Diez pueblos sin vida

En Aragón hay cientos de pueblos perdidos y abandonados que se resisten al paso del tiempo.

Jánovas, en la provincia de Huesca
Diez pueblos sin vida
Holartica

La Guerra, la construcción de pantanos o el éxodo rural han dejado cientos de pueblos sin vida en Aragón. Las calles, las iglesias, las casas y las fuentes en las que un día compartían vivencias sus moradores se han convertido en un reflejo del abandono. Algunos como el 'pueblo viejo' de Belchite son famosos y se conocen fuera de las fronteras de la Comunidad. Pero hay muchos más. Junto a los muros que sobreviven al paso del tiempo aguardan las nostalgias de aquellos que se resignan a perder los últimos recuerdos de su pueblo.Esco

Esta localidad zaragozana de la comarca de la Jacetania fue, junto a Tiermas y Ruesta, víctima de la construcción del pantano de Yesa. Las tres localidades guardan historias de poblaciones ricas en cultivos y en historia (fueron consideradas la entrada al reino de Aragón en la época medieval). Pero Esco conserva algo especial. Y es que nunca ha estado completamente deshabitado.  Una familia ha seguido luchando contra viento y marea para continuar viviendo en el pueblo. Situado sobre un cerro, conserva unas 60 casas. A pesar de las dificultades para llevar el agua, los vecinos aguantaron hasta que en los años 50 comenzaron con la expropiación de las tierras. Obligados, tuvieron que abandonar un pueblo que todavía conserva una belleza espectacular.

Villanueva de Jalón

En la provincia de Zaragoza, bordeada por un meandro del río Jalón y situada en lo alto de un cerro, sobre el que domina los campos de cultivos, se encuentra la localidad de Villanueva de Jalón.  Un lugar privilegiado por su historia y su belleza, pero deshabitado. Algunos de los vecinos que vivieron allí en su día en la localidad aseguran que las tierras eran fértiles y se podía cultivar de todo. Sin embargo, en la década de los cincuenta y a causa del éxodo rural y las dificultades para llevar el agua hasta las viviendas, Villanueva se quedó sin vida. Entre sus ruinas se conserva la noria de la acequia, restos del castillo y de la iglesia mudéjar de Santa María de la Huerta, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

Mediano viejo

Se trata de uno de los lugares más singulares y emblemáticos de la provincia de Huesca. El pueblo viejo de Mediano se encuentra cubierto por las las aguas del pantano que llevan su mismo nombre.  Parece que el campanario de la Iglesia de la Asunción, el único vestigio en pie de la localidad, se niega a ser olvidado y por ello aparece, cuando las aguas bajan, como su principal seña de identidad. Situado en la comarca del Sobrarbe el pantano de Mediano fue inaugurado en los años 50 a pesar de la negativa de los que vivían en los 7 pueblos inundados en su construcción.  Pero fue en los años 70 cuando en su recrecimiento entró el pueblo de Mediano.

El Cañigral

Al sur de la sierra de Albarracín se encuentra la deshabitada localidad de El Cañigral. A pesar de que muchas de sus casas están casi derruídas, este municipio turolense conserva todo el encanto. En parte gracias al río Cuervo, las casas de piedra y su espectacular entorno en la sierra de la sierra Jabalón. A principios de la década de los 90 quedó deshabitado pero todavía se mantienen en pie seis casas de piedra, la ermita de San Antonio y la escuela. Como en la mayoría de los pueblos aragoneses de sierra vivían del ganado y el cultivo de cereal. 

Susín

El paso del tiempo no ha conseguido mermar lo más mínimo la belleza de esta localidad deshabitada. Susín se alza en el sobrepuerto de Biescas, cercana al río Gállego conservando una de las más recónditas muestras del románico aragonés. Esta preciosa localidad fue abandonada en los años 60 pero no del todo. Angelines Villacampa, natural del pueblo y una de sus vecinas más ilustres, luchó la mayor parte de su vida por recuperar esta pequeña pero encantadora aldea del pirineo aragonés que cuenta con no más de cinco casas. Ella junto a otros vecinos consiguió reformar parte de la Iglesia de Santa Eulalia. 

Pueblo viejo de Mequinenza

Mequinenza, situado en el extremo oriental de la provincia de Zaragoza en la confluencia de los ríos Ebro, Segre y Cinca, era y es un pueblo vertebrado por el río.  Su cultura y su trabajo ha estado siempre ligado a las aguas, las mismas que inundaron la localidad en los años 50.  La construcción del mar de Aragón supuso la desaparición de la mayor parte de su pueblo viejo o ‘lo poble’. Como consecuencia, Mequinenza tuvo que renacer y los vecinos tuvieron que construir sus casas tierras arriba, bajo el castillo de la localidad. 

Jánovas

Este pueblo deshabitado de la provincia de Huesca fue también uno de los afectados por la construcción de los pantanos en la década de los 60 solo que en este caso, el embalse nunca se llegó a construir. En esos años los vecinos tuvieron que abandonar sus casas en las que llegaron a vivir unas 200 personas. En 2011 se aprobaron los planes para reconstruir Jánovas. La Confederación Hidrográfica del Ebro tiene el compromiso de adecuar los accesos para lo que siguen luchando sus vecinos. Berbusa

En la zona de Sobrepuerto, en la comarca del Álto Gállego se encuentran múltiples pueblos abandonados como el de Ainielle. Pero quizá uno de los más bonitos y olvidados sea el de Berbusa. Sobre un monte se aprecia la silueta de esta localidad mágica por su entorno y en la cual, la maleza ya forma parte de las paredes de piedra que en su día protegieron las casas. Junto con el éxodo rural, la Guerra Civil fue una de las principales razones del abandono de este pequeño pueblo del Pirineo. Tras la contienda muchas casas quedaron destrozadas y sus vecinos, tras perder el sustento se vieron obligados a marchar. 

Lacasta

Las Cinco Villas esconde pueblos deshabitados con mucha historia. Es el caso de la localidad de Lacasta en la zona de Luna. Su aislamiento y el difícil acceso hasta la localidad fue una de las principales causas de su abandono. Sobre la roca, año tras año fue quedando descolgada de los avances tecnológicos y agrícolas y suspendida en el tiempo. A las casas no llegaba ni la luz ni el agua lo que no impedía a los vecinos salir a bailar a la plaza del pueblo en las fiestas patronales para la Virgen de agosto. Por ello, sus vecinos se vieron en la obligación de dejar atrás esta villa. Hace unos años un grupo de amigos llevaron a cabo un proyecto para repoblarlo.

Otal

A más de 1.400 metros de altitud se encuentra otra de las belleza escondidas y deshabitadas del Pirineo aragonés. Se trata de Otal en el sobrepuerto de Biescas. Este pueblo perteneciente al municipio de Broto disfrutó de su máximo esplendor a principios del siglo XX cuando llegaron a vivir en él unas 90 personas. Uno de sus principales tesoros es a Iglesia de San Miguel de estilo Románico del siglo XI.