Querían hacer una demostración de fuerza y lo consiguieron. El PP de Aragón reunió ayer a unas 3.000 personas en el santuario de la Virgen de Rodanas de Épila, donde por segundo año consecutivo celebró el Día del Afiliado. Militantes llegados de toda la Comunidad, muchos de ellos con sus familias, participaron en esta jornada de convivencia con un marcado carácter lúdico.

Prueba de ello fue que no faltó ni la charanga para animar al personal ni una multitudinaria degustación de longaniza a la brasa acompañada de vino para reponer fuerzas después de los discursos. 

La gran protagonista fue la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que no dejó de repartir besos y abrazos y de hacerse fotos con todo el que se lo pedía. Luego, se quedó a comer con sus compañeros de partido.

Pero el día tuvo otros muchos alicientes para los asistentes de todas las edades. Mientras los más pequeños miraban con curiosidad las aves que exhibió un cetrero o se divertían en el parque infantil que se instaló junto al santuario, los mayores pudieron disfrutar por la tarde de un recital de jotas y participar en un torneo de guiñote.

A la hora de comer, los hubo que optaron por llevar sus propias viandas y cocinarlas en las parrillas dispuestas para ello, mientras que otros eligieron el menú preparado por la organización, a base de ensalada y caldereta. Además, se repartió fruta de los productores aragoneses afectados por el veto ruso. Fue una de las acciones solidarias que se estrenaron este año, y que también incluyeron una donación de sangre.

Y para bajar la comida, una de las opciones era visitar los puestos de artesanía que también se montaron en el entorno del santuario.  

Además, Sáenz de Santamaría y Rudi dieron la bienvenida a algunos de los nuevos afiliados y homenajearon a los alcaldes que llevan más de 20 años en el cargo.El calor fue otro de los protagonistas del día. Para combatirlo, se repartieron abanicos, sombreros de paja y botellines de agua.