Dos iraníes denuncian haber sido víctimas de explotación laboral en Los Monegros

Declaran ante la Guardia Civil que les hacían trabajar doce horas al día y dormir «entre escombros» en la obra para la que fueron contratados.
Padre e hijo decidieron huir a pie desde Grañén a Albero Bajo

Mohsen y Sahim Riazaty, padre e hijo de origen iraní, ayer, en el albergue de Huesca que les ha acoge.
Dos iraníes denuncian haber sido víctimas de explotación laboral en Los Monegros
J. BLASCO

Mohsen y Sahim Riazaty, padre e hijo de origen iraní, caminaron durante 10 kilómetros en plena noche con el fin de huir de una supuesta situación de explotación laboral, que llevaban sufriendo más de quince días y que estaba marcada por la falta de una vivienda digna, la inexistencia de un contrato y jornadas laborales de doce horas. Así lo relatan en la denuncia presentada el pasado 25 de julio ante la Guardia Civil en Huesca, que se dirige contra un hombre de origen ecuatoriano, al que acusan de un delito de insultos y amenazas y, al mismo tiempo, de ser el responsable de la situación vivida durante su estancia en la comarca de Los Monegros. 


El periplo de padre e hijo, que llevan más de 20 años residiendo en España, se inicia en Valencia. Allí, de acuerdo a su testimonio, conocen al ahora denunciado durante la campaña de recogida de naranjas. A su finalización, les ofrece la posibilidad de acceder a una nueva oferta laboral en Huesca, en la que deben desarrollar labores de construcción y agrícolas para una empresa con sede en Lérida. Para ello, Mohsen y Sahim aceptan pagar 300 euros cada uno en concepto de transporte y alojamiento y finalmente, junto a otras dos personas, fueron trasladados el pasado 7 de julio a Usón, en Los Monegros. Allí, se encargan de la rehabilitación de un edificio con el fin de acondicionarlo para la llegada de 27 temporeros.


A lo largo de cinco días, trabajan durante doce horas diarias y residen «en la propia obra, sin luz ni comida, durmiendo entre los escombros», explica Sahim, de 25 años, que, junto a su padre, está hospedado temporalmente en el albergue de Huesca.


A la conclusión de este trabajo, fueron de nuevo trasladados a  Grañén y allí, junto a otros 16 inmigrantes, residían en un mismo piso. A diario, trabajaban en la recogida de cebollas en una finca de Peralta de Alcofea y para ello debían costear la gasolina, los guantes y tijeras, así como el nuevo alojamiento (100 euros al mes), según explicó Sahim.


En una ocasión, el joven afirmó  que su padre fue «abandonado» en medio del campo de cebollas «sin agua ni alimento» con el fin de vigilar la explotación durante la noche. La situación se complicó cuando ambos se negaron a firmar el contrato laboral ofrecido, lo que, presuntamente, provocó  los insultos y amenazas del denunciado y de forma posterior, la huida a pie de padre e hijo, que recorrieron los 10 kilómetros existentes entre Grañén y Albero Bajo, donde subieron a un autobús con destino a la capital oscense. Allí, con el asesoramiento de CC. OO., declararon en las oficinas de la Inspección de Trabajo en Huesca y formularon la correspondiente denuncia. «Teníamos miedo y huimos; ahora, estamos en el albergue de Huesca, al menos, hasta que se resuelva la denuncia. Ojalá podamos encontrar aquí un trabajo», apunta Sahim.


Frente al testimonio de ambos iranís, el hombre ecuatoriano (W. F. A. M. ) negó todas las acusaciones e, incluso, afirmó que tras la denuncia ha superado la revisión realizada desde la Inspección de Trabajo de Huesca.