez de funcionarios en este área, lo que está provocando retrasos en las convocatorias de examen. La provincia de Zaragoza es una de las más afectadas por este problema, incluso tras el refuerzo de examinadores aprobado por Tráfico.

Nueva escala profesional

Por otro lado, también han solicitado la creación de una escala de técnicos en Seguridad Vial ya que “las funciones de los examinadores de ningún modo se pueden catalogar como burocráticas por lo que supone un gran error que este colectivo esté encuadrado en la escala administrativa”, señalan desde Asextra.


En este sentido, Joaquín Jiménez apuntó que el puesto de examinador “va desdibujándose y vaciándose de contenido en aras de conseguir un 'valemos para todo'. Una prueba de esto que afirmo es la disparidad de criterios en las jefaturas de tráfico provinciales sobre el reparto de pruebas entre los examinadores”.


A su juicio, mientras algunos responsables consideran fundamental la realización de exámenes de calidad y “procuran en la medida de lo posible asignar un número de pruebas racional, otros jefes provinciales priorizan el trabajo de oficina” y con el fin de poder dedicar examinadores a tareas burocráticas, el resto de personal examinador debe salir con el cupo completo de 13 pruebas primando claramente la cantidad en vez de la calidad, expuso.