Aumentan un 25% los casos de padres y madres víctimas de la violencia de sus hijos

En un 31% de los casos de violencia doméstica en Aragón, los agresores fueron los hijos de la víctima.

Sesión de terapia en Proyecto Hombre
Sesión de terapia de la Fundación Centro Solidaridad

"Es uno de esos problemas vergonzantes que uno cree que solo le pasa a él y se siente culpable". Así expone Miguel Ausejo, director técnico de la Fundación para la Atención Integral al Menor (FAIM), el problema de la violencia filio-parental. Es decir, hijos que maltratan a sus padres, ya sea física o psicológicamente, a través de golpes, insultos o amenazas.


Las distintas entidades que tratan de actuar contra este fenómeno en Aragón denuncian que la violencia filio-parental es una tendencia en alza. Según la última Memoria de la Fiscalía General del Estado, publicada a finales de 2013, las fiscalías provinciales de Aragón abrieron procedimientos a un total de 49 menores en 2012 por violencia doméstica.


Los datos del Registro central para la protección de las víctimas de la violencia doméstica y de género publicados por el INE revelan que, ese mismo año, en un 31% de los casos de violencia doméstica registrados en Aragón los agresores fueron los hijos de la víctima. En 2012 fueron 55 los progenitores que sufrieron malos tratos por parte de sus hijos en la Comunidad. 40 madres y 15 padres. Cifras que revelan un aumento del 25% de los casos respecto al año anterior. En 2011, las víctimas fueron 27 madres y 17 padres, un total de 44 progenitores.


Los datos de 2013 todavía no han sido publicados pero desde la Fundación Centro de Solidaridad, Javier Miana corrobora el aumento de la violencia filio-parental. "En 2013 detectamos síntomas de este problema en un 25% de las 160 atenciones a jóvenes que hicimos. En 40 casos descubrimos que los padres eran víctimas de violencia por parte sus hijos pero hay muchos más". Miana es responsable del programa Tarabidan de su fundación. A través de este servicio, tratan de orientar a jóvenes de entre 13 y 18 años que se encuentran en una situación de riesgo, principalmente por el uso de drogas y las relaciones conflictivas.

Un tema tabú

Desde su experiencia, Javier Miana explica que no es necesaria la agresión física para considerar que existe violencia filio-parental. Por eso y por la vergüenza que les supone a los padres reconocer su problema, expone que las estadísticas disponibles al respecto reflejan datos muy alejados de la realidad. "La agresión física y la denuncia es el último extremo. Para llegar hasta allí ha habido un proceso anterior de violencia verbal, faltas de respeto y amenazas que nosotros ya vemos como violencia".


Tanto Javier Miana como Miguel Ausejo saben muy bien, por su experiencia en el trato con menores y sus familias, que la violencia filio-parental es un tema tabú y que los padres no se atreven a pedir ayuda. "No es un asunto sencillo de afrontar. Son situaciones muy dolorosas y a las familias les da vergüenza reconocerlo porque se culpabilizan", matiza Ausejo.


Precisamente por esta razón, la FAIM decidió lanzar el Espacio Ariadna, un servicio que nace para resolver los problemas de violencia de hijos a padres detectados por otras instituciones (hospitales, servicios de salud mental, fiscalías de menores, servicios sociales?) al que también pueden dirigirse las familias directamente. En poco más de dos semanas en funcionamiento, su teléfono ha recibido ya más de una decena de llamadas para pedir información. "Cada vez veíamos con más frecuencia casos de menores que explicaban su situación y sus vivencias a través de explosiones de violencia con sus familiares", expone el director técnico de la FAIM.Los hijos no son amigos

Las dos fundaciones dedicadas a este problema en Aragón coinciden en señalar como culpables de este fenómeno al deterioro de las relaciones entre las personas y a un estilo educativo 'pseudodemocrático'. Miana lo explica de la siguiente manera: "Hemos pasado de un extremo al otro. De un estilo educativo anterior muy autoritario a otro en el que los padres intentan hacerse amigos de sus hijos y negociarlo todo. Si faltan límites y hay demasiada permisividad, al final hay una pérdida de autoridad y el adolescente, en plena efervescencia, se beneficia de ello".Pedir ayuda

No obstante, hay esperanza. Aunque las cifras sigan aumentando y la violencia filio-parental esté cada vez más a la orden del día, desde ambas fundaciones destacan que el vínculo padre-hijo es más fuerte que ningún otro y, si se trabaja de forma adecuada, es posible restablecerlo. "Con ayuda y abordando las problemáticas que puedan estar formando parte del problema -salud mental, drogas...- es posible reordenar la situación. Las partes, claro, deben reconocer su responsabilidad y tratar de plantear una nueva forma de relacionarse entre ellas. Seguramente no será el modelo que deseaban, pero se debe llegar a una fórmula en la que, por lo menos, se pueda hablar". Para Miguel Ausejo es imprescindible aplicar en estas situaciones el 'optimismo terapéutico'.


Tanto Tarabidan como el Espacio Ariadna buscan ayudar a las familias en este proceso de redefinición de las relaciones y reconstrucción de vínculos. Para ello, trabajan con los menores y sus familias tanto en sus instalaciones como en el propio domicilio.