Heraldo del Campo

Los robos en el campo siguen en alza a pesar del aumento de la seguridad

Durante los primeros meses del año se produjeron 9 robos más. Valdejalón sigue siendo la comarca más afectada.

Material de los robos cometidos en Ricla
Material de los robos cometidos en Ricla

Las explotaciones agrarias siguen siendo una presa fácil para los cacos en el medio rural. Durante los 3 primeros meses del año los robos en el campo que afectaron al sector agrario continuaron con su particular escalada a pesar de los esfuerzos del Ministerio del Interior por reforzar la seguridad en estas zonas. En concreto, según los datos facilitados por Delegación del Gobierno, el campo aragonés sufrió en el comienzo del 2014 372 robos, 9 más que en el mismo periodo del año anterior, unas cifras que son especialmente llamativas en Aragón ya que en el conjunto de España este tipo de delitos descendieron hasta un 10%.


Y es que, a pesar del despliegue desde noviembre de los llamados Equipos Roca, primero en Zaragoza, y después en Huesca y Teruel, las explotaciones agrarias aragonesas siguen suponiendo un dulce caramelo para los amigos de lo ajeno. “A pesar de los esfuerzos que se están haciendo, es complicado erradicarlo, y ahora para la temporada de verano es cuando más se acrecienta la delincuencia, por lo que cualquier precaución es poca”, explica José María Simón, presidente de la Asociación Stop Robos de Épila, uno de los municipios históricamente más afectados. No en vano, según ha recopilado la propia asociación, solo en los últimos 4 meses en la comarca de Valdejalón han sido detenidas 54 personas por presuntos delitos contra la propiedad agraria. Los últimos de ellos, un padre y un hijo de Ricla que robaron en 47 explotaciones de los alrededores.


Pese a todo, desde las asociaciones agrarias y los grupos de agricultores que se conformaron en muchos municipios para vigilar de forma autónoma sus posesiones, el aumento de los efectivos se ve como positivo. “No es que haya muchos más efectivos, pero sí que es cierto que ahora se hace un seguimiento y una labor mucho más intensa”, valora Juan Carlos Planas, miembro de la dirección Ejecutiva de Uaga, quien cree que solo con la presencia de los agentes en pueblos donde antes apenas circulaban “ya supone un aviso para los posibles ladrones de que los campos están más vigilados”.

Delitos escasamente penados


El aumento exponencial de los robos que ha vivido el ámbito rural ha estados siempre acompañado por una reclama básica por parte de los agricultores y ganaderos afectados: endurecer las penas contras este tipo de delitos. No en vano, la mayoría de los robos producidos el año pasado las explotaciones aragonesas eran robos con fuerza en las cosas 1.326, que son penados con condenas que rara vez llevan al ladrón a la cárcel. Así, los agricultores lamentan que la habitual 'pillería' que antaño se daba en el campo con pequeños hurtos haya derivado en los últimos años en hurtos de gran tamaño. “Ahora arramplan con todo, ganado, maquinaria agrícola, tuberías, tejas, y si algo no se lo pueden llevar lo destrozan para llevarse al menos una parte”, explica Simón, quien refleja que en muchas ocasiones estos robos llegan por oleadas debido al tránsito de bandas y delincuentes por distintas comarcas, algo que complica la resolución de los casos.

Mayor número de denuncias


Durante estos últimos años han sido muchos los pueblos en los que los propios agricultores han formado sus propias patrullas para custodiar sus explotaciones. Una práctica que, curiosamente, dio la vuelta al mundo por un reportaje que publicó hace poco más de un año el periódico norteamericano 'The New York Times'. En él, se relataba como cada noche los agricultores de Albelda, en Huesca, se turnaban para realizar rondas por los alrededores de su localidad ante la nula presencia de los cuerpos de seguridad del Estado. A un año vista, esta situación ha comenzado a virar poco a poco. Precisamente en Albelda, desde hace un par de meses los agricultores ya no realizan estas patrullas, en parte por la presencia de un guarda de seguridad contratado por el propio ayuntamiento.


Además, según señalan las organizaciones agrarias, “ahora existe una mayor conciencia sobre el problema”, aumentándose el número de denuncias después de que por mucho tiempo los agricultores y granjeros renegaran de llevar sus males hasta los cuarteles debido a las pocas opciones de que esas demandas acabaran en un resarcimiento de los daños. “Se producen muchísimos más robos de los que se denuncian, aunque poco a poco la gente va dándose cuenta de la necesidad de poner por escrito lo sucedido a pesar de que en ocasiones haya miedo a represalias o se confía poco en que se pueda solucionar su situación”, comenta José María Simón.