Campos de trabajo: otra manera de vivir el verano

Diversos organismos ponen en marcha estas iniciativas para colaborar y aprender.

Campo de trabajo en Marruecos
Campos de trabajo: otra manera de vivir el verano
Laura Pazo

Las alternativas para disfrutar durante las vacaciones de verano son muchas y muy variadas, sin embargo, en los últimos años se están poniendo de moda los campos de trabajo. “Es una opción muy buscada, ya que de manera muy económica puedes divertirte en el verano además de aprender”, explica Gema Villa, directora del Cipaj.


Generalmente, en un campo de trabajo se realizan diferentes labores durante la mañana y por la tarde se organizan actividades o visitas al lugar donde se ha ido. “Desde aquí se puede ir tanto a algunos de Aragón, como a otros de España o del resto del mundo, estas nuevas opciones, también permiten que el voluntario vaya mejorando idiomas extranjeros”, apunta Villa.


Además, en los últimos tiempos ha crecido el número de campos para adolescentes. “En Francia ya se están realizando algunos para jóvenes de 16 o 17 años, e incluso, de 13”, ejemplifica Villa. Estos son más caros ya que se les exige un mayor número de monitores para realizar más actividades y entretener a los adolescentes, que buscan otras opciones apartadas de los campamentos de verano.


Desde el Instuto Aragonés de la Juventud se organizan algunos en Aragón, otros en el resto de Comunidades Europeas y también en otros destinos del mundo como Alemania, Corea del Sur, Estados Unidos, Serbia o Islandia. “En todos ellos se realizan actividades con un fin social para la comunidad como reconstrucción, labores medioambientales y asistenciales”, señalan desde la DGA. Este año, 66 aragoneses van a disfrutar de este tipo de campos de trabajo.


Servicio Civil Internacional es una organización dedicada a estas alternativas de vacaciones, que todavía tiene el plazo abierto de inscripción. “Tenemos este tipo de campamentos en 53 países diferentes y este verano vamos a enviar a unos 350 españoles a visitarlos, muchos de ellos procedentes de Aragón”, sostiene Isabel García, responsable de gestión. Según García, en los campos que ellos organizan lo más importante es que personas de diferentes nacionalidades se unan por un bien común, que es apoyar proyectos sociales, culturales y medioambientales. Para ello, en cada uno se intenta que no haya más de dos personas de la misma nacionalidad “para que así interaccionen entre ellos y haya una mayor inmersión cultural”.


Los países más solicitados son Italia, Rusia, Alemania y algunos de África. En todos ellos, los voluntarios tienen incluidos el alojamiento y la comida mientras el tiempo que estén allí, que “generalmente son entre 10 y 20 días”. Además, por las mañanas se trabajan unas 5 o 6 horas mientras que por las tardes, un coordinador gestiona actividades. “Es una inmersión cultural estupenda porque vives y te relacionas con la gente del lugar y rompes todas las barreras culturales además de la económica en países menos desarrollados”, sostiene García.

 Felicidad Sin Fronteras, un puente de Zaragoza a Marruecos

Vanesa Rodríguez, una joven zaragozana, partió hacia Marruecos el pasado verano para participar en un campo de trabajo. “Después de vivir la experiencia comprendí que era necesario que esta ONG contara con una sede en España, así que desde septiembre la hemos instalado en Zaragoza”, expone. Aunque la sede se encuentra en Aragón, pueden apuntarse gente de otras comunidades. “Ahora en verano nos vamos 35 voluntarios, un tercio de ellos aragoneses”, ejemplifica. Además, asegura que todavía quedan dos plazas libres para aquellos que se quieran apuntar.


El perfil de los voluntarios es muy variado. “El año pasado éramos gente más mayor de unos treinta años, e incluso, algunas madres, sin embargo, éste hay gente más joven, aunque también hemos dado la opción de que se apunten familias enteras”, asevera. Durante el campamento se puede trabajar en cuatro áreas diferentes: clases de idiomas, mantenimiento de edificios públicos, actividades con niños y terapia ocupacional con familias árabes. El resto del tiempo es libre y se organizan diferentes actividades para poder descubrir la cultura. “Existe la opción de dar clases de árabe, cocina, bailes, visitas turísticas, etc”, sostiene.


Este verano tiene viajes programados en julio y agosto, con una duración de quince días y cuestan 200 euros. “En ellos se incluye el traslado desde el aeropuerto, alojamiento, manutención, actividades, material necesario y trámites administrativos, entre otros”, expone.

 Una veintena de granjas en Aragón

Otra opción la dan desde WOOFF, Agricultura Ecológica. Ellos ponen en contacto granjas que necesitan ayuda con personas que quieren estar de voluntarios. En Aragón contamos con 19 de ellas (4 en Zaragoza, 7 en Huesca y 8 en Teruel). “Hay que pagar 20 euros para inscribirse para todo el año, pero después no hay ningún gasto más, desde la web se puede poner en contacto la granja con la persona y entre ellos acuerdan los trabajos a realizar, las fechas, el tiempo....”, afirma Chemi, director de la sede española. En esta actividad no hay límite de edad, “hemos tenido desde gente con 18 años hasta con más de 70, que quieren vivir una experiencia diferente”.