"Mi sucesor debe ser el alcalde de Zaragoza, no el de su partido"

?JUAN ALBERTO BELLOCH asume sus últimos meses en el cargo con cierta sensación de alivio. Niega irse presionado, promete no interferir y no rechaza a Pérez Anadón como candidato

El alcalde de Zaragoza, ayer, en su despacho de la Casa Consistorial.
"Mi sucesor debe ser el alcalde de Zaragoza, no el de su partido"
Oliver Duch

¿Se va o le echan?

La verdad es que me voy feliz.


¿Ha perdido la ilusión?

Es evidente que no tienes la misma pasión que en la primera legislatura. Esa pasión pasa a convertirse en un amor más razonable.


¿Cuándo decidió no repetir?

Coincide con mis reflexiones sobre Rubalcaba. Creo que son dos años. Comprobé que además de cambiar ideas había que cambiar personas. En ese momento comprendí que no podía recomendar una cosa para Rubalcaba y otra para mí mismo. 


¿Por qué ha tardado tanto en decidirse?

Para que fuera corto el tiempo de pato cojo norteamericano. Y lo he anunciado ahora para garantizar que hubiera primarias. Hubiera sido la segunda contradicción. 


Pero muchos han tenido la impresión de que torpedeaba las primarias. 

Si hubiera querido, hubiera continuado y automáticamente habría sido candidato. Quien haga esa interpretación está un poco chalado. Estaba exclusivamente en mis manos. Y lo que hice es devolver a los militantes la capacidad de decidir.


¿Faltó esa llamada de Pedro Sánchez?

No. El problema es que te lo pidan encarecidamente los secretarios generales. Eso sí que me daba miedo, porque eso me hubiera obligado a replantearme mi decisión. Hablé con los dos y me dijeron que respetaban mi decisión cualquiera que fuera.


Entonces cree que ha habido un cambio de actitud de la actual Ejecutiva.

Sin duda, la actual ejecutiva me trata maravillosamente bien, lo cual no puedo decir de lo que pasó en la época Rubalcaba. Para el poco tiempo que lleva, se nota que Pedro Sánchez entiende el oficio y las reglas mediáticas. El que sale es él. En dos meses, al chico este Iglesias prácticamente se lo ha comido. 


Ha sido cuestionado por parte de su partido durante los últimos años.

No, por una parte de la jerarquía, de la cúpula de mi partido. Siempre he tenido el apoyo de los militantes. 


Dice que no quiere tutelar el proceso de sucesión, ¿pero al citar cuatro posibles candidatas no lo está haciendo?

Cuando cito a cuatro y termino diciendo que también puede haber chicos, no solo chicas, eso no es elegir. Mi mensaje es que los que consideren mi opinión valiosa solo les aconsejo que voten con absoluta libertad, pero no voy a dar ningún nombre.


¿Condicionó su retirada a la exigencia de que Anadón no fuera el candidato?

No. Eso no se juega así en política.


Se habla mucho de su enfrentamiento con Anadón. ¿Lo rechaza como candidato?

No, en absoluto. Es un buen candidato, como también Javier Fernández. Como también lo sería Carmen Dueso si lo anunciara. Carlos ha trabajado conmigo un montón de años. Y una cosa son las diferencias orgánicas que siempre hemos tenido y otra es que a nivel institucional no ha habido ninguna dificultad nunca.


Pero usted lanzó un mensaje de renovación y relevo generacional. 

En el caso de Javier Fernández es un señor que ha estado en otra administración, en la delegación del Gobierno, y quiere pasar a la administración municipal. Y respecto a Carlos, no es comparable la experiencia de concejal con la de alcalde. Para el oficio es competente. Y con Carmen además habría cambio generacional. 


¿Lamentaría que Dueso no se presente?

Soy partidario de que cuantos más candidatos mejor. No sería positivo que solo hubiera uno. Y es mejor tres que dos. Las reglas son muy rigurosas. El 20% de avales es una barbaridad. Debería reducirse drásticamente. Mejor que a dedazo desde luego, como el PP, pero las primarias deberían ser con menos avales y abiertas. 


¿Teme la bicefalia?

Ejerceré de alcalde hasta el último minuto. Pero si puedo daré mayor papel a quien sea elegido. En el debate de la ciudad, lo normal serían dos intervenciones. Una del alcalde y otra del candidato. 


¿Mereció la pena vencer las tentaciones de dimitir que tuvo en 2011, tras el fracaso electoral del PSOE, y haber seguido en la alcaldía estos cuatro años con un gobierno de solo 10 ediles?

No tuve otro remedio. Lo único que perjudicaba de verdad a la ciudad es un gobierno de 15, con la oposición de 16 votos. Me presenté a las elecciones y acepté ser alcalde porque no veía ninguna otra solución. Por comodidad me hubiera ido encantado si hubiera podido, pero las circunstancias no me lo permitieron.


¿Se ha sentido incómodo?

No me he sentido incómodo en esta legislatura más que con los problemas reales.


¿Qué problemas?

Había problemas muy serios y me daba miedo no mantener nuestro compromiso de gasto social y empleo público. Y lo hemos logrado. Y no se ha parado la ciudad. Frente a la gente que dice que no se ha hecho nada, ya me gustaría que en la siguiente legislatura se hiciera la mitad de lo que hemos hecho esta. Es la legislatura del tranvía, del CAT, de la torre de Delicias, del Caixafórum... 


Es el alcalde de la Expo...

Y del tranvía.


Pero también de la deuda.

Destinamos entre el 12% y 13% de nuestro presupuesto para pagar la deuda. La DGA está en el 20% y el Gobierno de la Nación ni se sabe. Si estamos en quiebra, ¿cómo deberíamos calificar la situación de la DGA o el Gobierno de España? Y hemos tenido superávit y la DGA, déficit. Estamos en una situación perfecta. Y ya empieza a existir una pequeña posibilidad de inversión.


Tras las generales de 2015, cuando concluya su mandato. ¿Seguirá en política?

No lo sé. Solo me preocupa gobernar la ciudad. Al día siguiente, empezaré a pensar.


¿Se ha sentido injustamente tratado?

Por los poderes fácticos sí, de manera constante. Por la gente no. Solo tengo gratitud. Mis dificultades han sido con los poderes fácticos y, alguna vez, con la jerarquía de mi partido. Pero con la gente normal, con los militantes, en absoluto. 


¿Le daría algún consejo a su futuro sucesor en la Alcaldía?

Pues no permitir que se quiebre la autonomía de la vida política municipal. No someter sus dictámenes a ningún poder fáctico. Y por descontado, tiene que ser el alcalde de Zaragoza, no el de su partido. 


¿Se quedará a vivir en Zaragoza?

Sí, están aquí mis hijas y espero que mis nietos. A los abuelos siempre nos gusta estar cerca de los nietos.