En Aragón ya hay 86.000 parados que carecen de prestaciones por desempleo

Ni 4 de cada 10 desempleados cuentan ya con protección en la Comunidad. Al menos 4.000 parados de larga duración se han quedado sin prestación en el último año.

Oficina del Inaem en Zaragoza
En Aragón ya hay 86.000 parados que carecen de prestaciones por desempleo
A. Alcorta

A pesar de que España ha encadenado en el primer semestre del 2014 uno de sus mejores datos de empleo desde que comenzara la crisis, la larga duración de la recesión y la complicada situación de varios colectivos para reengancharse al mercado laboral está dejando a cada vez más personas sin las protecciones económicas previstas por la Administración para cubrir a los desempleados. A día de hoy en Aragón hay 86.711 desempleados que no reciben prestación alguna sobre un total de 136.275 parados, según un estudio elaborado por la Fundación 1º de Mayo en base a los microdatos de la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre del año. Esto es, ya solo 4 de cada 10 desocupados aragoneses (el 36,4%) cuentan con alguna prestación estatal por desempleo.


Los datos expuestos en este informe distan mucho de la llamada 'tasa de cobertura' que elabora el Ministerio de Empleo en los últimos años para cifrar la capacidad de respuesta del Estado sobre los parados, la cual se sitúa en la actualidad en un 52%. Una diferencia que radica en que el Gobierno basa sus datos en el paro registrado -102.153 desocupados apuntados en las oficinas del antiguo INEM el pasado mes de julio-, mientras el estudio los refleja en base a la EPA, que extiende la condición de parado a toda aquel desempleado que esté realizando una búsqueda activa de empleo, ya sea mediante el Servicio Estatal, ETTs u otra fórmula disponible (136.275 parados en total). Además, entre las personas que reciben prestaciones por desempleo existen casos que no son parados propiamente dichos, como trabajadores temporales a los que se les permite en algunas circunstancias mantener parcialmente la ayuda, empleados afectados por EREs o prejubilados, colectivos que no son registrados como parados para  la encuesta que elabora el Instituto Nacional de Estadística.


Así, debido a la escasa tasa de parados de larga duración que vuelven a encontrar un empleo, el número de beneficiarios de las prestaciones contributivas se ha ido rebajando progresivamente. Solo en Aragón, según los datos ofrecidos por el Servicio Estatal de Empleo hoy hay 12.531 desocupados menos cobrando algún subsidio que hace un año. Un descenso que aunque en parte se debe a la bajada del paro (hay 8.103 parados menos apuntados que en julio de 2013), también indica que al menos 4.400 parados aragoneses se han quedado sin ayuda alguna.


Dentro del amplio colectivo de parados sin ayudas que hay en la actualidad en la Comunidad, el estudio de la Fundación 1º de mayo refleja que la mayor parte de ellos son jóvenes entre 17 y 29 años, un total de 33.595 personas de los cuales solo un 12% percibe alguna prestación, aunque hay que señalar que la mayoría de las ayudas a los parados exigen haber trabajado antes. Requisito que no cumplen 14.000 jóvenes aragoneses.


Además, la diferencia entre sexos que marcan la mayor parte de los indicadores del mercado laboral también queda patente en este aspecto, ya que las mujeres tienen una tasa de protección hasta 11 puntos inferior a la de los hombres.Un círculo del que es difícil salir

José Manuel viste y calza como cualquier ciudadano medio. Se quedó en paro en 2009 después de que su empresa, vinculada a la construcción, le despidiera junto a una decena de compañeros. Hace ya más de dos años que se quedó sin prestación alguna. Él confiesa que “gracias a la ayuda de sus familiares” su situación es bastante mejor que la del resto de personas que el pasado jueves hacía cola junto a él a las puerta de la Parroquia del Carmen, en el Paseo de María Agustín de Zaragoza, para entrar al comedor social. “Vengo de vez en cuando para aliviar un poco de la carga a mis familiares, que me ayudan con comida”, relata, señalando que aunque ya ha perdido “cualquier vergüenza ante esta situación” ni se lo ha dicho “ni piensa decírselo” a su familia.


A su lado, con el número 50 en el turno de comidas de las más de 100 personas que esperaban a las puertas del comedor, se encuentra Sergio, también español, de 39 años y sin un trabajo estable desde 2007. “En los últimos 3 veranos he ido a la vendimia a La Rioja y Francia, y esos han sido mis únicos ingresos en todo el año”, explica. En los últimos años la situación de Sergio ha ido gradualmente a peor, sin familia cercana, no oculta que vive en la calle alternando con los 6 días que trimestralmente le corresponden en el Albergue de Zaragoza. Su esperanza se centra ahora en que al igual que un compañero suyo que vivía con él en la calle le llegue una oportunidad laboral. “Tuvo suerte, tiene mi edad y tras 4 años en paro consiguió un trabajo en una subcontrata de unos grandes almacenes que le ha hecho contrato”, comenta, explicando que una “vez que se entra a este círculo cada vez es más complicado salir porque tu también te vas deteriorando y tienes menos posibilidades de encontrar un empleo”.


El caso de Sergio, aunque extremo por la falta de respaldo familiar, es uno de los muchos que han venido denunciando en los últimos años las entidades sociales. Personas 'normalizadas' sin problemas de exclusión social que aunque en mayor o menor medida se mantienen fuera de situaciones de pobreza se ven obligadas a recurrir a las ayudas para mantener sus necesidades. Un colectivo que en los últimos años ha ido aumentando progresivamente en más de 10.000 personas en Aragón.


A atender estas situaciones se ha dedicado en los últimos dos años, como tantas otras asociaciones, la Asociación de Vecinos del Picarral, donde a finales de 2011 se formalizó la plataforma Marea Roja, que busca precisamente defender los derechos y llamar la atención sobre muchos desempleados cuya situación ha dejado de ser una eventualidad. Su presidente, Juan José Jordá, explica que las posibilidades de estas personas de volver a encontrar trabajo siguen siendo muy reducidas: “Nosotros atendemos a muchos padres y madres de familia que ya tienen una edad y llevan tiempo parados. Hemos encontrado mucha voluntad por parte de las instituciones y otros organismos, pero lo cierto es que las empresas tampoco tienen capacidad de contratación aún”, señala. Pese a todo, el año pasado, un grupo de los vecinos atendidos consiguió 'evitar' el paro creando de forma cooperativa una pequeña empresa, una iniciativa de autoempleo que en la mayoría de los casos se ha convertido en la única vía de reinserción para los parados de larga duración.