​De vuelta a una Ucrania "en guerra" tras pasar un verano "fantástico" en Aragón

Un centenar de niños ucranianos han dicho adiós a sus familias de acogida aragonesas.

Despedida de los niños ucranianos acogidos en Zaragoza
​De vuelta a una Ucrania "en guerra" tras pasar un verano "fantástico" en Aragón
m.f.

Con tan solo 14 años, Diana tiene claro que quiere venir a España y ser pastelera. Aunque ella es de la región de Kiev, en Ucrania, gran parte de su familia está en Zaragoza. Con seis años llegó por primera vez a casa de Sara, su madre de acogida, y desde entonces ha vuelto cada verano y cada Navidad desde hace 8 años. Ayer tuvo que despedirse una vez más. Diana y unos 45 niños ucranianos de entre 4 y 17 años cogían el autobús para volver a su país de origen después de "un verano fantástico". 


Sin embargo está vez la despedida ha sido más amarga que nunca. "Ellos no son muy conscientes de lo que está ocurriendo en Ucrania. Pero nosotros pasamos mucho miedo porque sabemos que regresan a un país que está en guerra", explica Maite Casaos, madre de uno de los niños y una de las responsables de la iniciativa.


El programa de acogimiento temporal no preadoptivo lleva 14 realizándose en Aragón gracias al impulso de la Asociación en Defensa de la Infancia de Aragón. Esta iniciativa ha permitido que un centenar de niños huérfanos o en situación desfavorecida instalados en orfanatos de Ucrania sean acogidos durante los meses de verano y Navidad con familias de todo Aragón. 

Detrás de cada niño hay una historia


Nicolás llegó por primera vez a Zaragoza con unos 5 años. Asegura que en unos meses se había hecho con el idioma. Ahora casi no tiene acento ucraniano. "Lo que más me ha gustado han sido las fiestas de Huesca. Este verano ha sido el mejor porque ahora ya soy más mayor,  mi madre tiene más confianza y me deja salir más", explica. Se trata de Inmaculada, que no consigue quitarse el nudo de la garganta mientras piensa en su marcha. "Los meses de espera están llenos de ilusión e impaciencia pero la despedida es muy triste". Y en esta ocasión lo es más. "Yo le llamo todas las semanas y estoy al tanto de cómo van las cosas por Ucrania pero no nos quitamos el miedo porque no sabemos cómo habrán cambiado las cosas en estos meses", explica. 


Es el mismo miedo que comparten cerca de 90 familias en todo Aragón. "El niño que yo tengo acogido es huérfano. Y allí tiene a su abuela que tiene que hacerse cargo de tres niños más. Ahora la abuela está encantada porque al mayor, que tiene doce años, lo están preparando para piloto. Y ella está feliz porque piensa que así tendrá un trabajo para toda la vida y que, de esa forma va a poder comer, pero la realidad es que lo preparan para la guerra y el ejército. Y a mí eso me da mucho miedo", concluye Maite.


Aunque en la cara de los más mayores se refleje el desasosiego ante la inminente partida, los más pequeños conservan la sonrisa que les ha dejado el verano. Es el caso de Oled, que con siete años no para de recordar sus campamentos en el Pirineo. Él lleva cuatro años compartiendo sus veranos con una familia con dos hijos de Zaragoza. Su padre de acogida asegura que "el primer año fue muy duro. No conocía el idioma y había una incomunicación total. Además tenía unas costumbres muy marcadas y distintas y no se sometía a ninguna disciplina, pero es muy listo y aprendió rápido". Sobretodo a tirarse de la tirolina en el campamento. 


Aunque muchas familias aseguran que los pequeños llegan en "unas condiciones precarias", desde la organización aseguran que Ucrania "está dando unos pasos agigantados en mejorar la vida de los niños en los internados. Incluso están intentando que sean acogidos por sus familias biológicas, como tíos u otros parientes, siempre que estos cuenten con las condiciones adecuadas". 


En unos meses estos 90 jóvenes volverán a territorio aragonés para pasar las Navidades con su familia de acogida. Desde luego, todos coinciden en lo mismo, "la sensación es tan gratificante que hace que repitas. Pero, sin duda, lo mejor es ver cómo año a año van evolucionando y van creciendo y cómo después de unos días aquí se van mejorados".