Vecinos que se rascan el bolsillo por su patrimonio

Puibolea, Biscarrués o Tauste han reunido dinero para ayudar a la recuperación de sus monumentos.

La iglesia de Puibolea espera a que se invierta el dinero recaudado por los vecinos
Vecinos que se rascan en bolsillo por su patrimonio

La crisis pasa factura y también la pagan los monumentos y el patrimonio histórico de Aragón. Iglesias, tallas románicas o hasta un órgano se han recuperado gracias al empujón que le dieron los vecinos de sus municipios.


El caso más reciente es el de Puibolea. Sus vecinos tienen 7.000 euros recaudados, a la espera de que las instituciones se decidan a dar el paso de rehabilitar su iglesia, que permanece sin cubierta desde principios de mes. El derrumbe se produjo el pasado día 5 de abril, pero se veía venir desde hacía años. En 2005 se retiró el mobiliario a causa de las goteras y en 2006 se desmontó la torre, que se inclinaba sobre las casas del pueblo.


Una situación que no hace más que agravarse. "Está en el centro del casco urbano y corre el peligro de que el agua que caiga en el interior afecte a los cimientos y haya corrimientos de tierra que afecten a otros edificios", explica Sergio Aurensanz, secretario de la Asociación de Vecinos de Puibolea.


Los 40 habitantes de la localidad se pusieron en marcha ya hace años y recaudaron 7.000 euros, que están dispuestos a aumentar si ven comenzar las obras. "Los vecinos aportaremos económicamente y colaboraremos en las labores que se pueda", asegura Antonio Tresaco, presidente de la asociación vecinal.


Si para algo sirvió el derrumbe, fue para recordar la situación de Puibolea. Gracias a él, se celebró una reunión entre el Ayuntamiento de La Sotonera (al que pertenece la localidad), la Diócesis de Huesca y los vecinos. "El Obispado se ha comprometido a realizar una memoria valorada de la reparación de las cubiertas, la obra mínima de urgencia para garantizar la permanencia, y el Ayuntamiento llamará a las puertas necesarias para conseguir financiación", explica Aurensanz.


Ejemplos como este hay muchos. Uno de ellos es Biscarrués, que ha conseguido empezar la reparación de la techumbre de la iglesia de la Asunción gracias a la colaboración de todos los vecinos. "Hicimos rifas, cenas, vendimos marcapáginas con la imagen de la iglesia... Al final conseguimos los 36.000 euros que necesitábamos con la ayuda del Obispado, que nos dió 6.000 euros y nos hizo un préstamo a cinco años de otros 7.000", explica Francisca Ancho, secretaria de la Asociación de Amas de Casa y Consumidores Virgen de Vallipuerto de Biscarrués.


Las obras más urgentes ya han concluido y el templo no tiene riesgo de derrumbe, aunque quieren realizar una segunda fase de trabajos en los que se pueda terminar de reparar el resto del tejado. Además, hay que pagar el préstamo, por lo que están ya pensando en nuevas actividades. "Haremos colectas especiales, funciones de teatro, rifas... para poder abonarlo", asegura Ancho.


Necesitan unos 15.000 euros para acabar la reparación, además de los 7.000 que deben al Obispado. Sin embargo, no dudan en conseguirlos. "El pueblo responde enseguida. Antes ayudaba a hacer los arreglos, como cuando hicimos las obras en una ermita, y ahora hacen donativos, que llegan a los 200 y 300 euros", apunta Ancho.


Las dos localidades se encuentran dentro de la Diócesis de Huesca. Su vicario general, Nicolás López, asegura que "la colaboración de los fieles es siempre de agradecer", aunque no hay que olvidar las aportaciones de las instituciones. "La crisis es para todos y el esfuerzo de las instituciones es muy importante, mayor a sus posibilidades", apunta.


López explica que para el Obispado es vital el mantenimiento de las parroquias, que no solo son un lugar de culto, sino también los monumentos más característicos de muchas localidades, que "identifican al pueblo". Sin embargo, con 211 parroquias a su cargo, es muy difícil poder atender los problemas de todas.


Algunos proyectos han intentado salir de las fronteras de su localidad, aunque la mayor parte del dinero recaudado procede de los propios vecinos. En Jaca también se puso en marcha una experiencia de micromecenazgo o crowdfunding para restaurar la talla románica de la Virgen de Lastiesas Bajas. En solo un mes consiguieron los 2.500 euros necesarios. "Muchos eran de gente de la zona, con donativos en la urna del museo, pero a través de la cuenta corriente nos llegaron desde otras comunidades como Andalucía, Madrid... e incluso uno de París", explica Belén Luque, directora-gerente del Museo Diocesano de la ciudad.


Para ella, la clave para que los mecenas procedieran de lugares lejanos a Jaca fueron las redes sociales, gracias a las cuales se llegó a personas muy diferentes. "Hay donativos de gente que ni siquiera conoce el museo; para ellos es una forma de ayudar a la cultura", asegura Luque. Otro aspecto que les ayudó a tener éxito es que se trataba de una cantidad modesta, "para que no se dilatara en el tiempo". Califica la experiencia de "muy positiva", que no descartan repetir, aunque por ahora quieren dar un descanso a los mecenas. Por ahora, esperan a que Patrimonio dé el visto bueno a la restauración, que esperan que esté lista a finales del mes de junio. "La dejaremos un mes de acceso libre y luego pasará a la exposición permanente, donde habrá una cartela que indique que se restauró gracias a los mecenas", asegura Luque.


Todavía desde más lejos, desde Shanghai, llegó uno de los donativos para la construcción del órgano de Caspe. La Colegiata de Santa María tuvo uno de estos instrumentos desde el siglo XVII hasta su destrucción, durante la Guerra Civil, y sus vecinos decidieron hace dos años que era el momento de recuperarlo. Para terminar de financiar el órgano solo les faltan unos 8.400 euros de los más de 164.000 necesarios.


Una ayuda de la Diputación Provincial de Zaragoza de 50.000 euros les allanó el camino, pero para Caballú la clave han sido las aportaciones de la "gente normal". Entre sus 481 mecenas la mayoría son vecinos de la ciudad o caspolinos que ejercen como tales fuera de la localidad, aunque también hay amantes de la música que aportan su granito de arena.


Un éxito más relativo fue el del crowdfunding o micromecenazgo que se realizó para financiar las excavaciones de la necrópolis islámica de Tauste. El proyecto estaba pensado para trabajar en la zona dos meses, pero lo recaudado a través de este sistema, sin ayudas de las instituciones, solo fue suficiente para 25 días, según explica Jesús Alegre, miembro de la asociación El Patiaz, que organiza las catas.


De la hectárea disponible para investigar, se han realizado estudios de unos 300 metros. Sin embargo, este año prefieren dejar descansar a los mecenas y dejar "para más adelante" la continuación de los trabajos en el cementerio. "La gente respondió bien, pero cuesta entender que el proyecto reescribe la historia del pueblo", apunta Alegre. Una historia rescatada por los propios vecinos de la localidad.