Aragón pone cerco al mosquito tigre

 Una investigación de la Universidad demuestra que una pintura cargada con insecticidas pero apenas tóxica es capaz de matar 
a las hembras y a las larvas de esta especie, que avanza sin tregua y ya ha colonizado la costa mediterránea, las Islas Baleares y las Landas 

Los investigadores de la Universidad de Zaragoza (Facultad de Veterinaria) mantienen viva una colonia de estos mosquitos, que es con la que se ha probado esta investigación durante los últimos dos años y medio. El éxito es del 100%.
Aragón pone cerco al mosquito tigre
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No ha llegado a Aragón, pero llegará. Los expertos creen que lo hará por la N-II, colonizando gasolinera a gasolinera. Sus alas no le dan para más, así que el aedes albopictus o, por su nombre más temido, el mosquito tigre, suele ir de coche en coche, haciendo escalas, como un autoestopista fantasma. 


La carrera para hacerle frente ya ha comenzado, porque algunas zonas, como el corredor mediterráneo (entre Gerona y Murcia), las Islas Baleares y Las Landas (Francia) ya tienen poblaciones asentadas. Ahora, en Aragón, un equipo liderado por expertos de la Universidad de Zaragoza concluye casi tres años de una exitosa investigación con la que se ha constatado la efectividad de un tratamiento contra el mosquito tigre. Se trata de una sustancia que se aplica como una pintura o una laca en los lugares donde los ejemplares se posan o crían (paredes, aljibes, macetas...) y que logra eliminar tanto a las hembras adultas como a sus larvas. 


El producto no crea resistencias en el animal (este no consigue inmunizarse contra él) y su efecto dura, al menos, tres años. La investigación ha sido financiada bajo el nombre de ‘Aedes Norte Sur’ por Ibercaja y por la DGA con una cantidad de 50.000 euros, y ahora finaliza porque de momento no hay más fondos disponibles. 


El remedio, llamado Inesfly, fue patentado por una química española, Pilar Mateo, que ya lo probó con éxito en Bolivia, donde muchas personas morían por el Mal de Chagas. Solo con cubrir las paredes de las casas con esta sustancia, logró salvar miles de vidas. 


El equipo que dirige Javier Lucientes, profesor titular de Parasitología y Enfermedades Parasitarias de la Universidad de Zaragoza, utilizó la colonia de mosquito tigre que tienen en sus laboratorios. Dentro de unos conos de plástico, se introducían ejemplares que, a su vez, se ponían en contacto con maderas o escayolas pintadas de blanco con Inesfly. Al frente de los ensayos estuvieron Lucientes y otros dos investigadores, Vladimir Oropeza y Rocío Pinal.


El producto está formado por diminutas microcápsulas poliméricas en las que se introducen insecticidas convencionales en muy bajas dosis y un regulador del crecimiento de insectos (IGR) que actúa sobre el ciclo vital del animal interfiriendo en su desarrollo y haciendo que muera. Pero, además, los ingredientes activos se van liberando gradualmente, de forma que, aunque la pared o el material se vaya desgastando, siempre quede la cantidad justa de producto. 


En el caso de las larvas, se han probado varias diluciones, y una ha resultado efectiva al 100%. Esto es especialmente importante por el propio ciclo vital de estos mosquitos. De hecho, muchos llegan a sus destinos en las oquedades de neumáticos o en el bambú de la suerte, incluso cuando no tienen acumulaciones de agua. «Ese es uno de los problemas que se tienen a la hora de luchar contra la especie», explica Lucientes. Estos mosquitos son capaces de detectar unas bacterias que se acumulan en los sitios donde anteriormente ha habido agua. Así, aunque a simple vista no se vea, un neumático, una maceta o un aljibe pueden tener miles de huevos ‘en seco’, que siguen su ciclo vital en cuanto el agua vuelve a llegar. Y no necesitan mucha: un pequeño vaso tipo chupito sería suficiente.Portador de enfermedades

Este pequeño animal es un vector (portador) de transmisión de enfermedades como el dengue en América y el Pacífico; la fiebre amarilla (aunque en menor frecuencia) y en la transmisión del Virus del Nilo Occidental. En el verano de 2007 se produjo un brote epidémico de fiebre chikungunya en Rávena (Italia) que fue diseminada por la picadura del mosquito tigre; hasta ese momento, esta enfermedad solo había afectado a países tropicales, lo que disparó las alarmas ante la globalización de este tipo de infecciones.

El éxito de la investigación ha hecho que el equipo de Lucientes esté pensando en exportar sus resultados a Angola, donde mueren muchas personas por estas enfermedades.