Los relevos de los obispos de Barbastro y Lérida son inminentes tras su jubilación

El nombramiento de los sucesores de ambos prelados por parte del Vaticano podría producirse en las próximas semanas.
Los designados tendrán el difícil reto de intentar zanjar el largo conflicto de los bienes, si Milián y Piris no lo logran in extremis

Alfonso Milián.
Los relevos de los obispos de Barbastro y Lérida son inminentes tras su jubilación
R. G.

Aunque los plazos del Vaticano son siempre difíciles de predecir, parece que tanto el obispo de Barbastro-Monzón, Alfonso Milián, como el de Lérida, Joan Piris, tendrán sucesor en breve. El primero ya presentó su renuncia como prelado el pasado 5 de enero al cumplir los 75 años, y el segundo tendrá que hacer lo propio el próximo día 28 de septiembre, ya que alcanzará también esa edad. 


Y en ambos casos, suenan ya algunos nombres como posibles relevos al mando de dos diócesis donde, de no remediarlo sus actuales responsables antes de abandonar su cargo, no solo tendrán que enfrentarse al trabajo pastoral propio de cualquier otro obispado. Las dos sedes episcopales están inmersas desde hace casi dos décadas en un complejo litigio por la reclamación, por parte de Aragón, de 112 bienes de arte sacro que ya hace más de un siglo se trasladaron a Lérida a título de depósito. Y allí siguen porque, de momento, ni la propia Iglesia ni los sucesivos gobiernos autonómicos de una y otra comunidad han sido capaces de pactar una salida a un conflicto sin precedentes.


Tal y como establece el Código Canónico, los obispos deben cumplir en la misma fecha de su 75 aniversario con el trámite de dirigirse a la Santa Sede para poner el cargo a disposición de sus superiores. Y a partir de allí se abren varias posibilidades. 


El primer paso es que el Sumo Pontífice acepte la renuncia, aunque no hay un plazo establecido para ello. Uno de los ejemplos más claros de hasta qué punto puede dilatarse el proceso es el caso de Antonio María Rouco Varela, el que fuera presidente de la Conferencia Episcopal Española y exarzobispo de Madrid, que ha tenido que aguardar tres años a que su renuncia por edad, que presentó ante el anterior Papa, Benedicto XVI, fuera admitida. Hasta que eso ocurrió, el pasado 28 de agosto, Rouco permaneció en su cargo, la misma situación en la que se encuentra desde enero el obispo barbastrense. Lo mismo le sucederá a Piris a partir del día 28.


Eso sí, en los casos de los prelados implicados en el litigio del arte sacro algunas fuentes apuntan a que el Vaticano podría estar ultimando ya los nombramientos de sus sustitutos, que podrían hacerse públicos en las próximas semanas. Para que ese momento llegue, el nuncio del Vaticano en España, Renzo Fratini, debe haber enviado antes al Papa una lista con los nombres de tres posibles candidatos a ocupar cada vacante, y entre esa terna se decide quién debe asumir el puesto. Además, la designación de sus sustitutos conllevará que tanto Piris como Milián pasarán a ser obispos eméritos de sus respectivas diócesis. 


En el caso del primero, y pese a que ni siquiera ha formalizado aún su renuncia, ya hace meses que suenan algunos nombres entre los que podría encontrarse el de su relevo. Uno de los más repetidos es el del prelado de Ibiza, Vicente Juan Segura, que coincidió en la Secretaría de Estado de la Santa Sede con Pietro Parolin, número dos del papa Francisco.Novell está en las quinielas

Según algunos medios, el designado también podría ser el obispo de la diócesis leridana de Solsona, Xavier Novell, una opción que no parece desde luego nada conveniente para las aspiraciones aragonesas de ver los bienes de vuelta. A sus 45 años, desde que se puso al frente de la prelatura en 2010 han sido numerosas las polémicas que ha protagonizado en el ámbito eclesiástico y fuera de él. Conocido es, por ejemplo, su apoyo a la independencia de Cataluña, por lo que no sería el mejor interlocutor en el conflicto.


Mientras, para la plaza de Barbastro hay fuentes que apuntan a que se podría ordenar a algún párroco que ejerce actualmente en Zaragoza. 


Pero el nombramiento de un nuevo prelado no es la única alternativa a la renuncia, ya que Roma también podría designar un administrador apostólico, una opción que se baraja en el caso de Lérida. Allí la estrategia de la Iglesia podría pasar bien por ‘encargar’ la compleja misión de zanjar el litigio por el arte a alguien con menos experiencia –e incluso ordenar un nuevo obispo–, bien por nombrar temporalmente un administrador. Este tendría como único objetivo la entrega de los bienes a Aragón, y después se elegiría a otro obispo, con el fin de liberar al ejecutor de las múltiples sentencias vaticanas que ordenan la entrega de la gran presión social y política que tendría que soportar.


No obstante, desde el propio ámbito eclesiástico hay quien descarta esta opción, puesto que suele utilizarse cuando hay una urgencia por sustituir al obispo, por ejemplo, por problemas de salud. Pero según fuentes de la diócesis de Lérida, Piris no alegará este tipo de motivos en su renuncia.


Sean quienes sean finalmente los elegidos por el Papa Francisco y la fórmula escogida, lo que está claro es que toda la atención se centrará en la gestión de la que previsiblemente será una nueva etapa de la interminable disputa, ojalá la última.