Heraldo del Campo

La mitad de los cultivos ecológicos de Aragón podrían perder su denominación

Bruselas propone que se eliminen las explotaciones mixtas. El sector ha perdido 10.000 ha. en tres años.

La granja Can'n Santosha, en Undués de Lerda.
Trabajo en la granja, voluntario y ecológico
CAN'N SANTOSHA

"Proteger y fomentar la agricultura ecológica; sí, pero sin correr el riesgo de reducir aún más el sector". En esta difícil tesitura se encuentran los agricultores ecológicos aragoneses. Apenas 700 productores que generan variedades de frutos y cereales certificados y conseguidos a través de una elaboración tradicional que cada vez ganan más adeptos en el mercado gracias a su etiqueta de productos naturales y libres de químicos. Un mercado que empezó a subir como la espuma después de 1995, cuando comenzaron las primeras catalogaciones, pero que en los últimos años se ha ido desinflando, a pesar del aumento de la demanda, por la difícultad de cumplir con los requisitos exigidos y, según explican, el poco impulso de las Administraciones hacia el sector.


Como muestra, basta con echar una ojeada a las tablas de hectáreas ecológicas reconocidas por el Ministerio de Agricultura en los últimos años. En la actualidad, Aragón cuenta con 59.424 hectáreas , la gran mayoría de ellas cereales como trigo y cebada, casi 10.000 menos de las que había en 2010, y muy lejos de las 76.000 que llegó a haber en 2004, cuando el sector alcanzó su punto más álgido. Un retroceso que ha hecho que la Comunidad albergue a día de hoy tan solo el 3,38% de todo el terreno dedicado a estos cultivos en España (1,8 millones de ha.), cuyo principal remante se encuentra en Andalucía.


Sin embargo, los agricultores temen ahora que la posible entrada en vigor de una propuesta de la Comisión Europea ponga aún en mayores dificultades al mundo ecológico. Bruselas quiere prohibir la convivencia de cultivos convencionales y ecológicos en una misma explotación con la intención de reforzar el control y la autenticidad de este tipo de productos. Una situación que pondría "en jaque" a las ya de por sí escasas hectáreas que existen en la Comunidad debido a que en más de un 50% de ellas coexisten los dos tipos de cultivos.


"Esto nos dejaría solo dos opciones, o elegir entre cultivar únicamente ecológico, o solo convencional" explica Antonio Artal, responsable de producciones ecológicas de Uaga, y dueño de una explotación ecológica en el Campo de Belchite, quien cree que "dado el poco apoyo recibido hasta ahora, la normativa haría que muy pocos agricultores continuaran apostando por el cultivo ecológico".

Más rentables, pero solo para su exportación


En Aragón, el organismo que se encarga de gestionar y controlar los productos agroalimentarios acogidos al método de producción ecológica es el Comité Aragonés de Agricultura Ecológica (CAAE), que también se encarga de su promoción. Su presidente, José Miguel Sanz, no rehúye comentar que el apoyo de la DGA en esta materia ha sido limitado -apenas 650.000 euros al año- pero señala que han sido también muchos los agricultores que han desdeñado la vía ecológica a pesar de que la etiqueta 'bio' reporta en gran parte de sus cultivos un mejor precio de venta.


"Desde Europa se intenta implantar una normativa mucho más extricta porque se han detectado ciertos casos de fraude", explica Sanz, quien cree que se debería implementar la especialización en el sector a todos los niveles y recomienda que el agricultor ecológico, "en apoyo de esta filosofía y este modo de cultivar", debería orientar su explotación únicamente hacia los productos libres de químicos.


En la actualidad, prácticamente el 65% de toda la producción ecológica de la Comunidad se destina a la exportación, principalmente a partir de uso de cereales para harinas y pastas que son comercializadas en el extranjero, debido a que en España la comercialización aún se reduce a un escaso número de puntos de venta.

A vueltas con los transgénicos


Desde el sector se señala a la implantación de los cultivos transgénicos como uno de los principales motivos para que la agricultura ecológica tenga tan escasa representación. No en vano, Aragón es a día de hoy el mayor productor de maíz transgénico de toda la zona euro acumulando el 40% de estos cultivos, avalados por el Ministerio de Agricultura siempre y cuando se demuestre su inocuidad, yendo siempre destinado su uso al pienso animal.


"La opción de apostar por los trangénicos la han tomado todos los actores implicados en la agricultura", señala Sanz, recalcando que, no obstante, este es un tema de debate en el que la rentabilidad y los gustos del consumidor acabarán imponiéndose. "Si la demanda de productos ecológicos sigue subiendo a este ritmo, es fácil pensar que cada vez haya más hectáreas dedicadas", valora.


Sin embargo, desde las organizaciones agrarias se ha denunciado en varias ocasiones las incompatibilidades de sembrar, aunque sea a varios kilómetros de distancia, cultivos ecológicos y transgénicos, debido a que el viento y otros factores propios del campo propicia que las explotaciones se 'contaminen' hasta el punto de que los productos ecológicos acaban viendo perjudicada su trazabilidad de cara a ser considerados como libres de modificaciones. Un problema que está siendo debatido en las últimas fechas en Bruselas, donde este jueves se aprobó dar libertad a cada Estado miembro para prohibir los transgénicos, una opción que desde España no se plantea por el momento.