La arqueología aragonesa, ante otro verano 'en blanco'

En el año del bimilenario de Augusto los trabajos arqueológicos vuelven a reducirse a la mínima expresión, tanto en personal como en financiación.

Yacimiento de Bilbilis
La arqueología aragonesa, ante otro verano 'en blanco'

Bílbilis, Valdeherrera, Contrebia, Segeda, La Caridad en Caminreal... los principales yacimientos arqueológicos de Aragón volverán a pasar otro verano en blanco. Sin financiación pública desde hace 3 años y con pocas posibilidades de encontrar vías privadas, las excavaciones de verano en el territorio aragonés volverán a reducirse este año a la "mínima expresión". Así lo denuncian los encargados de algunos de los yacimientos de primer nivel de la Comunidad, que lamentan el estado de abandono el que están sumidos algunos de los proyectos que antaño fueron motivo de aplauso a nivel internacional.


Desde que en 2012 se esfumara la partida para investigaciones arqueológicas del Plan General de Patrimonio Cultural, las intervenciones han ido reduciéndose drásticamente. Los 50 proyectos aprobados para el verano de 2010 pasaron a ser 16 el año pasado. Para esta nueva temporada la DGA ha ampliado esta lista a 17, aunque según señalan los investigadores, "aunque se aprueben más que el año pasado, si ese visto bueno para trabajar no se acompaña de un mínimo de financiación es como si no se hiciera nada".


Así las cosas, las últimas campañas han estado marcadas por la reducción en el número de profesionales contratados, de días de trabajo y de becas a estudiantes. Una situación que ha golpeado especialmente al yacimiento de la antigua Bílbilis (Calatayud), ciudad que tuvo su apogeo durante la época de Augusto y que ahora, cuando se recuerda el bimilenario de la muerte del emperador, permanece prácticamente olvidada. "La situación de abandono en la que nos han dejado en los últimos años es alarmante", lamenta el profesor Manuel Martín-Bueno, catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaragoza y responsable de los trabajos en Bílbilis y en Valdeherrera, la hermana celtíbera de la urbe romana."Pensamos en no trabajar este verano por primera vez después de más de cuatro décadas de excavaciones casi ininterrumpidas. Pero al final, gracias a una pequeña partida que ha habilitado el Ayuntamiento de Calatayud, estaremos 15 días en el yacimiento", explica el profesor, quien opina que a pesar de los recortes, la gestión de Patrimonio con la investigación arqueológica adolece de una "falta de responsabilidad importante".


Este verano en los dos yacimientos bilbilitanos intervendrán grupos de apenas 15 estudiantes, cuando hace no tantos años "las campañas se extendían durante 6 meses con equipos que superaban las 30 personas", explica Martín-Bueno, quien lamenta que además del deterioro de los restos, el actual estado de carestía ha limitado el número de becas para estudiantes. "Antes formábamos en Aragón equipos con personas llegadas de universidades europeas y ahora no tenemos plazas ni para ofrecer a nuestras propias promociones", comenta el director de la excavación, señalando que con tan pocos recursos las intervenciones se limitarán a la conservación y la consolidación de los restos para que el paso del tiempo no los deteriore, dejando la investigación en un segundo plano.


Situación similar es la que se vivirá este año en otros yacimientos importantes, como el de la Loma del Regadío o La Caridad, en Teruel, donde el equipo del Museo Provincial turolense se dedicará únicamente a evitar que el crecimiento de las malas hierbas y la intemperie perjudique a los restos ya encontrados. O en el yacimiento de Contrebia Belaisca, en Botorrita, donde el Ayuntamiento ha alertado en varias ocasiones sobre la situación de los restos.

Fundaciones, asociaciones y universidades extranjeras

Con este panorama, los yacimientos arqueológicos han quedado en muchos casos reducidos al pequeño esfuerzo que pueden hacer asociaciones y pequeñas fundaciones locales que, apoyadas por los Ayuntamientos, van realizando labores de conservación cuando se consigue destinar algún dinero.


Solo Los Bañales, impulsado por la Fundación Uncastillo, ha recibido en los últimos veranos alguna partida autonómica. Una subvención de 50.000 euros extraída del Plan Impulso que permitió la estabilización del acueducto, en cuyo entorno ahora investiga un equipo alemán de la Universidad de Hamburgo.


En la otra cara de la moneda se seguirán situando este año otros enclaves importantes como la villa romana de La Malena, en Azuara, abandonada desde hace años a pesar de contener algunos de los mosaicos más importantes del nordeste peninsular. Allí, los recortes en patrimonio afectaron incluso al centro de interpretación que había en el pueblo, la única posibilidad turística de conocer el yacimiento, que cerró en 2011 tras cancelarse la subvención que permitía su apertura. Una clausura que, sin embargo, el Ayuntamiento tiene previsto poner fin este verano habilitando para ello sus recursos propios.