Heraldo del Campo

Retirar fruta evita la caída del mercado pero resta rentabilidad

Los costes de producción de un kilo de fruta suman 35 céntimos, frente a los 26 de compensación.

Manuel Raúsa, responsable comarcal de UAGA en el Bajo Cinca, inspecciona una partida de melocotón.
Retirar fruta evita la caída del mercado pero resta rentabilidad
P. P.

Después del puente festivo del Pilar habrá finalizado prácticamente la recogida de fruta en el Bajo Cinca. La campaña, que ha estado marcada por el veto ruso, se ha contrarrestado con la retirada de los excedentes para la elaboración de zumos y como suministro a los bancos de alimentos. Una medida que, según el director de Mercofraga, Juan José Orríes, ha ayudado a la comercialización, a pesar de no ser rentable para los productores. "Se trata de una solución interesante, ya que el mercado sin esa referencia hubiese bajado más, aunque no se cubren los gastos de producción", comenta.


Unos costes que rondan los 35 céntimos de euro el kilo, mientras que por la retirada se pueden llegar a cobrar unos 26, cantidad a la que hay que descontar los gastos del servicio, que pueden sumar unos 4 céntimos. "En determinados momentos se han llegado a cobrar 15 céntimos de euro, eso si la fruta va destinada a zumo, si no, la cantidad es inferior, sobre los 13 céntimos", comenta. Ahora se lleva a cabo la negociación para la retirada de peras y manzanas con el mismo destino, la fabricación de zumo y la ayuda a los más necesitados.


Orríes pide por ello a la DGA que esta medida no se aplique de forma eventual, cada vez que surja una crisis. Sino "que se negocie y se siga aplicando, ya que el problema con el descenso del consumo no se debe solo al cierre de Rusia". En los últimos 10 años, recuerda, aumentó en un 30% la superficie en cultivo, con la vista puesta, precisamente, en ese mercado. "Una de dos, o damos marcha atrás y reducimos explotaciones o buscamos nuevos compradores", afirma Orríes. Una tarea no del todo fácil, ya que se trata de mercados "lejanos y más complicados" que los ya conocidos.


En opinión del director de Mercofraga, dados los precios actuales en origen, se hace necesaria así una solución "a corto o medio plazo" para la fruta que se ha plantado ya. Recientemente, la entidad que dirige ha mantenido, junto al Ayuntamiento de Fraga, reuniones con los productores, comercializadores y organizaciones agrarias de la zona "para conocer sus perspectivas, sus inquietudes y sus peticiones". Fruto de dichos encuentros, se ha elaborado un documento que recoge las medidas que plantean al Gobierno de Aragón con el fin de contribuir a su recuperación, que incluyen el ajuste de los módulos del IRPF, el aplazamiento de las cuotas de la seguridad social y la creación de una línea de créditos en campaña con el fin de poder hacer frente a las inversiones necesarias en cada explotación.

Para ‘compost’ o para zumos

Desde UAGA participó en esos encuentros Manuel Raúsa, responsable comarcal en el Bajo Cinca. Como explica, se han dado dos formas de retirada, una para compostaje, a 13 céntimos para el agricultor y otros 13 de fondos operativos, que ha sido la menos utilizada, al no resultar rentable. 


?Y otra, la más generalizada, a través de una fábrica de zumos y con destino a los bancos de alimentos. "Al final la consejería de Agricultura permitió retirar hasta el 10% de la media de producción de los últimos diez años", comenta Raúsa, quien recuerda además que se creó un problema añadido, al colapsarse las fábricas de zumo. El precio de esta segunda opción, que fija en 26,9 céntimos resulta "aceptable, aunque dentro de la situación de ruina que vive ahora el sector y si lo comparamos con las liquidaciones que se dan ahora, con medias de incluso 12 céntimos el kilo". En su opinión, la retirada de fruta ha sido como poner "una tirita en solo una parte de la herida, ya que no ha supuesto una recuperación del mercado actual".


El sector se enfrenta así "a una situación complicada", en palabras de Nuria Florenza, técnico de la organización agraria Asaja en su oficina de Fraga. Como asegura, los gastos que suponen la retirada han mermado la compensación que se lleva el agricultor y que se queda "en unos 15 o 20 céntimos por kilo". Otra de las dificultades, en su opinión, es que los agricultores que no pertenecen a una organización profesional se ven obligados a buscar por sí mismos nuevas vías de comercialización para sus producciones. "La atención se ha centrado en el veto ruso, pero la campaña ya estaba derrotada antes", señala.


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